La cara oculta de diez d¨ªas de cine
Ojeadores de pel¨ªculas repartidos por todo el mundo que han visto m¨¢s de 1. 200 largometrajes y un equipo que trabaja durante todo el a?o. El Festival de San Sebasti¨¢n se prepara para d¨ªas intensos. Cine, estrellas y cientos de an¨¦cdotas y leyendas.
Dice la leyenda que lo primero que hizo Elizabeth Taylor cuando lleg¨® a San Sebasti¨¢n en 1973 fue ordenar que le cambiaran la decoraci¨®n de su habitaci¨®n en el hotel Mar¨ªa Cristina. Y cuenta Diego Gal¨¢n, ex director del festival de cine donostiarra en su libro Jack Lemmon nunca cen¨® aqu¨ª, que Mel Gibson despreci¨® una cena en Arzak por un bocadillo, y que Lana Turner, ya aquejada de c¨¢ncer, acab¨® entregando en 1994 la Concha de Oro gracias al empe?o de su asistenta. Si no, la actriz no lo hubiese hecho. "Una estrella, ya se sabe, no debe exhibirse m¨¢s de lo justo porque pierde intensidad", argumentaba.
"Leyendas hay muchas", explica Mikel Olaciregui, director del festival donostiarra desde 2001 y antes gerente, "pero en estos a?os no me ha tocado enfrentarme a ninguna demanda estrafalaria. Las estrellas son m¨¢s sencillas de lo que parecen". El certamen, que ultima a ritmo fren¨¦tico los detalles de su 52? edici¨®n -empieza el 17 de septiembre-, estar¨ªa obligado a guardar silencio aunque la realidad fuera otra. No podr¨ªa airear, por su propio bien, los antojos m¨¢s disparatados de personajes p¨²blicos, ni sus momentos de flaqueza. Porque resolver con audacia 10 d¨ªas de glamour y cine no es s¨®lo cuesti¨®n de trabajo y dinero: depende de que un gran actor est¨¦ dispuesto a recibir un Premio Donostia, de que un productor conf¨ªe en el certamen, de que un director decida abandonarlo todo 10 d¨ªas para ser jurado... "El festival se hace gracias a...", dice Olaciregui. "Siempre digo que le tengo envidia sana al director de la Quincena Musical, Jos¨¦ Antonio Echenique, cuando habla de que est¨¢ planificando el 2008", dice. "El mundo del cine no funciona como el de la m¨²sica", explica. "Jam¨¢s hay un contrato de por medio, ni se paga a las estrellas. Decir, como dijo alguien, que De Niro, que cobra cifras astron¨®micas por una pel¨ªcula, viene por 12 millones de las antiguas pesetas a San Sebasti¨¢n, es m¨¢s que un disparate. Se lo debemos a Julian Schnabel y a su mujer, Olatz", que suelen prestar su casa de Nueva York para dar grandes fiestas de promoci¨®n.
San Sebasti¨¢n, que re¨²ne a 1.500 profesionales del sector y a otros tantos periodistas, es el festival del p¨²blico
Por todo esto, cada a?o, cuando el festival cierra el tel¨®n -mientras se hace balance, se ponen sobre la mesa ideas para futuras retrospectivas y se cierran las cuentas-, el principal trabajo que tiene ante s¨ª todo el equipo es esmerarse en dar las gracias. Saben que son en parte esos contactos y en parte la confluencia de otros astros lo que permiten que algunos de sus sue?os se hagan realidad.
As¨ª ha ocurrido con Woody Allen, considerado uno de los cineastas m¨¢s grandes de todos los tiempos, que ha renunciado a Venecia para estrenar el 17 de septiembre en San Sebasti¨¢n su ¨²ltimo trabajo, Melinda y Melinda. El certamen llevaba a?os tras ¨¦l, pero el encuentro definitivo lo propici¨® Miguel Mart¨ªn, responsable del Festival de Jazz y coprogramador de la Fundaci¨®n Kursaal, cuando el genial artista recal¨® en 2003 en San Sebasti¨¢n con su banda, New Orleans Jazz Band. "Nos vimos en el camerino y le transmit¨ª nuestra admiraci¨®n y nuestro deseo de acogerle en el festival". El viento soplaba a favor. "Le acompa?aba en ese viaje Lucy Darwin, que tambi¨¦n hab¨ªa presentado pel¨ªculas en San Sebasti¨¢n, y se estableci¨® una corriente de simpat¨ªa con Letty Aaronson, hermana de Allen y productora de sus pel¨ªculas, seg¨²n Olaciregui. "Pero tambi¨¦n se dio la casualidad de que Woody Allen es muy amigo de Antonio Llorens, productor y distribuidor espa?ol, de Lauren Films, que le hab¨ªa hablado mucho de nuestro festival y de que la Fox, que tradicionalmente nos ha apoyado, le produce por primera vez un trabajo".
El 17 de septiembre, cuando Allen atraviese el Kursaal, Olaciregui respirar¨¢ tranquilo. El cineasta ha prometido estar presente en el estreno de su pel¨ªcula. Pero el miedo a que las grandes figuras fallen siempre est¨¢ presente, por experiencia. Jeanne Moreau suspendi¨® su visita en v¨ªsperas de recibir ese galard¨®n en 1997. Y Chazz Palminteri, nombrado presidente del jurado el a?o pasado, avis¨® en el ¨²ltimo momento de que le hab¨ªan cambiado el calendario de preproducci¨®n de su pel¨ªcula y que no pod¨ªa estar en San Sebasti¨¢n. ?Se puede decir que el mundo del cine cumple su palabra? "S¨ª, ¨¦stas son excepciones".
