Un inicio inquietante
La selecci¨®n de Argil¨¦s sufre al final ante un rival al que lleg¨® a dominar por ocho goles
Atenas todav¨ªa pagaba la resaca de la fiesta de inauguraci¨®n de los Juegos cuando el equipo de balonmano de Espa?a entraba en competici¨®n contra la correosa selecci¨®n de Corea del Sur. No era un debut sencillo porque existe la leyenda de que los coreanos suelen amargar la vida a sus rivales en su primer partido. Lo hab¨ªan hecho hace cuatro a?os, en Sidney, con Yugoslavia. Y ayer volvieron a conseguirlo, situando al equipo espa?ol contra las cuerdas y disponiendo de un bal¨®n, al final, que habr¨ªa podido darles incluso el empate de no ser porque son¨® la bocina cuando Lee se dirig¨ªa hacia el ¨¢rea de Barrufet. "Al final", afirm¨® el portero, "lo que cuenta es la victoria" "Pero es evidente que no podemos tener estos lapsos", prosigui¨®; "la defensa se relaj¨® y tanto Hombrados [el otro portero] como yo lo notamos. La cuesti¨®n es que no nos vuelva a ocurrir".
ESPA?A 31- COREA DEL SUR 30
Espa?a: Barrufet; Entrerr¨ªos (5), Garralda (2), Duisheb¨¢ev (4), Hern¨¢ndez (4), Col¨®n (4) y Garc¨ªa (6, 2 de penalti) -equipo inicial-, Hombrados, O'Callaghan, Lozano, Juancho P¨¦rez, Romero (1), Urios (2) y Ortega (3, 1p).
Corea del Sur: Kyung Tai Han; Tea Wan Kim (1), Sung Heon Kim (4), Kyung Min Yoon (1), Min Chul Park (2), Jae Woo Lee (5) y Won Chul Paek (6) -equipo inicial-, Kyung Shin Yoon (6) y Tea Young Lee (5).
Marcador cada cinco minutos: 1-3, 5-4, 8-4, 10-6, 13-9 y 17-12 (descanso), 21-14, 23-18, 25-24, 28-26, 29-27 y 31-30.
?rbitros: Bavas y Migas (GRE). Excluyeron a Lozano (Espa?a) y Kyung Shin Yoon (Corea del Sur)
400 espectadores en el pabell¨®n Farilo.
El partido concluy¨® con el primer triunfo, 31-30, de Espa?a. De manera sorprendente, hubo muchas prisas por cerrar un encuentro que se anunciaba pl¨¢cido para el equipo de Argil¨¦s cuando, superados los cinco primeros minutos de la segunda parte, ganaba c¨®modamente: 22-14. El equipo espa?ol no s¨®lo funcionaba, sino que su juego ilusionaba.
Bajo la direcci¨®n de Duisheb¨¢ev, el ataque mov¨ªa el bal¨®n con soltura y culminaba sus acciones con un excelente aprovechamiento de sus posibilidades: la presencia de la segunda l¨ªnea era manifiesta, recib¨ªa balones. Col¨®n, el pivote que sali¨® de titular, y Ur¨ªos, el cubano que debutaba con Espa?a, realizaron un buen trabajo no s¨®lo como finalizadores, sino tambi¨¦n como piezas de rotura de la defensa coreana. En la pista hab¨ªa fluidez, contraataques y acciones de calidad espa?olas: algunas roscas, pases al pivote, lanzamientos de cintura... Todo demasiado bonito.
El partido estaba encarrilado. Pero entonces Argil¨¦s comenz¨® a mover el banquillo, a cambiar las posiciones de varios jugadores, a dar excesivos descansos a los titulares..., y el equipo acab¨® perdiendo el equilibrio. "Yo creo", explic¨® el seleccionador, "que lo que realmente nos ha cortado el ritmo han sido las exclusiones. Despu¨¦s hemos perdido algunos lanzamientos en la l¨ªnea de los seis metros y Corea ha mejorado tanto en intensidad como en calidad".
La consecuencia de tanto cambio fue que la selecci¨®n espa?ola pas¨® de ganar por una diferencia de ocho goles a que Corea la empatara a falta de doce minutos (26-26). Y el encuentro se convirti¨® en una tragedia porque todas las deficiencias, especialmente defensivas, del conjunto adquirieron nitidez. "Tal vez haya sido mejor as¨ª", concluy¨® Argil¨¦s, "porque, en caso contrario, estar¨ªamos enga?ados". Si sirve como lecci¨®n puede incluso ser positivo. Pero, si lo que se vio es un s¨ªntoma de los males que tiene el equipo, los pr¨®ximos partidos pueden convertirse en un calvario.
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