Hunter Hancock, locutor y propagandista del 'rock and roll'
Hunter Hancock, legendario disc jockey radiof¨®nico que contribuy¨® a sacar la m¨²sica de rhythm and blues de la marginalidad del gueto, falleci¨® el 4 de agosto de causas naturales en Claremont (California), a los 88 a?os.
Nacido en Tejas en 1916, Hancock fue un culo de mal asiento que ejerci¨®, seg¨²n su cuenta, 22 oficios durante los a?os treinta. Declarado in¨²til para el servicio militar al principio de la Segunda Guerra Mundial, trabaj¨® de locutor en emisoras tejanas antes de terminar en KFDV, una radio de Los ?ngeles que atend¨ªa a la minor¨ªa negra. En 1947 presentaba un programa patrocinado de media hora llamado Harlematinee, donde pinchaba jazz. Alguien le sugiri¨® que deber¨ªa programar race records, los discos de la alborotada m¨²sica popular negra, ignorados por la radiodifusi¨®n californiana. As¨ª lo hizo y su espacio, que lleg¨® a durar tres horas y media diarias, se convirti¨® en el m¨¢s seguido por la poblaci¨®n afroamericana.
Lo extraordinario es que aquella m¨²sica, luego conocida como rhythm and blues, tambi¨¦n atrajo a oyentes anglosajones y chicanos. Estaba ocurriendo algo similar en otros rincones de Estados Unidos, como Cleveland, con Alan Freed, y Memphis, con Dewey Philips. El primero populariz¨® la denominaci¨®n de rock and roll, que quitaba connotaciones raciales; el segundo ten¨ªa entre sus oyentes a un tal Elvis Presley. Como Hancock, eran locutores blancos que, por casualidad, hab¨ªan descubierto una m¨²sica excitante que saltaba las barreras de la segregaci¨®n racial. Sin saberlo, estaban transformando las reglas de la cultura popular.
La eclosi¨®n del rock and roll hizo una estrella de Hancock, que pas¨® a trabajar simult¨¢neamente en varias emisoras, aparte de presentar un programa de televisi¨®n, Rhythm and bluesville, por donde desfilaron desde Duke Ellington a Fats Domino. Tambi¨¦n puso en marcha dos discogr¨¢ficas, Swingin' y Magnum, con artistas como Big Jay McNeely o Johnny Guitar Watson.
La carrera de Hancock fue destruida por el esc¨¢ndalo de la "payola", la pr¨¢ctica de cobrar para que determinado disco sonara en la radio. ASCAP, la elitista sociedad de recaudaci¨®n de derechos de autor, quer¨ªa vengarse de su m¨¢s reciente competidora, BMI, que viv¨ªa un boom gracias a los compositores negros y de country, a los que se acusaba de degradar las buenas costumbres y propiciar la mezcla de razas. En 1959, movi¨® sus contactos en Washington para atacar el punto d¨¦bil de los "b¨¢rbaros": las compa?¨ªas independientes que editaban sus discos entregaban dinero u obsequios a los locutores con gancho entre el p¨²blico juvenil (el argumento subyacente de ASCAP era que, mediante el soborno, hab¨ªan conseguido lavar el cerebro a los adolescentes). Como varios colegas, Hancock fue condenado por no declarar, a efectos de impuestos, lo que ¨¦l consideraba "regalos". Aunque se libr¨® de la c¨¢rcel, se qued¨® desencantado con el nuevo panorama radiof¨®nico: el viento soplaba a favor de las grandes compa?¨ªas, mientras los peque?os sellos que lanzaban su m¨²sica favorita entraban en barrena. Adem¨¢s, las emisoras impon¨ªan a los disc jockeys la m¨²sica que pod¨ªan programar y lo que ten¨ªan que decir. En 1968 abandon¨® la radio y se dedic¨® a sus negocios. Su voz se puede escuchar en un volumen de la colecci¨®n Cruisin y en discos que recuperan algunos de los conciertos que presentaba en los a?os cincuenta.-
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