El 11-S tira de los remos
El estadounidense Jason Read, jefe de un grupo de bomberos voluntarios en la Zona Cero, busca el oro como homenaje a las v¨ªctimas
Las crudas im¨¢genes que poblaban la mente de Jason Read hab¨ªan desaparecido durante semanas. Los cinco d¨ªas que hab¨ªa pasado en la Zona Cero despu¨¦s de que cayeran las Torres Gemelas -introduci¨¦ndose en agujeros humeantes en busca de supervivientes, buscando entre los escombros, asistiendo a los funerales de bomberos que eran m¨¢s j¨®venes que ¨¦l...- se hab¨ªan ido. "Probablemente, mi cerebro lo hac¨ªa para protegerme", dice; "me vino bien porque no hay nadie que sea lo bastante fuerte para procesar todo lo que sucedi¨® all¨ª. Necesitas primero tener tiempo para cicatrizar".
Para Read, remero del equipo de Estados Unidos y jefe de un grupo de voluntarios de la Brigada de Rescate de Amwell Valley, en Ringoes (Nueva Jersey), la cicatrizaci¨®n se produjo en lugares tranquilos. En su habitaci¨®n, con poca luz. En una iglesia, con la cabeza gacha. En el agua, tirando de su remo. Y ahora, aunque los dolorosos recuerdos de los atentados terroristas en Nueva York y Washington no desaparecer¨¢n nunca, Read los ha transformado en una fuerza positiva: motivaci¨®n. El joven de 26 a?os remar¨¢ el domingo en la final de la prueba de m¨¢s glamour en su deporte, la de ocho con timonel, en los Juegos. Aunque ya ha estado tres veces en el conjunto nacional, dice que esta vez ser¨¢ diferente. Quiere contribuir a que su pa¨ªs gane su primera medalla de oro ol¨ªmpica en 40 a?os. No piensa en ¨¦l, sino en toda la gente que perdi¨® su vida o a sus seres queridos el 11 de septiembre de 2001.
"Un Alguien con may¨²sculas me ha dado fuerza para ayudar a la gente en situaciones comprometidas. No s¨¦ por qu¨¦ he sido bendecido de esta forma"
"Nuestras mentes se inundaron con cientos de miles de im¨¢genes. ?Saben qu¨¦ tipo de introspecci¨®n puede causar eso? Yo pensaba: '?Por qu¨¦ sigo remando?"
A los 12 a?os escuchaba con pasi¨®n la radio de la polic¨ªa. A los 16 se hizo t¨¦cnico en primeros auxilios. A los 17 se apunt¨® a la patrulla de playas...
"Todas las emociones de aquel momento se han ido acumulando en m¨ª durante mucho tiempo", dice Read conteniendo las l¨¢grimas; "son un acicate para m¨ª y voy a utilizarlas para ganar". "Me lo imagino todos los d¨ªas", a?ade; "estar¨¦ all¨ª de pie, bajo la bandera estadounidense, cantando el himno nacional. Bueno, cantar¨¦ si puedo. Estar¨¦ tan emocionado... Tendr¨¦ suerte si soy capaz de hablar en ese momento".
Read, a quien sus compa?eros de equipo y sus entrenadores llaman J. R. o Jefe Read, mide 1,85 metros y pesa 82 kilos, tiene el cabello casta?o y rebelde y la piel bronceada. Pero lo que m¨¢s resalta en ¨¦l es su extra?a personalidad: una combinaci¨®n de sensibilidad y chuler¨ªa, de seriedad y holgazaner¨ªa. Es el hombre que a los 21 a?os se convirti¨® en el jefe de bomberos voluntarios m¨¢s joven de Nueva Jersey. Ahora est¨¢ pensativo, dando vueltas a sus pensamientos antes de exteriorizarlos de una forma que podr¨ªa ser poes¨ªa. Pero al momento siguiente es una persona atolondrada que muestra las fotos de su ¨²ltimo enamoramiento, una mujer de Princeton que conoci¨® entren¨¢ndose en la Universidad. Durante las pr¨¢cticas de remo, para eliminar la tensi¨®n, siempre encuentra algo optimista que decir. "S¨¦ c¨®mo inyectar la necesaria frivolidad en cualquier situaci¨®n", explica en plan intelectual.
