Zapatero pone en marcha la 'Espa?a plural'
Maragall abre la espita del federalismo al completarse la ronda del presidente con los l¨ªderes auton¨®micos
El nuevo proceso auton¨®mico espa?ol inicia su andadura entre sonrisas corteses y recelos no disimulados, tras la estela federalista que ha empezado a marcar el catalanismo del Gobierno tripartito de la Generalitat. En su prop¨®sito de restablecer las relaciones entre el Gobierno central y el conjunto de las comunidades aut¨®nomas, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se ha aplicado con esmero a la diplomacia de los gestos, de forma que los presidentes auton¨®micos han encontrado siempre la ense?a de su comunidad en la puerta de La Moncloa, en la sala de reuniones y en el sal¨®n de prensa. Para acentuar el mensaje impl¨ªcito de "vosotros tambi¨¦n sois el Estado", Rodr¨ªguez Zapatero ha mostrado a sus invitados las dependencias del palacio presidencial y ha prodigado los detalles de proximidad, en un alarde de receptividad y buenos modales.
Todos los presidentes se han mostrado a favor de convertir el Senado en C¨¢mara territorial
La "ronda de las sonrisas auton¨®micas", como podr¨ªa llam¨¢rsele a esta serie de encuentros, le ha permitido a Zapatero recabar de las comunidades aut¨®nomas el compromiso de que participar¨¢n en el proyecto de "la Espa?a plural", el nuevo impulso auton¨®mico que contempla la eventual reforma de los estatutos y la modificaci¨®n de determinados puntos de la Constituci¨®n. Todos los presidentes auton¨®micos se han mostrado de acuerdo en la transformaci¨®n del Senado en una verdadera C¨¢mara de las autonom¨ªas, as¨ª como en las modificaciones constitucionales previstas. Y todos, a excepci¨®n, quiz¨¢, de Juan Jos¨¦ Ibarretxe -al lehendakari le han entrado las dudas al llegar a casa-, han comprometido su asistencia a la Conferencia de Presidentes Auton¨®micos, prevista para noviembre.
De entrada, el presidente del Gobierno central les ha ofrecido la posibilidad de participar en las cumbres internacionales que Espa?a celebre con sus pa¨ªses fronterizos y de disponer de uno de los dos delegados que el Ministerio de Administraciones P¨²blicas tiene en la Representaci¨®n Permanente ante la Uni¨®n Europea para que puedan defender por s¨ª mismos aquellos asuntos sectoriales que les afecten de manera m¨¢s directa. Y les ha mostrado su intenci¨®n de buscar la f¨®rmula adecuada para que las comunidades aut¨®nomas espa?olas cuenten con alg¨²n tipo de representaci¨®n en el Consejo de Ministros europeo.
Ni que decir tiene que los l¨ªderes auton¨®micos se han mostrado encantados con estas ideas, aunque la buena disposici¨®n y el mejor talante no disuelven por s¨ª mismos las tensiones territoriales y pol¨ªticas, ni eliminan los grandes recelos que el proyecto de "la Espa?a plural" suscita, preferentemente, pero no s¨®lo, en las comunidades dirigidas por el Partido Popular. El jefe del Gobierno central ha tenido que tomarle la temperatura a la acusada irritaci¨®n de los presidentes de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, y de Murcia, Ram¨®n Luis Valc¨¢rcel, ambos del PP, por la anulaci¨®n del trasvase del Ebro previsto en el Plan Hidrol¨®gico Nacional aprobado por el anterior Ejecutivo; ha templado gaitas con el presidente de Baleares, Jaume Matas (PP), que no se conforma con los 2.500 millones de euros comprometido por el Gobierno precedente y reclama otros 2.225 millones m¨¢s para educaci¨®n y sanidad. Ha comprobado con asombro que la reivindicaci¨®n m¨¢s importante del presidente de una de las autonom¨ªas uniprovinciales es, en realidad, el control del centro regional de TVE.
