La paradoja de los hermanos Wildeboer
A pesar de que Olaf, de 21 a?os, fue finalista en los 400 libres en el Europeo, todo el mundo cree que Aschwin, de 18, ser¨¢ alg¨²n d¨ªa medallista en espalda
Abuelo, padre... Todo parec¨ªa conducir hacia el mismo punto. Y el destino fue en este caso inexorable. Olaf, de 21 a?os, y Aschwin, de 18, son nadadores. Son los hijos de Paul Wildeboer, entrenador del grupo de ¨¦lite del CN Sabadell, y nietos de un abuelo materno que tambi¨¦n se dedic¨® a la nataci¨®n. Su objetivo en Atenas es conseguir clasificarse para alguna final. Forman parte del equipo de nataci¨®n que ma?ana debutar¨¢ en la piscina ol¨ªmpica griega. Ambos llegan a unos JJ OO por primera vez, tras conseguir sus marcas en los primeros intentos, en el Campeonato de Espa?a de C¨¢diz, casi sin darse cuenta de lo que hab¨ªan logrado.
Ahora viven una paradoja. Mientras que Olaf es quien tiene el mejor registro espa?ol en 200 metros libre y se clasific¨® para la final de los 400 en el Europeo de Madrid del pasado mes de mayo, todo el mundo espera mucho m¨¢s de su hermano menor, Aschwin, que muy recientemente se proclam¨® campe¨®n europeo j¨²nior de 50 y 100 metros espalda. "Mi prueba se ha convertido en la reina de la nataci¨®n, desde que est¨¢n Ian Thorpe y Peter van der Hoogenband y ahora tambi¨¦n Michael Phelps", explica Olaf, que competir¨¢ en Atenas contra estas tres figuras mundiales en los 200 metros libre. "La competencia es muy dura. Pero me gusta. No tengo nada que perder. En Espa?a debo esforzarme para encontrar motivaci¨®n, pero fuera la tengo toda".
Aschwin: "Si mi progresi¨®n es correcta, puedo pensar en estar entre los mejores dentro de cuatro a?os en Pek¨ªn. All¨ª mi objetivo es una medalla"
Olaf: "S¨¦ que tengo margen de mejora, pero no hay forma de explotarlo. Necesito rebajar medio segundo para entrar en una final ol¨ªmpica"
Olaf se sincera al explicar que su progresi¨®n se ha encallado un poco desde que en el Europeo de Berl¨ªn en 2002, su primer campeonato internacional, dio un salto espectacular que le permiti¨® acabar el sexto en la final. "Con 18 a?os aquello fue muy bueno para m¨ª", dice. "Pero desde entonces s¨®lo he mejorado siete cent¨¦simas mi registro en 200 metros. S¨¦ que tengo margen de mejora, pero no hay forma de encontrar la manera de explotarlo. Estoy entre las 12 mejores marcas mundiales. Pero necesito rebajar medio segundo para entrar en una final ol¨ªmpica". Su sinceridad va al l¨ªmite cuando recuerda los nombres que tendr¨¢ como rivales: "De ni?o sue?as con ser campe¨®n ol¨ªmpico y hacer un r¨¦cord mundial. Pero ahora s¨¦ que nunca podr¨¦ alcanzar el nivel de estos tres rivales. La mayor¨ªa sabemos que estamos compitiendo por la tercera plaza, si alguno falla, o por la cuarta".
Las dos pruebas en que competir¨¢ Aschwin Wildeboer, los 100 y 200 metros espalda est¨¢n m¨¢s abiertas. "Por ahora hay pocos nadadores a los que creo que no puedo alcanzar: Aaron Peirsol y Lenny Krayzelburg, en los 100 metros, y Michael Phelps en los 200. Pero si mi progresi¨®n es correcta, puedo pensar en estar entre ellos dentro de cuatro a?os en Pek¨ªn (2008). All¨ª mi objetivo es una medalla". Lo afirma de una forma tan contundente que se hace creer. Pero las estad¨ªsticas le avalan. Su evoluci¨®n ha sido espectacular e imparable en los ¨²ltimos a?os. Desde los 16, est¨¢ marcando los mejores tiempos de su correspondiente edad en Espa?a. En dos a?os ha situado su tiempo de 2m 06s en 1m 59,66s en los 200 metros, est¨¢ en 55,08 segundos en los 100 metros, y en 25,85s en los 50 metros.