Cuando ten¨ªa 12 a?os, sus dos hermanos, mayores que ¨¦l, pensaban que era repelente. Le echaban la culpa a la radio de la polic¨ªa y los bomberos de un amigo que escuchaba todos los d¨ªas. Pronto, Read tuvo su propia radio y la escuchaba con tal pasi¨®n que sus hermanos planearon destruirlo. "Les volv¨ªa locos con todos aquellos pitidos", dice Joan, la madre de Read; "era como cuando ten¨ªa cuatro a?os y estaba obsesionado con decir los nombres de todas las capitales de los Estados todo el santo d¨ªa. Cuando se le mete algo en la cabeza, no piensa en otra cosa". Read ten¨ªa 14 a?os cuando se alist¨® en el Departamento de Bomberos de Hopewell (Nueva Jersey) como voluntario juvenil. A los 16 se hizo t¨¦cnico en primeros auxilios. A los 17, durante los veranos, se apunt¨® a la Patrulla de Playas de Atlantic City.
Cuando ten¨ªa 13 a?os, justamente antes de que iniciara su carrera de rescate, Read se enrol¨® en el conjunto de remo de su escuela. Primero, como timonel, el tipo menudo que se sienta a la popa de la lancha controlando el tim¨®n y gritando ¨®rdenes. En su primer a?o en la Hun School, de Princeton, pas¨® a remar cuando s¨®lo era un cr¨ªo canijo que med¨ªa 1,55 metros y pesaba 52 kilos, pero lleno de esperanzas. Aquella temporada en la Universidad de Princeton, donde estrenaba su escuela, conoci¨® a Mike Teti, entonces remero del equipo nacional y ahora entrenador del equipo ol¨ªmpico. Read se acerc¨® a Teti con una amplia sonrisa en la que brillaba su aparato de ortodoncia y le dijo: "Un d¨ªa remar¨¦ contigo en los Juegos". Teti recuerda que mir¨® al chico, delgado y ligero como el palo de una piruleta, y le contest¨®: "Seguro, muchacho; seguro".
Al final, Read creci¨® otros 30 cent¨ªmetros, pero segu¨ªa siendo menudo para remero de peso pesado, en el que no hay talla m¨¢xima. Es el m¨¢s bajo y el que menos pesa del equipo de remo a ocho de Estados Unidos. Los otros remeros miden por lo menos 1,90 metros y pesan 90 kilos. El m¨¢s grande mide 2,00 y pesa 97,5.
Teti apunta que la confianza en s¨ª mismo de Read compensaba su tama?o. "No creo que J. R. ni siquiera tenga que entrenarse", opina; "su fuerza de voluntad es as¨ª de poderosa. Normalmente, el remo tiene un 30% de fuerza f¨ªsica y un 30% de t¨¦cnica. El resto es psicol¨®gico. Pero con ¨¦l es un 10% de fuerza f¨ªsica, un 5% de t¨¦cnica y el otro 85% es que cree de verdad que es el hombre de la casa".
En su casa de Nueva Jersey, Read es el hombre de otra forma distinta. Vive con su madre en una residencia con una situaci¨®n perfecta, en una finca ondulada de colinas en la que su familia criaba caballos y perros para la caza del zorro. En el tiempo que le dejan libre los entrenamientos de remo, en Princeton, a 20 minutos de distancia, sigue siendo el jefe de su brigada de rescate y permanece activo en tareas administrativas y pr¨¢cticas. Cuando no est¨¢ intentando reunir 100.000 d¨®lares para un nuevo parque de bomberos, se dedica a los accidentes de coche, a los fuegos y a los accidentes de la construcci¨®n, como uno que se produjo recientemente y en el que un trabajador se rompi¨® una pierna y varias costillas y no pod¨ªa respirar. "Si mis compa?eros de equipo y mi entrenador supieran que estaba entrando en un edificio incendiado o haciendo esas cosas tan peligrosas, me matar¨ªan", confiesa: "as¨ª que les digo que estoy ech¨¢ndome una siesta".
