No es un juego
La violencia callejera forma parte de la estrategia de ETA, que estos d¨ªas mantiene su inicua campa?a de intimidaci¨®n en Asturias y Cantabria. Agresiones similares a la de los encapuchados que atacaron con botellas incendiarias y material pirot¨¦cnico a miembros de la Ertzaintza, bomberos y paseantes en San Sebasti¨¢n han tenido en el pasado consecuencias muy graves: un ertzaina en Renter¨ªa cuyo rostro qued¨® irreconocible, un vecino de Elgoibar gravemente herido en las fiestas del pueblo por un artefacto lanzado por un adolescente. Cualquiera que fuera la intenci¨®n, resultan muy desafortunadas las declaraciones del secretario de Estado de Seguridad calificando tales agresiones de "forma muy desagradable de divertirse, pero nada m¨¢s que eso", y a?adiendo que el ataque no parec¨ªa responder a "un plan previo".
Seguramente, Antonio Camacho pretend¨ªa evitar que un tono demasiado dram¨¢tico por su parte contribuyera al objetivo de los alevines de terroristas de llamar la atenci¨®n y extender el miedo que ayer mismo sus mentores propagaban en Llanes. Pero el secretario de Estado equivoc¨® la respuesta: primero, porque ofendi¨® a los miles de personas que durante a?os han sido v¨ªctimas de agresiones parecidas; segundo, porque ning¨²n responsable pol¨ªtico, y menos el representante del Ministerio del Interior, debe tomarse a broma aquello contra lo que debe luchar.
El papel de la violencia callejera es especialmente activo cuando la banda se encuentra debilitada: as¨ª ocurri¨®, por ejemplo, tras la ca¨ªda de la direcci¨®n en Bidart en 1992. La llamada socializaci¨®n del sufrimiento aspira a que un menor n¨²mero de atentados tenga el mismo resultado intimidatorio que muchos, merced al efecto multiplicador de las amenazas, coacciones y agresiones contra la poblaci¨®n. Esa actividad se convirti¨® a la vez en la principal v¨ªa de captaci¨®n de reclutas por parte de la banda. La ilegalizaci¨®n de Batasuna, el desmontaje de sus tinglados de financiaci¨®n y las medidas para responsabilizar a los padres de los desmanes de los hijos han tenido el efecto de reducir la incidencia de la violencia callejera. Lo de San Sebasti¨¢n es seguramente un intento de poner a prueba la determinaci¨®n de los poderes p¨²blicos de seguir combatiendo esa forma de terrorismo. No hay que hacerles propaganda gratis organizando broncas desmesuradas entre partidos democr¨¢ticos a cuenta de unas desafortunadas declaraciones; pero tampoco hay que dar la impresi¨®n de que sea un juego que acabar¨¢ cuando cese la m¨²sica de las charangas.
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