Un gesto obligado
Al expresar conmovido la "verg¨¹enza alemana", el canciller Gerhard Schr?der ha dicho en Varsovia lo que los polacos esperaban escuchar en el 60? aniversario de una gesta europea, el levantamiento de Varsovia contra la ocupaci¨®n nazi. En 1944, unos miles de hombres mal armados, apoyados por la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n de la capital, creyeron que, tras el desembarco de Normand¨ªa y el atentado frustrado contra Hitler, hab¨ªa llegado la posibilidad de levantarse contra los ocupantes, y asegurarse la independencia y soberan¨ªa de Polonia. No fue as¨ª porque las dos ideolog¨ªas totalitarias europeas -nazismo y comunismo, que se hab¨ªan repartido Polonia en 1939 y cooperaron estrechamente hasta 1941- volvieron a hacer causa com¨²n. Durante casi seis semanas, Stalin paraliz¨® su ofensiva en los aleda?os de Varsovia para dar tiempo a aplastar la insurrecci¨®n nacional polaca. Murieron entre 150.000 y 200.000 personas en una lucha feroz contra los tanques alemanes. La ciudad, devastada, fue posteriormente dinamitada por las tropas nazis.
Por esta culpa hist¨®rica de dimensiones colosales Schr?der ha pedido perd¨®n en Varsovia -"escenario del orgullo polaco y de la verg¨¹enza alemana"-, como lo hiciera Willy Brandt muchos a?os antes ante el monumento al levantamiento del gueto jud¨ªo en 1943. Ha sido la primera vez que un canciller alem¨¢n participa en la conmemoraci¨®n de la insurrecci¨®n de Varsovia y ha tenido toda la solemnidad de una reconciliaci¨®n consolidada. Lo prueba el hecho de que el aniversario haya servido al jefe del Gobierno germano para oponerse firmemente a las reivindicaciones de una asociaci¨®n de su pa¨ªs que reclama indemnizaciones para los alemanes que fueron expulsados de Polonia (entonces Prusia oriental) al final de la Segunda Guerra Mundial. La historia, dijo Schr?der, "no debe ser reescrita o malinterpretada", al rechazar las singulares pretensiones de quienes desataron la guerra y ahora exigen compensaciones por sus consecuencias.
Polonia, que hasta 1989 no se libr¨® del comunismo, no siempre ha podido conmemorar el levantamiento. Sesenta a?os despu¨¦s, la insurrecci¨®n de Varsovia sigue siendo una lecci¨®n de dignidad sin la cual no puede entenderse que hoy Polonia sea una naci¨®n libre y miembro reciente de la Uni¨®n Europea. Y que los dos totalitarismos contra los que se levantaron los polacos con ins¨®lito valor sean ya s¨®lo cenizas.
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