Read estaba durmiendo en la ma?ana del 11-S cuando se despert¨® al o¨ªr llorar a su madre. Se hallaba en casa, de vuelta de los Campeonatos del Mundo de remo en Lucerna (Suiza), deprimido porque su equipo s¨®lo hab¨ªa quedado el cuarto. De vuelta a una vida normal, iba todos los d¨ªas a la Universidad Temple, en Filadelfia, donde estudiaba Econom¨ªa con una beca de remo. Pero ese d¨ªa tr¨¢gico no fue estudiante ni atleta, fue un bombero de rescate. Cogi¨® su equipo de primeros auxilios y se fue. Aquella noche en Liberty State Park, a sus 23 a?os, fue el oficial de comunicaciones voluntario, encargado de movilizar a unos 500 m¨¦dicos, enfermeras, t¨¦cnicos de primeros auxilios y otros trabajadores del servicio de emergencias. En el silencio de aquella noche estremecedora, incluso despu¨¦s de que dejaran de llegar supervivientes de Manhattan, ¨¦l sigui¨® trabajando. Tom¨® un transbordador a la Zona Cero para ayudar a montar una de las ¨¢reas de tratamiento m¨¢s importantes del lugar. Mientras caminaba por el World Financial Center supo con qu¨¦ tendr¨ªa que v¨¦rselas. "Fue all¨ª donde encontr¨¦ una pierna", recuerda; "para la mayor¨ªa de la gente, el 11-S fue diferente porque tuvieron que digerir cientos, quiz¨¢ miles de im¨¢genes. Pero los que est¨¢bamos all¨ª tenemos que reflejar de alguna manera y afrontar una experiencia profunda. Nuestras mentes se inundaron con cientos de miles de im¨¢genes. ?Saben qu¨¦ tipo de introspecci¨®n puede causar eso? Yo pensaba: '?Por qu¨¦ sigo remando? Deber¨ªa alistarme".
Las im¨¢genes est¨¢n ahora grabadas en la mente de Read: una bandera estadounidense ondeando sobre las ruinas de lo que fueron las Torres, muchas banderas envolviendo los cuerpos de los bomberos muertos recuperados de entre trozos de metal retorcidos y humeantes... Tuvo pesadillas durante meses despu¨¦s de aquella misi¨®n de b¨²squeda y rescate. Aquel oto?o no asisti¨® al semestre en Temple, preocupando a su madre porque casi no hablaba. "Se apart¨® de la familia y los amigos", dice ella; "y se concentr¨® en el remo". Con Read en el bote, trabajando duro y manteniendo siempre arriba lo que ¨¦l llama el moral¨®metro con sus palabras de aliento, el equipo de remo a ocho de Estados Unidos gan¨® una medalla de bronce en los Campeonatos del Mundo de aquel a?o. El pasado fue la de plata. En junio, Read estaba en el equipo de remo a cuatro que sorprendi¨® a los canadienses y los brit¨¢nicos, los favoritos, al ganar una carrera de los Mundiales de Lucerna. Este a?o, dice Teti, es el mejor que ha tenido nunca.
Read considera que parte de ello se debe a que ha encontrado una nueva espiritualidad. Fue bautizado luterano y no iba casi nunca a la iglesia antes del 11-S. Pero en Pascua de 2002 se reafirm¨® en su fe en Dios y fue confirmado en la iglesia cat¨®lica movido por el apoyo que le hab¨ªan dado despu¨¦s de ese d¨ªa sus amigos cat¨®licos y Thomas Mulley, capell¨¢n del equipo nacional de remo y de Princeton. El d¨ªa de su confirmaci¨®n, Read recibi¨® una peque?a tarjeta de su patrocinador, Hank Teti, el padre de Mike. En ella estaba su nombre, la palabra "sanador" y un vers¨ªculo de la Biblia. A Read se le hizo un nudo en la garganta cuando ley¨® la tarjeta, tocando suavemente sus bordes mientras susurraba: "Alguien me ha dado fuerza, un Alguien con may¨²sculas, para ayudar a la gente que est¨¢ en situaciones comprometidas. No s¨¦ por qu¨¦. No s¨¦ por qu¨¦ he sido bendecido de esta forma".
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