Divorcio directo

El Ministerio de Justicia ultima un anteproyecto de ley sobre disoluci¨®n matrimonial que presentar¨¢ al Consejo de Ministros el mes que viene. La principal novedad que incorpora es que la pareja podr¨¢ romper su v¨ªnculo recurriendo directamente al divorcio, sin pasar por la separaci¨®n previa. Esto, m¨¢s la agilizaci¨®n de los tr¨¢mites, permitir¨¢ que aquellos que planteen la disoluci¨®n del matrimonio por mutuo acuerdo lo logren en menos de dos meses y aquellos que litiguen lo puedan conseguir en menos de seis. La nueva ley reducir¨¢ al m¨¢ximo o suprimir¨¢ la necesidad de que se aduzcan causas para la separaci¨®n en caso de desacuerdo (ahora se debe apelar al cese de la convivencia, la infidelidad, el alcoholismo).

La situaci¨®n actual es insostenible. Los procesos de separaci¨®n y divorcio han aumentado a?o a a?o, hasta llegar en 2003 a casi 127.000 demandas. La cifra es tan elevada porque para divorciarse hay que pasar primero por la separaci¨®n, lo que contribuye a los atascos en los juzgados de familia y civiles. El absurdo es tan evidente, que hasta los abogados de familia, indirectos beneficiarios de la doble tramitaci¨®n, llevan a?os pidiendo el cambio legal. La oposici¨®n, incluido el PSOE, plante¨® la reforma durante la legislatura pasada, a la que se opuso el Partido Popular.

La Ley de Divorcio lleva 23 a?os en vigor. Se gest¨® poco despu¨¦s del golpe de Estado, entre fuertes tensiones generadas sobre todo por algunos sectores de la jerarqu¨ªa cat¨®lica, llevadas al Parlamento por la fracci¨®n democristiana de la UCD. Fruto de aquellas tensiones fue que la ley sobrevalorara el papel de la separaci¨®n -¨²nica figura aceptada por la Iglesia- y una serie de cautelas que han quedado obsoletas.

El Gobierno debe abordar la reforma con audacia, con el ¨²nico l¨ªmite de salvaguardar convenientemente todas las garant¨ªas judiciales, tanto para los c¨®nyuges como para los hijos. El cambio social ha sido tan grande en el ¨²ltimo cuarto de siglo que ser¨ªa absurdo que se hicieran concesiones a quienes siguen clamando por el matrimonio indisoluble y la supuesta id¨ªlica familia tradicional. Y no debe olvidar a las parejas de hecho, que ya son m¨¢s de medio mill¨®n, cuya separaci¨®n a¨²n no se ha regulado.