Con algunas excepciones, las m¨¢s notables las de Pasqual Maragall (Catalu?a) y la de Juan Jos¨¦ Ibarretxe (Euskadi), Zapatero ha escuchado tambi¨¦n desde otros puntos cardinales de la geograf¨ªa espa?ola voces alarmadas por la falta de concreci¨®n del modelo federalista abierto -no hay m¨¢s techo que los que establezcan los parlamentos aut¨®nomos y las Cortes-, junto a advertencias, como la de Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra (Extremadura) sobre la necesidad de garantizar la igualdad efectiva de derechos de todos los ciudadanos espa?oles. Valencia, Andaluc¨ªa, Canarias, Catalu?a y Euskadi son las comunidades que se han mostrado dispuestas a reformar sus estatutos. En realidad, la mayor¨ªa de las comunidades presididas por el Partido Popular no sienten la necesidad de la reforma, pero tampoco est¨¢n dispuestas a quedarse al margen del proceso.
El PP no quiere ser tachado de partido antiautonomista y poner en riesgo el gran poder territorial del que ahora dispone. Tambi¨¦n sus presidentes regionales reclaman el "caf¨¦ para todos" como forma de curarse en salud ante un proceso que, a su juicio, acentuar¨¢ las diferencias entre las autonom¨ªas de "primera" y las de "segunda". Algunas ya han anunciado que, llegado el caso y el momento, exigir¨¢n para su comunidad el mismo nivel de competencias que el que obtenga la comunidad que m¨¢s haya avanzado en su autogobierno. Si lo hacen, algunas de ellas pueden descubrir que, frente a lo que predica el nacionalismo vasco, la ecuaci¨®n "a m¨¢s autogobierno, mayor bienestar", no siempre resulta verdadera.
Por lo dem¨¢s, el grado de ebullici¨®n territorial actualmente latente se ilustra con el dato de que el pasado a?o se duplicaron los conflictos de competencia frente a la Administraci¨®n central presentados en el Tribunal Constitucional.
La reapertura del "mel¨®n territorial", dirigido a establecer un marco auton¨®mico m¨¢s c¨®modo que permita vertebrar mejor a Espa?a y envolver en lo posible a los movimientos secesionistas, conlleva el riesgo de destapar los agravios comparativos y desatar din¨¢micas poco controlables. Aunque Zapatero ha contado en este terreno con la prudencia pol¨ªtica del l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, que no ha obstaculizado la ronda auton¨®mica, el presidente del Gobierno central necesitar¨¢ de toda su habilidad, y algo m¨¢s quiz¨¢s, para conseguir que la nueva arquitectura auton¨®mica de geometr¨ªa variable que se dibuja en el horizonte no se le vaya de las manos ni haga chirriar la estructura del edificio com¨²n.
Zapatero, que debe mucho a Maragall y al granero de votos y diputados de los socialistas catalanes, puede verse desarbolado por los poderosos vientos catalanistas de un PSC -partido independiente estatutariamente del PSOE-, que quiere asentarse a toda costa en la centralidad pol¨ªtica catalana, un espacio de magma nacionalista del que ha desplazado a Converg¨¨ncia. Porque no puede decirse que la descarnada franqueza de Pasqual Maragall, su valent¨ªa pol¨ªtica al pretender que todas las cartas se pongan sobre la mesa, contribuyan siempre a arropar a Zapatero. Como tampoco puede decirse que todas y cada una de las declaraciones p¨²blicas del l¨ªder catal¨¢n, el otro gran protagonista de este proceso y la punta de lanza del federalismo, deban contabilizarse como inequ¨ªvocas contribuciones a la causa.
