Otro tocomocho m¨¢s
La mayor¨ªa de los ganaderos de bravo (es un decir) nos quieren hacer ver que todo vale. A cualquier becerro que nace lo ponen a los cuatro o cinco a?os en unos cajones y lo mandan, junto a otros hermanos de parecido corte, a las plazas de toros para su lidia. Da igual si mansea mucho o poco. Lo ¨²nico necesario es que tenga cuernos m¨¢s o menos buidos. Claro que es preferible que salga con mucha cornamenta y gran peso. De ese modo los colocan en la plaza de Bilbao. All¨ª (aqu¨ª) pagan con exuberante largueza, sin hacer pregunta alguna.
?ltimamente Bilbao es una plaza id¨®nea para la pr¨¢ctica del tocomocho del toreo. Con esa tesitura la Junta Administrativa se siente en la obligaci¨®n de asegurar que Bilbao ha empezado a erigirse como la plaza n¨²mero uno del mundo, por encima de Madrid y Sevilla. Pues bien, en la corrida de ayer -como el otro d¨ªa, y el otro y el otro- se llev¨® a cabo un tocomocho may¨²sculo a cargo de los toros de Alcurruc¨¦n. Toros que salieron del vientre de m¨¢s de una madre bajo el estigma de la bueyada.
Alcurruc¨¦n / Abell¨¢n, Fandi, Mar¨ªn
Toros de Alcurruc¨¦n: buena presencia, bueyes desde que nacieron. Miguel Abell¨¢n: silencio en los dos. El Fandi: aplausos y ovaci¨®n. Seraf¨ªn Mar¨ªn: silencio en los dos Plaza de toros de Vistalegre, 21 de agosto. Octava de feria. Tres cuartos de entrada largos.
Con ese material de deshecho, Miguel Abell¨¢n puso voluntad en su primero y menos que poco en su segundo, al que mat¨® a grandes carcajadas, quiere decir p¨¦simamente. Por lo que respecta a El Fandi, fuera del tercio atl¨¦tico de banderillas, los pases que trat¨® de realizar a sus dos toros no sonaban a nada, tal una flauta sin agujeros.
El torero catal¨¢n Seraf¨ªn Mar¨ªn en su primero tante¨® m¨¢s que el bast¨®n de un ciego. En su segundo se apreci¨® un inter¨¦s muy grande por justificarse y querer agradar. Pero tanto para ¨¦l como para sus compa?eros, los toros fueron una birria con cuernos. Mas en el caso de hoy no conviene poner el acento contra los toreros. Conviene ser rigurosos y explicar que corridas como las de ayer, en cuanto a ganado, no son de recibo. Hay que proclamarlo a los cuatro vientos. Con toros como los de ayer, y como los del otro d¨ªa y el otro y el otro, la fiesta tiende a desaparecer muy pronto. L¨¢stima que entre tanto algunos "listos" se est¨¦n haciendo de oro.
Y en paralelo tenemos el criterio petulante de la Junta Administrativa crey¨¦ndose el ombligo del mundo. En peque?o se asemejan a aquel bilbaino que subi¨® al monte Artxanda (uno de los peque?os montes que circundan Bilbao) y lo hizo porque quer¨ªa ver c¨®mo era Bilbao sin ¨¦l.
Hab¨ªa que ver el enfado de much¨ªsimos espectadores con el denigrante y amorfo juego de las reses lidiadas ayer. Y eso que en muchos pasajes de las corridas que estamos viendo estos d¨ªas la mayor parte del p¨²blico no distingue un ferrari nuevo de un volvo de segunda mano.
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