Excepciones que pueden afectar a un festival ya de por s¨ª sujeto a otros vaivenes que nada tienen que ver con el s¨¦ptimo arte. Por ejemplo, la huelga el a?o pasado del hotel Mar¨ªa Cristina, que oblig¨® a realojar a importantes invitados en otros hoteles. O la kale borroka y las reivindicaciones de los familiares de presos de ETA, sobre las que Gal¨¢n habla largo y tendido. Pero fue el terrorismo internacional, los atentados del 11-S, lo que hicieron que numerosas estrellas se cayeran del cartel y desmontaran en parte el primer puzzle de Olaciregui. "Fue dur¨ªsimo porque era mi primer a?o", reconoce. "Pero enseguida lo relativic¨¦ ante semejante monstruosidad".
No hubo tanto glamour como en otras ediciones, pero s¨ª buen cine. Porque en eso hab¨ªa estado trabajando el equipo del festival durante 11 meses. En las oficinas de la calle de Usandizaga trabajan permanentemente unas veinte personas. Por una parte, los ocho miembros del comit¨¦ de selecci¨®n, que ven una media de 1.200 pel¨ªculas -viajando a distintos centros y festivales- para elegir 200 y programarlas en la Secci¨®n Oficial, Zabaltegi, las sesiones en pantalla gigante en el vel¨®dromo, las retrospectivas... Y no lo hacen solos. Tienen la ayuda de una red de 14 delegados internacionales.
Por otra, las personas encargadas de informar del reglamento del festival, localizar las pel¨ªculas, solicitarlas y hacer el seguimiento completo hasta su llegada a la sala de proyecciones. Eso incluye desde pedir las copias, dos por si acaso, seg¨²n cuenta Mar¨ªa Eugenia Machain, hasta comprobar los subtitulados, mandar un taxi a recoger un filme a Madrid en caso necesario o remover Roma con Santiago en la aduana de Ir¨²n para que las pel¨ªculas lleguen a tiempo. "El especialista en eso es Antonio Baz¨¢n. Si no llega a ser por ¨¦l...".
Y en el centro de todo ese engranaje est¨¢ la oficina de prensa. Desde este departamento lo mismo se atiende a productores y distribuidores que se controla el material de difusi¨®n de las pel¨ªculas, se organizan ruedas de prensa, se gestiona la sala de redacci¨®n o se atienden las llamadas de alg¨²n despistado pidiendo una entrevista con un director desaparecido. "Tratamos de ofrecer un servicio personalizado", cuenta la responsable, Koro Santesteban, "para que cada productor y director sepa que aqu¨ª su pel¨ªcula no es una m¨¢s y para que los periodistas se sientan arropados".
Todos ellos y las aproximadamente 700 personas que trabajan durante el festival -azafatas, taxistas, traductores, proyeccionistas, relaciones p¨²blicas, encargados de publicaciones...- hacen posible 10 d¨ªas de cine y magia para todos. Porque, a diferencia de Cannes, San Sebasti¨¢n, que re¨²ne a unos 1.500 profesionales del sector y a otros tantos periodistas nacionales e internacionales, es el festival del p¨²blico por excelencia.
Nervios y rezos entre bastidores
Cuenta Jos¨¦ ?ngel Herrero Velarde, el Notario, que Antonio Banderas se santiguaba entre bastidores antes de salir a presentar Crazy in Alabama en el cubo peque?o del Kursaal. "Yo pensaba que era un hombre curtido. Hab¨ªa estado en los Oscar, en Hollywood. Me sorprendi¨®, porque estaba hecho un flan". El Notario, que hace encaje de bolillos para programar 600 sesiones -unos tres pases por pel¨ªcula- en 18 salas durante 10 d¨ªas, ha visto entre bastidores durante a?os el lado m¨¢s humano de los grandes nombres del cine. "Todos vienen sumidos en un mar de nervios. Sin excepci¨®n. Hay que darles un vaso de agua, decirles que no pasa nada, que la gente les va a recibir muy bien, porque es cierto". ?Alguno se ha quedado sin voz? "Sin voz no, pero, por ejemplo, Nanni Moretti se neg¨® a salir al escenario para presentar La habitaci¨®n del hijo, que hab¨ªa ganado la Palma de oro.
Salud¨® desde la sala de butacas".
Tambi¨¦n Tito Garc¨ªa, el organizador de las fiestas del festival, sabe m¨¢s de un secreto de las grandes figuras que pisan la alfombra roja. Aunque no lo reconozca. "Son mucho m¨¢s normales y m¨¢s sencillos de lo que nos podamos imaginar", apunta. "Adem¨¢s, como el que quiera algo raro, lo tiene todo a mano...". Tito es un personaje capaz de organizar en 20 minutos una fiesta para la "troupe de Almod¨®var", al comprobar que en la sala inicialmente prevista no cabe un alfiler. ?Qui¨¦n le ha sorprendido para bien? "Sean Penn por su aguante", dice. "Estuvo la mar de simp¨¢tico y agradable y se fue de los ¨²ltimos saludando camarero por camarero".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.