Tras obtener el traslado de Madrid a Barcelona de la sede de la Comisi¨®n del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) y el compromiso de que las comunidades aut¨®nomas estar¨¢n presentes tanto en los consejos de administraci¨®n de las empresas estatales de transportes Renfe y AENA, como en la gesti¨®n de los aeropuertos, Maragall aludi¨® a la conveniencia de aprovechar la reforma constitucional prevista para introducir un reconocimiento expl¨ªcito de la singularidad de las autonom¨ªas consideradas hist¨®ricas: Catalu?a, Euskadi, Navarra y Galicia. Toda una declaraci¨®n de federalismo asim¨¦trico -expresi¨®n nada ortodoxa, puesto que vincula t¨¦rminos contradictorios entre s¨ª- y una invitaci¨®n a que otras comunidades echen tambi¨¦n mano de la historia, y de la interesada interpretaci¨®n de la historia, para asentar sus reivindicaciones presentes. ?C¨®mo decirles a Arag¨®n, Asturias, la Comunidad Valenciana y a tantas otras comunidades que carecen del suficiente poso hist¨®rico?
En contraste con el estancamiento de las aguas pol¨ªticas vascas, Pasqual Maragall est¨¢ consiguiendo que la Espa?a auton¨®mica entre en un grado de efervescencia. Devoto, quiz¨¢s, de la m¨¢xima seg¨²n la cual los cambios que no se hacen en los primeros seis meses de Gobierno quedan paralizados por la dictadura del status quo, Maragall ha abierto muchas puertas a la vez y ha tenido que cerrar precipitadamente algunas de ellas, una vez vistos los interiores y o¨ªdo el estr¨¦pito que han suscitado sus movimientos. Sin abandonar el criterio de "pagar por renta y cobrar por poblaci¨®n" y a la b¨²squeda de una nueva f¨®rmula de financiaci¨®n auton¨®mica, un asunto clave en su modelo, el l¨ªder del PSC se ha interesado en los Conciertos Econ¨®micos y ha descubierto que este r¨¦gimen especial, m¨¢s propio de un modelo confederal, es un privilegio que, en su opini¨®n, les ahorra a los vascos y navarros la efectiva solidaridad financiera con el resto de Espa?a. Las cuentas no salen, porque si todo el mundo se apunta al Concierto vasco, el Estado espa?ol entrar¨ªa en bancarrota.
Con raz¨®n o sin ella, el cuestionamiento del Concierto Econ¨®mico vasco, expresamente reconocido en la Disposici¨®n Adicional Primera de la Constituci¨®n, no deja de ser un asunto explosivo que ilustra sobre los riesgos y complejidades que entra?a la apertura incontrolada de los "melones auton¨®micos constitucionales". Al presidente de la Comunidad Navarra, Miguel Sanz (UPN), le ha faltado tiempo para indicar que cree haber entendido que el presidente del Gobierno central apoyar¨ªa la eliminaci¨®n de la Disposici¨®n Transitoria Cuarta de la Constituci¨®n que posibilita la uni¨®n de Navarra con la Comunidad Aut¨®noma Vasca. Y en este terreno, Miguel Sanz cuenta con el respaldo de la oposici¨®n socialista, que encabeza el nuevo secretario general del PSN, Carlos Chivite.
Aunque Rodr¨ªguez Zapatero ha anunciado que la reforma constitucional quedar¨¢ acotada al Senado y a las leves modificaciones que permitir¨¢n inscribir en la Carta Magna el listado de comunidades aut¨®nomas, una menci¨®n a la Constituci¨®n europea y eliminar la discriminaci¨®n de la mujer en el acceso al trono, Pasqual Maragall habla de una Constituci¨®n abierta. "No dir¨¦ abierta por los cuatro costados, pero abierta", ha advertido.
Aceptado, como dice Maragall, que ¨¦l es raro, que Catalu?a es rara, que el PSC es raro, que Espa?a es rara y que el PSOE es el reflejo de Espa?a, y establecido que ¨¦ste es un tiempo nuevo, abierto, propicio para so?ar con la cuadratura del c¨ªrculo y con todos los espa?oles perfectamente acomodados en una Espa?a vertebrada, la tarea que ocupar¨¢ a Zapatero en la presenta legislatura se presenta inmensa y compleja. Si el proyecto de "la Espa?a plural" encalla, no ser¨¢, desde luego, por falta de di¨¢logo o de audacia.
