Francia declara la guerra a la obesidad infantil y juvenil
Prohibidas las m¨¢quinas de venta de golosinas en los colegios
Francia ha seguido los pasos de EE UU y se ha lanzado a la lucha contra la obesidad infantil y juvenil. El Parlamento franc¨¦s aprob¨® ayer una bater¨ªa de medidas para frenar el sobrepeso en esta poblaci¨®n, entre ellas destaca una norma que proh¨ªbe m¨¢quinas distribuidoras de bebidas y golosinas en institutos y colegios. Uno de cada 10 franceses de 10 a?os de edad es obeso. La norma duplica tambi¨¦n las tasas que gravan los refrescos que se venden como mezcla de alcohol y cola o alcohol y zumo de frutas.
En la actualidad las m¨¢quinas expendedoras de bebidas y golosinas dependen para su instalaci¨®n de la autorizaci¨®n del director del centro. En toda Francia hay unas 8.000 en funcionamiento (en el 20% de los colegios y en el 50% de los institutos). "Somos el chivo expiatorio de la situaci¨®n, los senadores y diputados nos sacrifican para comprarse barata una buena conciencia", dijo el presidente de la asociaci¨®n de ventas y servicios automatizados.
Lo cierto es que la ley no considera la posibilidad de que esas m¨¢quinas distribuidoras pudiesen utilizarse para expender bebidas sin az¨²car ni alcohol o comestibles con poca grasa, menos az¨²car y a¨²n menos sal. "La verdad es que el aspecto f¨ªsico de los alumnos traduce hoy de manera dram¨¢tica el determinismo social" constataba el director de un instituto al admitir que "los mejores alumnos son los mejor alimentados, los que llevan una higiene razonable y los que en su casa tienen un mayor nivel cultural y econ¨®mico".
S¨®lo los diputados de la actual mayor¨ªa conservadora votaron a favor de la ley, que cosech¨® el voto contrario de socialistas, comunistas y centristas, disgustados por una enmienda de ¨²ltima hora que tiene en cuenta las demandas de los industriales de la alimentaci¨®n. La enmienda obliga a quienes fabrican golosinas y bebidas azucaradas a hacer constar en sus envoltorios y en todos sus mensajes publicitarios que el producto puede ser pernicioso para la salud del consumidor. El mensaje tendr¨¢ que ser aprobado, en cada caso, por las autoridades sanitarias. Si el industrial no quiere poner ese mensaje de advertencia de car¨¢cter casi disuasorio, entonces tendr¨¢ que abonar al Estado una tasa equivalente al 1,5% de sus gastos publicitarios.
En el proyecto de ley que gozaba del visto bueno de todos los partidos ese porcentaje era de un 5%. "El dinero obtenido por esa tasa, que debiera estar entre los 12 y 15 millones de euros", dijo el ministro de Sanidad, "se destinar¨¢ al Instituto Nacional de Prevenci¨®n y de Educaci¨®n para la Salud".
Desde que el precio de los cigarrillos ha aumentado en Francia del orden de un 80% en el plazo de dos a?os, las ventas han bajado m¨¢s de un 20% pero el consumo parece haber retrocedido s¨®lo entre un 5% y un 7%, optando pues los franceses por aprovisionarse de tabaco en los pa¨ªses vecinos.
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