El tridente de cinco puntas
El equipo de Antequera, el m¨¢s temido, es el m¨¢ximo favorito en una carrera en la que cada uno estar¨¢ a la que salta
Hace unas semanas a ?scar Freire le extirparon un quiste de la entrepierna. Se pas¨® el Tour en casa, so?ando con sus cl¨¢sicas, recordando su victoria en la Mil¨¢n-San Remo, pensando en Atenas, una cl¨¢sica que nunca se hab¨ªa disputado, que nunca volver¨¢ a disputarse, una cl¨¢sica ¨²nica, la cl¨¢sica ol¨ªmpica.
Alejandro Valverde tampoco estuvo en el Tour, no por enfermedad, no por falta de ganas, sino por su pertenencia a un equipo peque?o, ca¨®tico, perseguido, excluido del gran concierto mundial. As¨ª que durante la carrera francesa que hizo a Lance Armstrong m¨¢s grande que nunca y a los 188 dem¨¢s corredores m¨¢s peque?os que lo que hubieran deseado, el prodigio murciano, subcampe¨®n del mundo, descans¨®, pens¨® en carreras, en ganar, en todos los d¨ªas si es posible, subiendo, bajando, al sprint, en solitario. Pens¨® en una amalgama, en la Vuelta a Burgos, con monta?as, llanos y valles -y gan¨® tres de las cuatro etapas-, y en la Cl¨¢sica de San Sebasti¨¢n -y pinch¨® y no gan¨®-, y tambi¨¦n en la carrera ¨²nica, en la que s¨®lo se celebra cada cuatro a?os y cada vez en una ciudad, en un continente, en un mundo diferente, en la carrera ol¨ªmpica.
Astarloa, Valverde, Freire, Iv¨¢n Guti¨¦rrez e Igor Galdeano forman un conjunto ganador, ¨²nico
Igor Astarloa no estuvo en el Tour tampoco, y no es que le importara mucho, porque su mundo, el mundo del campe¨®n del mundo, no son las etapas y la acumulaci¨®n, la regulaci¨®n, el guardar energ¨ªas de un d¨ªa para otro, sino la expresi¨®n total de las carreras de un d¨ªa. Y no estuvo en el Tour porque el Lampre, su segundo equipo del a?o despu¨¦s de que se fuera del Cofidis, el del esc¨¢ndalo, a mitad de temporada, no estaba invitado, y ¨¦l, un vasco con alma italiana, con mente de fin de semana, de s¨¢bado y domingo compitiendo, se qued¨® en su casa, se fue por el lago de Garda, se empap¨® del ciclismo que le gusta, marc¨® con una cruz todos los s¨¢bados y domingos de agosto. Incluido hoy, s¨¢bado, 14 de agosto, Atenas.
Los tres, Freire, Astarloa, Valverde, forman el llamado tridente espa?ol, el grupo m¨¢s temido, el tr¨ªo con cinco puntas, porque en el equipo hay cinco, y los otros dos, los te¨®ricamente especialistas contrarreloj, el c¨¢ntabro Iv¨¢n Guti¨¦rrez, a quien le brillan los ojos de ilusi¨®n siempre que hay una carrera importante, y el m¨¢s veterano, el vitoriano Igor Galdeano, que ya fue amarillo en el Tour, tampoco son mancos. Tambi¨¦n son ganadores. Un equipo ¨²nico. Una rareza entre los 144 inscritos. Una locura apropiada.
Los cinco, m¨¢s las tres chicas, Somarriba, Ruano, Iturriaga, que competir¨¢n ma?ana, se vistieron ayer con el traje de faena y, remolones -est¨¢n muy a gusto en la Villa Ol¨ªmpica-: llegaron el jueves por tarde, agobiados por todo el montaje ol¨ªmpico, por los traslados en autob¨²s, por las medidas de seguridad, tanto para una carrera de un d¨ªa, como si esto fuera Hamburgo, Z¨²rich o San Sebasti¨¢n, las otras estaciones de agosto, carrera el s¨¢bado, viaje el domingo, entrenamiento el lunes; despu¨¦s se mezclaron con cientos, con miles de deportistas como ellos, conocieron mundo sin quitarse el ch¨¢ndal. Se sintieron parte de la historia. Montaron en la bici y se fueron a la plaza Kotz¨ªa, frente al ayuntamiento, subieron por Alexandras, giraron a la derecha por Hip¨®crates antes de llegar a Reina Sof¨ªa, y despu¨¦s subieron a la colina de Licabet¨®s por Xantip¨², donde viven los ricos, bajaron Koniari y llegaron a Reina Sof¨ªa, giraron por Sintagma a la izquierda, por Amal¨ªas, se metieron por una calle peatonal, calzada, la Acr¨®polis, el Parten¨®n arriba a su derecha, el teatro de Dionisios, el Ode¨®n de Herodes, luego Erm¨², Monastirakis, Athinas, cuesta arriba y fin. Estaban de nuevo en Kotz¨ªas. 13,2 kil¨®metros en sus marcadores. Pararon y dijeron, a coro: "Pues no es para tanto. Si esto fuera un Mundial, con equipos de 10 o 12, habr¨ªa sprint masivo".
Simb¨®licamente, los cinco estar¨¢n unidos entre s¨ª, y con el seleccionador, Paco Antequera, por medio de un pinganillo. En realidad, estar¨¢n solos. Ser¨¢ la carrera m¨¢s individual de su vida. Un equipo de cinco no puede controlar un pelot¨®n de 144 en una carrera sinuosa de 224 kil¨®metros. Tendr¨¢n que agudizar sus intuiciones, interpretar las fugas, vigilar, infiltrarse. Tendr¨¢n que ser ciclistas puros, aviesos, astutos o brutos. Y como ellos, Ullrich, el campe¨®n saliente, Vinokurov, Bettini, O'Grady, Hamilton, Popovych, Van Petegem...
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