Memoria y v¨ªctimas

Quiero agradecer, por un lado, a do?a Laura Jim¨¦nez (y a su gente) el coraje que le ha llevado de la tragedia a la sonrisa. Y tambi¨¦n a EL PA?S, por recordarnos en portada que la tragedia existi¨®. La tragedia tiene su fundamento en la aceptaci¨®n de que es cosa del destino y de los dioses y que, por tanto, mejor mirar para otro lado. Por tanto, es necesario rebelarse y decir: s¨ª, existi¨® y lo recuerdo, pero tambi¨¦n reivindico el derecho a la vida (y a la sonrisa) de las v¨ªctimas (todos somos v¨ªctimas, en realidad o en potencia).

Es precisa la memoria, una memoria l¨²cida, no rencorosa ni desesperada, para recordar a cada momento a los iluminados (presidentes, cl¨¦rigos o patriotas, son lo mismo) que creen en la muerte (muerte ajena, claro) como soluci¨®n o como camino hacia no se sabe qu¨¦ (libertad duradera, patria, una sola religi¨®n...). Y tambi¨¦n memoria de las v¨ªctimas, de "los nuestros", los de los trenes de Madrid, los de los campos de refugiados de Palestina, los amenazados en el Pa¨ªs Vasco, los desplazados de Sud¨¢n, los jud¨ªos amenazados en Francia o en Ceuta (?o fue en Melilla?), los sin nada de Irak...

Parece dif¨ªcil reivindicar la memoria de las v¨ªctimas y de sus circunstancias y verdugos y, al tiempo, la vida y el coraje para la sonrisa. Pero hay que intentarlo; contra los dioses, el destino y sus iluminados.