El sexo de los ¨¢ngeles

La identidad sexual de los habitantes celestes fue muy cuestionada en tiempos del Imperio Romano de Oriente y no lo ha sido menos la pol¨¦mica a cerca de permitir la entrada en la gloria taurina de la mujer. Ayer, Mari Paz Vega acredit¨® que se puede triunfar en los toros sin necesidad de acudir a la discriminaci¨®n positiva, s¨®lo por cuesti¨®n de entrega, de ilusi¨®n y de torer¨ªa. Lo que tambi¨¦n acredit¨® es que una parte del p¨²blico, por lo menos a guisa de comentario, no admiti¨® de buen grado que la condici¨®n femenina se pudiera considerar en pie de igualdad. Una verdadera pena y un bochorno.

Mari Paz Vega se integr¨® en un cartel de toreros modestos y ya se sabe que la modestia del torero suele ser directamente proporcional a la molestia del toro. Los de Gabriel Rojas no tuvieron malas intenciones, pero vinieron cargados de mansedumbre; s¨®lo el quinto se salv¨® de la quema. Mari Paz Vega acept¨® con valent¨ªa la incierta embestida del animal que le toc¨® en desgracia. La embestida s¨®lo duraba la cuarta parte de su recorrido, por lo que no hubo manera. Volvi¨® a ganar enteros en el toreo a la ver¨®nica al quinto, respetando los tiempos y representando con hondura, que volvi¨® a utilizar para atemperar la embestida violenta y desabrida, que se encontr¨® con un toreo muy de verdad, ce?ido y firme, sin ceder un palmo de terreno.

Ricardo Ortiz tuvo una actuaci¨®n m¨¢s digna ante dos enemigos muy parados. Qued¨® de manifiesto su buen torear con el capote, los pares muy reunidos cuadrando en la cara y una gran solvencia profesional.

Mart¨ªn Antequera estuvo vulgar en el tercero y entusiasta en el sexto, al que mat¨® de una buena estocada; antes lo hab¨ªa recibido con una larga a porta gayola y varias m¨¢s en los tercios antes de que el toro se lastimara.