Una sesi¨®n de kung-f¨²tbol

El cine chino contempor¨¢neo es un gran desconocido para nosotros. Apenas se estrena alguna pel¨ªcula de vez en cuando y siempre en versi¨®n original subtitulada: la lenta existencia de una anguila, los azares de unos ba?os p¨²blicos, las peripecias de un ni?o tibetano... Nada sabemos de su cine comercial, del que es capaz de llenar grandes salas. Sin embargo, hace un par de a?os, una de sus pel¨ªculas de m¨¢s ¨¦xito se estren¨® en ciudades como Nueva York o Par¨ªs. El film se llama Shaolin soccer en la versi¨®n inglesa -es decir F¨²tbol shaolin- y contaba una historia divertida y estrafalaria. Un ex monje shaolin, como los que hace unos meses presentaron un espect¨¢culo de piruetas en Barcelona, harto de que nadie considere ya las virtudes espirituales del kung-fu, se encuentra con un ex futbolista y monta un equipo cuyas cualidades f¨ªsicas y t¨¢cticas se inspiran en las artes marciales, revindicadas a trav¨¦s de sus triunfos.

La pel¨ªcula, dirigida e interpretada por Stephen Chow, se puede encontrar en DVD en los bazares de Shanghai y es una charlotada divertida en la que lo m¨¢s sobresaliente son las escenas de f¨²tbol, la forma en que fueron filmadas. Los jugadores aprenden a regatear o a chutar siguiendo los par¨¢metros del kung-fu. Son aprendices de Bruce Lee que saltan con movimientos felinos, se detienen en el aire y rematan de chilena sin saber lo que hacen. Un contraataque tiene reminiscencias de la violencia de John Woo y el momento decisivo en que un jugador remata a puerta es filmado con la t¨¦cnica de los creadores de Matrix, con iron¨ªa incluida. Gracias al ¨¦xito que consigui¨® en su momento, es muy probable que sea la mejor aproximaci¨®n que millones de chinos han tenido al f¨²tbol en los ¨²ltimos a?os, desde el boom de la Copa del Mundo de Jap¨®n y Corea del Sur.

La informaci¨®n es pertinente. Viendo el partido -por llamarle algo- que anoche disputaron el Barcelona y el International Shangai United, se descubre que la evangelizaci¨®n azulgrana, y futbol¨ªstica en general, todav¨ªa est¨¢ muy verde en China y que quiz¨¢s actualmente sigue siendo m¨¢s poderosa la influencia de una pel¨ªcula graciosa que el f¨²tbol real.

El Bar?a domin¨® el encuentro de un extremo al otro y, como ya era habitual en su gira asi¨¢tica, resolvi¨® por medio de sus goleadores. En el minuto 3, Luis Garc¨ªa remat¨® de cabeza una falta centrada por Sylvinho y fue gol. Media hora m¨¢s tarde, Larsson aprovech¨® un centro del propio Luis Garc¨ªa y marc¨®. A esas alturas, la selecci¨®n de Shanghai ya hab¨ªa comprendido que las pasar¨ªa canutas y opt¨® por popularizar el kung-f¨²tbol. Poco a poco, las entradas y las faltas se fueron haciendo m¨¢s duras y el juego qued¨® desconectado.

En la segunda parte, Frank Rijkaard cambi¨® jugadores con la intenci¨®n de evitar bajas innecesarias y da?os colaterales. Se fue Ronaldinho. Reapareci¨® Motta, despu¨¦s de su lesi¨®n en Peralada, y Edmilson pas¨® al centro de la defensa. En el minuto 49, Luis Garc¨ªa sac¨® un disparo desde fuera del ¨¢rea y bati¨® por bajo al portero chino. El gol debi¨® de sentar como una patada al equipo de Shangai porque a partir de entonces el partido se desintegr¨®.