Un bill¨®n para el mejor
Por la ma?ana, inmediatamente despu¨¦s de cantar el gallo, canta Jes¨²s Caldera.
-?Cu¨¢nto es un bill¨®n entre ocho? -pregunta a gritos, entre risas. Siempre la misma respuesta, profundamente burlona, aunque profundamente cari?osa, del primero que pasa bajo su ventana:
-?Much¨ªsimo, Jes¨²s!
-?Pues que se prepare t¨ªo Pedro, porque lo va a pagar de pe a pa!
Pedro Solbes, t¨ªo Pedro seg¨²n le llaman todos, le pone todos los d¨ªas deberes a Caldera, que quiere gastarse un bill¨®n de pesetas.
-Un bill¨®n de pesetas es mucho, Jes¨²s -dice Solbes, con paciencia.
-Pues d¨¢melo en euros, que abulta menos -siempre la misma broma.
-Tambi¨¦n es muuuucho.
-?Nunca me das nada! Me tienes man¨ªa.
-Que no. Mira, te pongo un ejercicio: Jesusito tiene ocho a?os para gobernar y quiere gastarse un bill¨®n de pesetas en pol¨ªticas sociales. ?Cu¨¢nto tiene que ahorrarse t¨ªo Pedro cada a?o?
-?Yupi! Vamos a gobernar ocho a?os.
-Cuando lo tengas, me avisas.
T¨ªo Pedro tiene una gran paciencia, y los dem¨¢s la tienen tambi¨¦n con ¨¦l. Con sus bermudas blancas y sus camisas de flores, parecer¨ªa que impresiona menos, pero no es as¨ª.
Impresiona siempre, porque impresiona su tranquilidad. Hace unos meses, cuando tomamos posesi¨®n y empezamos a resolver el mundo, cac¨¦ una conversaci¨®n entre Pedro Solbes y Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, en la antesala del Consejo de Ministros.
-?No crees que deber¨ªamos coordinar un poco a estos chicos, Pedro?
-D¨¦jales, mujer. ?Son j¨®venes! Que disfruten.
-Es que me da apuro que cada d¨ªa proponga un ministro una medida distinta.
-?Y a cu¨¢l m¨¢s costosa, adem¨¢s!
-Por eso te digo.
-Nada. En oto?o llegar¨¢n los presupuestos y...
-Ay, Pedro, me siento como si tuviera que decirles que los Reyes Magos son los padres.
-?Huy, si fueran los padres...! Ya ver¨¢s cuando se den cuenta de que son los ministros de Econom¨ªa.
Alguien dijo que mi gobierno es como una selecci¨®n de f¨²tbol sub 21 a la que se han incorporado algunos veteranos. Confiemos profundamente en que t¨ªo Pedro no sea nuestro I?aki S¨¢ez. A Jes¨²s le tiene un profundo cari?o, pero tambi¨¦n a veces se cansa profundamente, y es cuando a Solbes le sale su vena literaria y cita a Borges:
-A este t¨ªo no hay quien le aguante -dice.
-Deja de escribir, presidente -Trini irrumpe en mi despacho, agitada pero chic-. Jes¨²s ha desaparecido.
-?Qu¨¦ me dices?
-Que te fagorices, ja ja -no puede evitar Trini su esp¨ªritu optimista ni en los momentos m¨¢s duros, aunque enseguida recupera la seriedad de la situaci¨®n-. En serio, Jos¨¦ Luis: Jes¨²s ha desaparecido. Ha dejado los deberes a medio hacer, la cancela est¨¢ abierta, en el camino hay huellas de pasos que se dirigen al bosque y colgada de un ¨¢rbol hemos encontrado esta nota.
Me tiende Trini un folio arrugado. La letra es indudablemente de Jes¨²s Caldera. El texto, inequ¨ªvoco: "Soy Jes¨²s. He desaparecido. Me quedo en el bosque solo a merced de los lobos. Ya s¨¦ que no vendr¨¦is a buscarme porque nadie me quiere. Bueno, ?y qu¨¦? Pues que me coman".
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