La madre de los pobres

No es una actriz de telenovelas, ni una presentadora famosa de televisi¨®n, ni una cantante de fama, y, sin embargo, Zilda Arns, m¨¦dica pediatra, a sus 70 a?os, es hoy la mujer m¨¢s conocida y, sin duda, la m¨¢s amada del pa¨ªs. Nacida el 25 de agosto de 1934 en el pueblecito de Forquilhinha, en el Estado de Santa Catalina, de familia "ni pobre ni rica", como ella misma dice, Zilda es la fundadora y responsable de la instituci¨®n Pastoral da Crian?a (Pastoral del Ni?o). Aunque bajo la tutela de la Conferencia Episcopal, la instituci¨®n es ecum¨¦nica y est¨¢ dirigida por laicos. Hermana del m¨ªtico cardenal Paulo Evaristo Arns, que fue una figura eminente del Concilio Vaticano II y precursor de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n en Brasil, Zilda ha sido propuesta por el Gobierno para el Nobel de la Paz los tres ¨²ltimos a?os.

La idea de crear un gran movimiento ecum¨¦nico y apol¨ªtico, para disminuir la mortalidad infantil, naci¨® en un encuentro de la ONU para la paz mundial en 1982

El lema de Zilda es claro: "Hay que ayudar a la gente a ser persona con dignidad". De ah¨ª que su empe?o comience con las j¨®venes embarazadas

Su trabajo encontr¨® resistencias; primero, por parte del sector m¨¢s conservador de la Iglesia cat¨®lica, y despu¨¦s, con el Gobierno de Lula

Madre de seis hijos, de los cuales el primero falleci¨® de parto prematuro, y otra, Silvia, perdi¨® la vida a sus 30 a?os en 2003 en un accidente de coche, la doctora Zilda, como la llama la gente pobre, con respeto, es de familia alemana emigrada a Brasil, y fue la pen¨²ltima de 13 hijos, criados en un ambiente muy religioso, pero libre.

A los 43 a?os, Zilda se qued¨® viuda de Aloysio Bruno Neumann, que falleci¨® a los 46, ahogado en el mar al tratar de salvar a una joven que hab¨ªan adoptado. El mayor de sus cinco hijos ten¨ªa 12 a?os cuando muri¨® su marido. A partir de entonces dedic¨® todas sus energ¨ªas a sacar adelante a sus peque?os con la ayuda de sus hermanos, as¨ª como a perfeccionarse en su carrera, haciendo m¨¢s de ocho cursos de especializaci¨®n, y a dar vida al que ser¨ªa el gran proyecto de su futuro, la Pastoral da Crian?a, cuya obra le ha valido varios premios. Galardones que no le han quitado ni su sencillez ni su sonrisa. "Mi mayor premio", dice, "es que all¨¢ donde voy, hasta en la favela m¨¢s violenta y pobre, los ni?os se me echan al cuello bes¨¢ndome". Y a?ade: "Me siento, sin duda, la mujer m¨¢s amada por los pobres de este pa¨ªs".

El milagro del Evangelio

La idea de crear en Brasil un gran movimiento ecum¨¦nico y apol¨ªtico, para disminuir la mortalidad infantil entre los m¨¢s pobres, cuya bandera tomar¨ªa Zilda, naci¨® en un encuentro de la ONU para la paz mundial en 1982. La Unicef convenci¨® al entonces progresista cardenal Paulo Evaristo Arns de que la Iglesia podr¨ªa salvar miles de vidas si ense?aban a las madres a usar suero oral. En ese momento, el cardenal pens¨® en su hermana Zilda, una de las m¨¦dicas m¨¢s preparadas en pediatr¨ªa del pa¨ªs y con una profunda vocaci¨®n de ayudar a los m¨¢s pobres. Dicho y hecho. Zilda pidi¨® una noche para pensar. Se acord¨® del Evangelio y comenz¨® a reclutar voluntarios capaces de repetir el milagro de los panes y los peces. "Dad vosotros de comer; vacunad vosotros a los ni?os; ense?ad a las madres a usar el suero; ense?adlas a leer, no esper¨¦is a que lo haga el Gobierno", les dec¨ªa. Y fue reclutando uno a uno. Hoy cuenta con miles de voluntarios. La financiaci¨®n de la instituci¨®n recae en un 60% en el Ministerio de Sanidad, y el resto lo sufraga la ONG Crian?a Esperanza, de la Unesco y el Grupo Globo.

Su lema fue claro desde el principio: "Hay que ayudar a la gente a ser persona con dignidad". De ah¨ª que su empe?o comienza con las j¨®venes embarazadas (hoy asiste a 83.000) para ense?arles las cosas m¨¢s elementales sobre la nutrici¨®n. Su preocupaci¨®n es que las madres den de mamar a sus hijos. Recuerda con humor que ella "mam¨® hasta los tres a?os" y que su padre le dec¨ªa: "Ya est¨¢ bien de seguir tan grande pegada a los pechos de tu madre". Hoy son 1,8 millones de ni?os los ayudados por Zilda y sus equipos. Pero su preocupaci¨®n es que esa acci¨®n no se convierta en "asistencia social", ya que, afirma, "los pobres nos dicen siempre que m¨¢s que limosna, quieren trabajo y estudio". Los pobres les recuerdan a veces que "de comer se da tambi¨¦n a un animal".

Su trabajo encontr¨® resistencias, primero, por parte de la Iglesia y, despu¨¦s, con el Gobierno de Lula. La Iglesia m¨¢s conservadora le dec¨ªa: "Hacer crecer la leche en los pechos de las mujeres pobres es obra del Gobierno, no de la Iglesia". Lleg¨® a ser insultada por cat¨®licos conservadores. Zilda escuchaba y callaba: "Mi padre me hab¨ªa ense?ado que la mejor respuesta a las cr¨ªticas es el silencio", dice.

Cuando lleg¨® Lula al poder y lanz¨® como su programa estrella Hambre Zero, Zilda pens¨® que el primer gobierno de izquierdas quer¨ªa comenzar de cero, como si nada se hubiese hecho hasta entonces. Y cuando el programa gubernamental no acababa de arrancar, Zilda les dijo que con tanta burocracia y pensando s¨®lo en dar comida, no se iba a resolver el problema de los pobres.

"?Ha hecho ya las paces con Lula?". Zilda, riendo, responde: "S¨ª, Lula me escuch¨®. Me escribi¨® una carta de su pu?o y letra invit¨¢ndome a formar parte del proyecto". Zilda acept¨® y lucha ahora desde dentro para convencerles de que los pobres "tienen hambre de pan, pero tambi¨¦n de ciudadan¨ªa", y que para eso necesitan trabajo, infraestructuras y saber salvar a sus hijos reci¨¦n nacidos.

Zilda sigue viajando por el pa¨ªs y en su libro Depoimentos brasileiros cuenta varias an¨¦cdotas. Una vez lleg¨® a un lugar donde hab¨ªan reunido a madres j¨®venes a quienes ten¨ªa que darles una clase te¨®rica sobre nutrici¨®n. Observ¨® enseguida, viendo las idas y venidas al ba?o, que muchas de ellas estaban con diarrea. "Que levanten la mano las que tienen diarrea", les dijo. "Ahora, las que tienen mucha diarrea". Eran casi todas. "Me olvid¨¦ de la conferencia y me puse a darles suero a todas ellas", cuenta.