Lo que dice la m¨²sica
La m¨²sica de Perales es u?a y carne con sus contenidos literarios, melod¨ªa y concepto hermanados en inextricable simbiosis. Todo beatlemano, sin embargo, se ha sentido defraudado en cuanto ha sabido el ingl¨¦s suficiente para entender las letras de sus ¨ªdolos de Liverpool, esa interminable combinatoria de yo, t¨², ella, ello, aqu¨ª, all¨ª y otras part¨ªculas elementales del lenguaje prehumano, generalmente adosadas al verbo to be. La disonancia entre la m¨²sica (de tintes heroicos) y la letra (de tintes marrones) fue uno de los motores del gran pelotazo de Pablo Abraira, Gavil¨¢n o paloma. Y mucha gente no es capaz de creerse la ¨®pera porque la soprano canta "me voy, me voy, me voy" y no se va nunca. ?Por qu¨¦ hay contenidos que pegan con una m¨²sica y otros que pegan con otra? Es como si la m¨²sica significara algo por s¨ª sola y ese significado tuviera que ser coherente con la historia narrada en la letra para que la canci¨®n resulte aceptable.
Stefan Koelsch y su equipo del Instituto Max Planck de Ciencias del Cerebro Humano y la Cognici¨®n, en Leipzig, han presentado en Nature Neuroscience (marzo de 2004) un curioso experimento sobre la sem¨¢ntica musical. Se basa en un efecto bien conocido de la otra sem¨¢ntica, la de los significados del lenguaje. Si se presenta la frase "Ana siempre toma el caf¨¦ con az¨²car" seguida de una palabra coherente sem¨¢nticamente, como "leche", ciertas zonas del cerebro sufren una peque?a ca¨ªda de potencial a los 400 milisegundos de la presentaci¨®n de la palabra. Si la palabra es incoherente sem¨¢nticamente, como "coche", la ca¨ªda de potencial es mucho mayor. Este efecto se llama N400, y es un indicador muy fiable de las operaciones sem¨¢nticas del cerebro.
Koelsch ha sustituido la frase inicial por un pasaje musical de Sch?nberg, Strauss, Valpola o Stravinsky, y despu¨¦s ha presentado a los voluntarios alguna de estas palabras: amplitud, estrechez, aguja, desv¨¢n, escalera, r¨ªo, rey, espejismo y as¨ª hasta 44 nombres, 22 abstractos y 22 concretos. El resultado es que, en efecto, el cerebro eval¨²a las palabras por su coherencia sem¨¢ntica con el pasaje musical, y penaliza a las incoherentes con una gran ca¨ªda de N400. Es como si el cerebro estuviera equipado con un diccionario para traducir las melod¨ªas al lenguaje de los humanos.
?Y qu¨¦ significan las melod¨ªas? ?Cosas arbitrarias? No lo parece. Los cerebros de los voluntarios muestran un acuerdo del 80% en los pares de melod¨ªa y palabra que eligen (seg¨²n delata su N400), y eso pese a que ninguno conoc¨ªa los pasajes musicales en cuesti¨®n, ni ten¨ªa una formaci¨®n musical. Y las asociaciones, si se piensa, tienen bastante sentido com¨²n.
Koelsch hab¨ªa elegido algunos pasajes musicales porque sus autores hab¨ªan dejado escrito cu¨¢l era su intenci¨®n emocional al componerlos. Sch?nberg, por ejemplo, dej¨® dicho que un fragmento de su Terceto de cuerda era una descripci¨®n de las punzadas que hab¨ªa sentido durante un infarto. ?se es el pasaje que, durante el experimento, mejor casa con la palabra "aguja". Otros pasajes parecen tener significados inducidos por su estructura musicol¨®gica. Por ejemplo, la palabra "estrechez" casa con una melod¨ªa de notas disonantes y muy api?adas en el pentagrama, y la palabra "amplitud", con una de intervalos m¨¢s espaciosos.
El cient¨ªfico alem¨¢n concluye que "la m¨²sica transmite mucha m¨¢s informaci¨®n sem¨¢ntica de lo que se cre¨ªa". Su siguiente proyecto es compilar un cat¨¢logo de significados musicales (tal vez la escala mixolidia signifique "transparencia"), explorar las variaciones entre culturas (?hay idiomas mel¨®dicos?) y analizar qu¨¦ elementos del lenguaje musical (tempo, timbre, duraci¨®n, altura, armon¨ªa y clave) corresponden a cada aspecto de la red sem¨¢ntica.
Qu¨¦ sabio era Perales. Cuando ¨¦l preguntaba lo del tiempo libre, lo preguntaba hasta sin la letra. No como esos melenudos, que entonaban una revoluci¨®n, pero no articulaban m¨¢s que pronombres.
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