Sin embargo, ninguno de estos tiempos es un r¨¦cord nacional. En los 50 metros est¨¢ a tres d¨¦cimas de David Ortega. Y en los 100 se encuentra a 41 cent¨¦simas del r¨¦cord que estableci¨® Mart¨ªn L¨®pez-Zubero en 1991. "Esos dos puedo alcanzarlos", dice. Pero le parece estratosf¨¦rico el r¨¦cord que el propio L¨®pez-Zubero estableci¨® en los 200 metros, con 1m 56,57s, tambi¨¦n en 1991. "De ¨¦ste estoy muy lejos (a casi tres segundos), sigue siendo la cuarta marca mundial de todos los tiempos", reconoce. Su principal virtud es que tiene una t¨¦cnica muy depurada que le permite evolucionar r¨¢pidamente. "Tengo facilidad para dominar la espalda, aprender nuevos movimientos, corregir la t¨¦cnica", explica. "En espalda la t¨¦cnica es muy importante, sobre todo en los 100 y los 200 metros: es donde vas m¨¢s tiempo por encima del agua. La espalda es lisa, es como si fueras con una lancha. Hace falta trabajar mucho con los pies, sacar los hombros del agua al hacer la brazada y aprovechar los 15 metros que te permiten desplazarte por debajo del agua en los giros. Esto es muy importante para los nadadores explosivos que tienen una gran frecuencia de brazada, porque en una carrera de 50 metros s¨®lo nadan 20, los otros 30 los hacen por debajo del agua".
El caso extremo que oblig¨® a modular esta situaci¨®n y a colocar un l¨ªmite de 15 metros, fue el del ruso Denis Pankratov que nadaba en mariposa y, con un gran trabajo de pies, atravesaba la piscina por debajo del agua y s¨®lo sal¨ªa a la superficie pr¨¢cticamente para realizar el giro. "Ahora el alem¨¢n Thomas Rupprath tiene los pies m¨¢s r¨¢pidos del mundo y clava los 15 metros en cada giro. Nada en los 100 metros espalda y mariposa y cuando sale s¨®lo se ve espuma: es de una explosividad total. Pero s¨®lo es muy bueno en los 50 metros y en piscinas cortas, porque su t¨¦cnica es mala", cuenta Aschwin.
Tanto Olaf como Aschwin son nadadores de baja frecuencia de brazada. "Aschwin avanza 2,20 metros en cada brazada, mientras que otros sacan s¨®lo 1,80", explica el hermano mayor. "En mi caso, avanzo 2,10 metros por brazada. En crol todo va m¨¢s r¨¢pido, al hacer el giro debes salir a flote lo antes posible para no perder tiempo". Olaf explica que el a?o pasado realiz¨® unos 3.000 kil¨®metros de entrenamiento en piscina, que en una semana nada alrededor de 100 kil¨®metros y que la vez que m¨¢s ha nadado fueron 23 kil¨®metros seguidos. "Mi caso es distinto", cuenta Aschwin. "No hago tanta carga de series, aunque a veces es m¨¢s duro hacer 5 kil¨®metros a tope que 10 de trabajo m¨¢s aer¨®bico".
Las aspiraciones de Olaf y Aschwin Wildebor, a punto ya de competir en Atenas, no tienen l¨ªmite. Pero incluso puede que unas semifinales les dejaran satisfechos. Al menos a Olaf. Aschwin sue?a todav¨ªa con dar el salto a otra galaxia. Es la paradoja de estos dos hermanos nadadores y ol¨ªmpicos.
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