Emprendedores sociales para el siglo XXI
El F¨°rum Barcelona 2004 celebr¨® hace unas semanas un interesant¨ªsimo di¨¢logo titulado El papel de la empresa en el siglo XXI, que sirvi¨®, entre otras cosas, para convencer a los participantes de que el paradigma de la empresa est¨¢ cambiando r¨¢pidamente. Bueno, siempre ha cambiado, porque la empresa es una realidad viva, que se acomoda con gran rapidez a los nuevos retos. Quiz¨¢ lo que ha cambiado ha sido, sobre todo, nuestra manera de ver la empresa: qu¨¦ es, para qu¨¦ sirve, a qui¨¦nes sirve, cu¨¢les son sus objetivos, c¨®mo se organiza, etc¨¦tera.
Uno de los cambios m¨¢s patentes es el que tiene lugar en el terreno en que se encuentran las empresas y las organizaciones sociales. Bueno, tampoco es tan novedoso: las empresas siempre han hecho mecenazgo y filantrop¨ªa, y han ejercido su responsabilidad social, y las organizaciones sociales han mirado siempre a las empresas para aprender de ellas los buenos criterios de gesti¨®n. Pero en los ¨²ltimos a?os se ha dado un importante paso adelante, con la institucionalizaci¨®n de los "emprendedores sociales".
Hay mucha gente que tiene ideas novedosas: nuevos productos, nuevos procesos, nuevos mercados... Las dificultades para poner en pr¨¢ctica esas ideas son muchas, pero sobre todo se centran en dos ejes: encontrar financiaci¨®n (nadie quiere arriesgar su dinero en un negocio que, por ser radicalmente nuevo, tiene muchas probabilidades de acabar en quiebra) y encontrar ayuda (consejo, experiencia, modelos... para organizar la empresa, para estudiar los nuevos mercados, para montar el equipo humano...).
Como estos problemas se han venido presentando desde antiguo en el mundo de los negocios, han ido apareciendo soluciones: business angels, capital riesgo, capital semilla, incubadoras de empresas, consejeros de emprendedores... Pero los problemas se presentan tambi¨¦n en el ¨¢mbito social, y ah¨ª las soluciones han brillado por su ausencia... hasta hace unos pocos a?os, cuando el florecimiento de los "emprendedores sociales" ha permitido generar ayuda y medios financieros para los que tienen ideas nuevas, no en el mundo de los negocios, sino en el de las actividades sociales. Y como en el caso de los emprendedores con fines de lucro, el objetivo es impulsar la iniciativa hasta que se consolide y se convierta en autosuficiente.
Tom¨¢sz Sadowski es un psic¨®logo polaco que, preocupado por el deterioro del sector agrario en su pa¨ªs, se lanz¨® a un programa de rehabilitaci¨®n de antiguas granjas colectivas abandonadas, para que fuesen el hogar y el puesto de trabajo de muchas familias a trav¨¦s de cooperativas rentables y autosuficientes. Rodrigo Baggio, en Brasil, cre¨® el Comit¨¦ para la Democratizaci¨®n de la Inform¨¢tica, para cerrar la brecha digital a m¨¢s de 220.000 j¨®venes en 10 pa¨ªses, involucrando en su proyecto a las grandes multinacionales del sector. Sunil Abraham se ha dedicado a proporcionar ayuda inform¨¢tica a asociaciones de voluntarios en la India, facilitando su trabajo en red y su autosuficiencia econ¨®mica. Son tres ejemplos de emprendedores sociales muy conocidos entre los expertos.
Detr¨¢s de esos expertos hay entidades como Ashoka, una organizaci¨®n sin fines de lucro con sede en Estados Unidos que trata de revolucionar el mundo de los emprendedores sociales. Lo que Ashoka ofrece es, primero, un sueldo b¨¢sico durante tres a?os, para que los promotores puedan dedicarse plenamente a su idea sin estrecheces econ¨®micas y sin dispersarse en otras actividades. Luego, la ayuda de una red de emprendedores que facilitan oportunidades para mejorar las ideas y asegurar la sostenibilidad y duraci¨®n de los proyectos.
Ashoka es, sobre todo, una organizaci¨®n que crea, gestiona y ampl¨ªa el conocimiento en el sector social, potenciando los contactos, las alianzas y los aprendizajes mutuos entre sus miembros. Ashoka conf¨ªa en la competencia entre los distintos emprendedores sociales para promover en ese sector mejoras de productividad no menores que las que se aprecian en el sector con fines de lucro. Se financia mediante donaciones privadas, nunca con fondos p¨²blicos, y los donantes saben que su dinero encontrar¨¢ un uso excelente en los proyectos que Ashoka promueve.
Para ser seleccionado, un emprendedor social debe tener una idea innovadora; debe ser creativo, tanto en su misi¨®n como en la definici¨®n de los objetivos y en la resoluci¨®n de los problemas; debe estar comprometido con la idea y dispuesto a llevarla a cabo; el proyecto que quiere lanzar debe tener impacto social, al menos en potencia: debe significar un cambio importante en alg¨²n aspecto de la sociedad, y finalmente, el candidato debe ser ¨ªntegro e inspirar confianza, porque s¨®lo conseguir¨¢ generar un cambio social duradero si su base ¨¦tica es s¨®lida.
Los emprendedores sociales recogen lo mejor del mundo de la empresa y lo trasladan al ¨¢mbito social. Una buena idea, ?no?
Antonio Argando?a es profesor de Econom¨ªa del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE).
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