Euskadi, en el espejo catal¨¢n
Aunque "la visi¨®n catalana del mundo" evocada por Maragall es un enigma s¨®lo al alcance de los iniciados, parece claro que s¨ª existe una visi¨®n catalana de Euskadi o, al menos, el prop¨®sito de que la reforma catalana act¨²e de referencia imantada en el nacionalismo vasco. Puede serlo si el plan Ibarretxe entra en barrena, falto de un mayor respaldo electoral, si se encuentra descolgado del nuevo proceso, estigmatizado por ilegal y excluyente.
En su huida hacia delante, el PNV ha ido demasiado lejos como para renunciar de buenas a primeras a un plan que le permite aglutinar en torno a s¨ª a la gran mayor¨ªa electoral del nacionalismo. Puede pensarse que s¨®lo abandonar¨¢ su proyecto soberanista si pierde el poder que ostenta desde hace cinco lustros o si, por la misma raz¨®n, interioriza que esa v¨ªa le condena a perderlo.
El relevo en la presidencia del Gobierno espa?ol no ha tenido su correlato en la presidencia del Ejecutivo vasco, aunque Xabier Arzalluz haya sido sustituido al frente del PNV por un hombre de talante m¨¢s abierto, como es Josu Jon Imaz. Todos los movimientos de ese partido est¨¢n, adem¨¢s, sujetos al calendario en el que el desarrollo parlamentario del proyecto soberanista va a coincidir, probablemente, con el de las elecciones auton¨®micas, previstas para la primavera de 2005. Lo previsible es que el debate parlamentario se active en octubre y que la C¨¢mara vasca vote el plan soberanista en febrero o marzo.
El PNV ya ha dicho que no le har¨¢ ascos a los votos de los parlamentarios de Batasuna que, pese a su ilegalizaci¨®n, retiene sus esca?os en la C¨¢mara vasca. Ibarretxe pondr¨¢ a prueba su proyecto en esas elecciones. Tanto si es apoyado por el Parlamento auton¨®mico como si no, su plan pasar¨¢ a ser el programa electoral del PNV con el prop¨®sito de convertir las elecciones en un referendo impl¨ªcito, sin excluir una eventual consulta. El lehendakari no se ve todav¨ªa como un S¨ªsifo condenado a cargar de por vida con la pesada roca de su proyecto.
Durante el encuentro de dos horas y media que Ibarretxe mantuvo con el presidente del Gobierno en La Moncloa, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ni siquiera se tom¨® el trabajo de intentar convencerle sobre este punto. Ambos se mostraron satisfechos. El l¨ªder socialista valor¨® mucho el reconocimiento expreso del lehendakari de que su plan adolece del suficiente consenso y su disposici¨®n a participar en el proceso. El presidente del Gobierno vasco dej¨® sentado, eso s¨ª, que la soluci¨®n pasar¨¢ por aceptar las decisiones de los vascos, una manera de proclamar la autodeterminaci¨®n unilateral de Euskadi y de escamotear la soberan¨ªa del conjunto de los espa?oles.
"Aprovechad la oportunidad para encontrar un arreglo, porque despu¨¦s de m¨ª vendr¨¢ el PP, ya lo sab¨¦is", advirti¨® Zapatero. El problema es que lo que el presidente demanda es justamente lo que el nacionalismo vasco no quiere dar, al menos en estos momentos: la lealtad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Vicepresidencia auton¨®mica
- Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero
- VII Legislatura Catalu?a
- Presidencia parlamento auton¨®mico
- Juan Jos¨¦ Ibarretxe
- Relaciones Gobierno central
- VII Legislatura Pa¨ªs Vasco
- Pasqual Maragall
- Presidencia auton¨®mica
- Presidencia Gobierno
- Generalitat Catalu?a
- Parlamentos auton¨®micos
- Gobierno Vasco
- Pa¨ªs Vasco
- Catalu?a
- Gobierno auton¨®mico
- Comunidades aut¨®nomas
- Parlamento
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Gobierno
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Administraci¨®n Estado
- Eventos
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica