En catamar¨¢n por el ca?¨®n del Sil
Desfiladeros, monasterios y bosques entre Castro de Caldelas y Ourense
La orilla meridional del r¨ªo Sil, desde Castro Caldelas hasta las proximidades de Ourense, configura lo que desde el siglo XII se conoce como Ribeira Sacra: un camino m¨ªstico en el que han quedado impresas las huellas de los antiguos monjes medievales. El r¨ªo, embalsado por dos represas, avanza resignadamente hasta su desembocadura en el Mi?o encajonado en una profunda depresi¨®n que en algunos puntos alcanza los 500 metros. En las laderas de la impresionante garganta se esconden entre la vegetaci¨®n varios monasterios -hasta 18 si se incluyen tambi¨¦n los de la ribera del Mi?o- que convirtieron esta franja estrecha de tierra en el desierto espiritual al que se fueron retirando, ya desde el siglo VI, centenares de monjes para aislarse del mundo.
Un lugar estrat¨¦gico donde iniciar el recorrido del ca?¨®n del Sil desde la vertiente de Ourense es Castro Caldelas. El s¨®lido castillo del siglo XV de la casa de Lemos, hoy de la de Alba, copa la atenci¨®n del visitante relegando injustamente a un segundo plano un trazado urbano de calles estrechas con casas de sillares de granito rematadas por las t¨ªpicas galer¨ªas gallegas. Desde la torre del homenaje o la espada?a de la iglesia del cementerio se divisa un hermoso paisaje de bosques, prados y colinas suaves que acent¨²a a¨²n m¨¢s la soledad de las ruinas del monasterio de San Paio, tras cuyos restos se adivinan los promontorios que encauzan el lecho del Sil. A unos 10 kil¨®metros del pueblo, en Abeleda, se encuentra el puerto fluvial desde el que salen las excursiones para recorrer la Ribeira Sacra en catamar¨¢n. Un viaje pl¨¢cido de aproximadamente una hora y media de duraci¨®n -si no se recorre en domingo o festivo o se forma parte de un grupo inferior a 15 personas, es aconsejable acudir al embarcadero de San Estevo- que permite, desde la tranquilidad de las aguas embalsadas, disfrutar de un paisaje vertical, que alterna la roca viva con una vegetaci¨®n densa, al que ocasionalmente se asoman las viejas piedras de los monasterios. Tambi¨¦n existen ofertas que combinan un recorrido fluvial y otro terrestre.
La carretera a A Teixeira, en direcci¨®n al r¨ªo, se abre paso entre frondosos bosques de casta?os, nogales y robles hasta alcanzar la cima de la ladera meridional del ca?¨®n. Desde all¨ª, la vista es espectacular, y el silencio, sobrecogedor; condensado, agarrado a las paredes de la garganta como las frecuentes nubes de lluvia que suelen descargar sobre el r¨ªo. El paisaje est¨¢ impregnado de un halo de tranquilidad y misterio; un velo que difumina los contornos abruptos de las paredes de roca que obligan al r¨ªo a retorcerse y que absorbe por completo la atenci¨®n del viajero. As¨ª, la cercana desembocadura del r¨ªo Mao pasa pr¨¢cticamente inadvertida, pese a que las aguas de este afluente, cuyo ca?¨®n abre una profunda brecha en la ladera, se precipitan hacia el Sil dejando en su descenso un reguero de peque?as cascadas.
No resulta sorprendente, pues, que a pocos kil¨®metros de all¨ª, cerca de Parada do Sil, un grupo de monjes eligiera este paraje para erigir el monasterio de Santa Cristina. Un espeso bosque de casta?os a¨ªsla el lugar, al que se puede acceder descendiendo por un camino medieval pavimentado con grandes losas de piedra. Rescatado recientemente de la vegetaci¨®n, el monasterio conserva la belleza de lo simple, un rom¨¢nico casi sin contaminar por otros estilos arquitect¨®nicos, y la magia que envuelve a la mayor parte de las ruinas. Su r¨¢pida decadencia en el siglo XV le permiti¨®, entre otras cosas, mantener sin a?adidos una torre-campanario y uno de los mejores rosetones rom¨¢nicos que se conservan en Galicia, cuya cruz se dibuja a los pies del altar al caer la tarde los d¨ªas de sol. Tambi¨¦n desde Parada do Sil sale la carretera que conduce al monasterio de San Estevo de Ribas del Sil. Este gigantesco cenobio del siglo XII, que aparece encaramado en un farall¨®n sobre el r¨ªo, fue el m¨¢s influyente y m¨¢s grande -tiene tres claustros- de toda la Ribeira Sacra y, seg¨²n la tradici¨®n, nueve obispos se recogieron en ¨¦l tras abandonar sus respectivas c¨¢tedras. Como parador, seguir¨¢ dando cobijo y comida a los modernos peregrinos.
Tejados de pizarra
Una serie de peque?os pueblos, como Calvos, Bouzas o Val, hacen que esa soledad e intimidad que buscaban los antiguos eremitas sea m¨¢s una sensaci¨®n que una realidad. Las casas de piedra con sus tejados de pizarra, los pajares de madera o los h¨®rreos, en dif¨ªcil equilibrio sobre las laderas del ca?¨®n del Sil, por las que escalan con habilidad las vi?as, humanizan la Ribeira Sacra y permiten apreciar los contrastes que todav¨ªa ofrece esta Galicia interior. Con escasos metros de diferencia se puede ver a una campesina que, con un paraguas bajo el brazo y calzada con botas de goma, lleva a pacer a su vaca, y al pastor que desde un coche aparcado en la cuneta vigila, perro incluido, a su reba?o de ovejas. Un entorno que, conforme la carretera se acerca a Ourense, se va haciendo m¨¢s urbano, con construcciones m¨¢s modernas. Una paradoja adicional, ya que en esa zona, en el concejo de Esgos, se encuentra el monasterio rupestre de San Pedro de Rocas, el m¨¢s a?ejo testimonio de vida monacal en Galicia y uno de los m¨¢s antiguos de Europa. Excavado en la roca viva, fue construido en el a?o 573 y entre sus muchos atractivos figuran una serie de sarc¨®fagos antropom¨®rficos, en parte cubiertos de musgo, tanto en el suelo de la iglesia como en el exterior. Quedan restos de pinturas murales del siglo XII -¨²nico ejemplo de este tipo de decoraci¨®n de la ¨¦poca que queda en Galicia-, aunque en muy mal estado de conservaci¨®n.
Los l¨ªmites de la Ribeira Sacra se extienden tambi¨¦n al ca?¨®n del Mi?o, en cuyo entorno se acumulan igualmente una gran cantidad de monasterios e iglesias rom¨¢nicas como San Pedro de Bembibre, Taboada dos Freires, San Vitorio, Termes, Santo Tom¨¦ de Serantes, Santa Mar¨ªa de Ferreira de Pant¨®n, San Xo¨¢n de Cova, San Estevo de Ribas de Mi?o... Vestigios de una ¨¦poca en la que los monjes ejercieron, tras las bambalinas de una naturaleza privilegiada, un poder econ¨®mico, cultural y religioso casi omn¨ªmodo en toda esta zona geogr¨¢fica.
GU?A PR?CTICA
Dormir
- Caser¨ªo de Fontes (988 20 12 41). En Nogueira de Ramu¨ªn. Apartamento para cuatro personas, 96 euros. La habitaci¨®n doble, 48 euros.
- O Lugar do Souto (988 20 75 45
). En Castro Caldela. La doble, 45 euros.
Comer
- Olegario (988 20 10 25). En Luintra, cerca del monasterio de San Esteban. Unos 12 euros.
Excursiones
- Catamar¨¢n Pardo (988 21 51 00; www.riosil.com). Viaje de 85 minutos desde San Estevo a Abeleda. Festivos: 12 euros (adultos) y 9,20 (ni?os). Laborables: 10 y 7,80 euros. Con autob¨²s, por cuatro euros m¨¢s.
- Viajes Hemisferios (982 25 45 45;
www.hemisferios.es). Desde el embarcadero de Doabe, con precios similares.
Informaci¨®n
- Oficinas de turismo de la mancomunidad Ribeira Sacra (988 29 21 04), de Poboa de Trives (988 33 00 10) y Parada do Sil (988 20 80 10).
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