En pie de igualdad
El 25 de julio, en Santiago de Compostela, se celebr¨® el acto central del A?o Xacobeo, en presencia de varios miles de personas, m¨¢s de 50 obispos y arzobispos, el presidente del Gobierno y los Reyes de Espa?a. A la ofrenda del Rey contest¨® el arzobispo monse?or Barrio, quien afirm¨® que "la revelaci¨®n cristiana se ofrece, no se impone, como palabra de verdad y camino de salvaci¨®n", as¨ª como que "la comunidad pol¨ªtica y la Iglesia son entre s¨ª independientes y aut¨®nomas en su propio campo".
Esto no le impidi¨® hacer duros reproches al laicismo ("el laicismo se presenta como dogma p¨²blico fundamental y la fe es simplemente tolerada como opini¨®n privada") y al proyecto de legalizaci¨®n del matrimonio entre personas del mismo sexo ("el matrimonio es esencialmente heterosexual y base ineludible de la familia, cuya quiebra supone la quiebra de la sociedad").
Han abundado las opiniones contrarias a estas injerencias eclesi¨¢sticas en actos que son, de hecho, c¨ªvico-religiosos y crece la demanda de revisi¨®n, supresi¨®n o relectura de los vigentes acuerdos del Estado y la Iglesia cat¨®lica. Quiero a?adir una opini¨®n parcialmente diferente:
1. La Iglesia cat¨®lica y cualquier entidad religiosa, cultural y pol¨ªtica tenemos el derecho, y ahora felizmente la posibilidad, de opinar sobre lo divino y lo humano. Pero si cualquier entidad de las aludidas invita a las primeras autoridades del Estado y del Gobierno a un acto c¨ªvico-religioso, como el de Santiago, es de muy discutible educaci¨®n echarles un jarro de agua lleno de adjetivos calificativos como los que contiene la homil¨ªa. La ofrenda-discurso del Rey, en el tono adecuado.
2. Como creyente, cuando las autoridades o colectivos de la Iglesia reclaman leyes o recursos ajenos para hacer cumplir socialmente lo que estiman revelado, ¨¦tico o justo, a la luz de las creencias respectivas, no soy capaz de evitar una pregunta: ?creen de verdad en la fuerza de Dios, de Jes¨²s, del Evangelio, del amor...? ?creen de verdad que "la revelaci¨®n cristiana se ofrece, no se impone, como palabra de verdad y camino de salvaci¨®n", tal como afirma la homil¨ªa? Entonces...
Felizmente tenemos abierto el espacio de la plaza p¨²blica para discutir con todos en pie de igualdad ciudadana.
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