Asalto a Nayaf
EE UU ha desencadenado su anunciada ofensiva total sobre Nayaf, el santuario chi¨ª y basti¨®n del fan¨¢tico cl¨¦rigo M¨²qtada al S¨¢der. Dos mil marines (con cazabombarderos, tanques y helic¨®pteros Apache), apoyados testimonialmente por tropas iraqu¨ªes, han ocupado el centro de la ciudad, de 600.000 habitantes, y combaten a los iluminados milicianos chi¨ªes una semana despu¨¦s de que Al S¨¢der iniciara su segundo levantamiento contra las fuerzas ocupantes.
El asalto estadounidense, que ha desencadenado inmediatos disturbios en otras ciudades del pa¨ªs ¨¢rabe -desde Bagdad a Basora-, no es s¨®lo la operaci¨®n militar m¨¢s importante de los ¨²ltimos meses en Irak. Supone tambi¨¦n una escalada pol¨ªtica relevante, dada la naturaleza sagrada de la ciudad atacada para los chi¨ªes de todo el mundo. Y es una prueba de fuego para el Gobierno interino de Iyad Alaui, mes y medio despu¨¦s de su toma de posesi¨®n y en v¨ªsperas de la anunciada conferencia que el domingo reunir¨¢ en Bagdad a un millar de notables para formar un embri¨®n de Parlamento provisional.
Para la mayor¨ªa de los iraqu¨ªes, la inevitable carnicer¨ªa de Nayaf supone una calamidad nacional, m¨¢s all¨¢ de talantes pol¨ªticos, creencias o pertenencia social. Lo muestra el hecho de que chi¨ªes moderados seguidores del ayatol¨¢ Sistani hayan expresado su apoyo a la decisi¨®n de Al S¨¢der de no rendirse. La misma posici¨®n pol¨ªtica del enfermo Sistani est¨¢ comprometida por el desenlace de los acontecimientos; pocas cosas ser¨ªan peores para los proyectos pol¨ªticos de Washington que la uni¨®n en su contra de las diferentes corrientes del chi¨ªsmo mayoritario. El ataque a la ciudad santa ha puesto tambi¨¦n de relieve la desuni¨®n y fragilidad del Gobierno provisional iraqu¨ª, con llamamientos de uno de sus vicepresidentes -Ibrahim Jaafari, relativamente popular- a la inmediata retirada estadounidense. Y tiene implicaciones preocupantes fuera de Irak, aparte la imparable escalada del petr¨®leo. En Ir¨¢n, la vecina teocracia chi¨ª, el l¨ªder supremo, Al¨ª Jamenei, llam¨® ayer "crimen contra la humanidad" al asalto de Nayaf. Teher¨¢n ser¨¢ hoy escenario de manifestaciones masivas contra EE UU.
George W. Bush va cruzando en Irak rubicones que le alejan sideralmente de sus prop¨®sitos democratizadores previos a la guerra. Uno de ellos, poco valorado y de implicaciones potenciales graves en las presidenciales de noviembre, es el creciente escepticismo de sus fatigados soldados -algunos de los cuales ya han participado en dos rotaciones- ante una misi¨®n prograsivamente sangrienta y que empiezan a no comprender. Se acerca la cifra fat¨ªdica del millar de militares muertos en la ocupaci¨®n y el panorama iraqu¨ª no deja de ensombrecerse.
Washington, que liquid¨® buena parte de su escaso cr¨¦dito con lo acontecido en la prisi¨®n de Ab¨² Grahib, puede a?adir con Nayaf una losa insoportable a su aventura ¨¢rabe. Estados Unidos tiene en estos momentos una sola misi¨®n relevante en Irak: impedir una guerra civil entre sun¨ªes, chi¨ªes y kurdos y el desmembramiento de un pa¨ªs en el que est¨¢n previstas elecciones a comienzos del a?o pr¨®ximo. Pero su agenda se enfrenta al dilema imposible de restablecer una seguridad que se le va de las manos por momentos sin recurrir a una represi¨®n formidable, como la de Nayaf.
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