?D¨®nde est¨¢ el parricida de Picassent?

Jos¨¦ Cabrera, de 40 a?os, se ha convertido en una de las pesadillas de la Guardia Civil. Mat¨® de dos disparos a su mujer, de la que estaba en tr¨¢mites de separaci¨®n desde el pasado diciembre, el 1 de agosto, a las 20.15, en un camino entre cultivos en Picassent. Desde entonces, los efectivos policiales han peinado, supuestamente palmo a palmo, el t¨¦rmino municipal, uno de los m¨¢s vastos de la provincia. Y mientras la b¨²squeda no da resultados, la familia de la fallecida, Mercedes Bueno, vive bajo la atenta mirada de los agentes del instituto armado, que vigilan el acceso a su domicilio y los movimientos. Los tres hijos de la pareja y los padres de Mercedes tienen miedo. Jos¨¦ Cabrera anda suelto.

El parricida, identificado por la amiga de la v¨ªctima que presenci¨® el crimen, conoce los escondites de la huerta de Picassent al dedillo. Desde que Mercedes decidiera en diciembre pasado y ya de forma irreversible iniciar los tr¨¢mites de separaci¨®n, Jos¨¦ Cabrera se march¨® del domicilio familiar para pr¨¢cticamente vagabundear por el campo pr¨®ximo a la localidad. Una caba?a situada en el barranco de la localidad se convirti¨® en su refugio. Quienes compartieron con ¨¦l su afici¨®n por la preparaci¨®n de palomos para la competici¨®n explicaron desde el primer d¨ªa que "dej¨® de ser quien hab¨ªa sido", que no fue capaz de mantener los trabajos eventuales que habitualmente hac¨ªa, que se dio a la bebida e hizo de su deseo de volver con su esposa una obsesi¨®n.

La llamaba, la segu¨ªa, la atosigaba, invad¨ªa su espacio laboral, molestaba a su entorno, irrump¨ªa en su vida cotidiana. Siempre tras ella para saber con qui¨¦n iba y qu¨¦ hac¨ªa. El domingo 1 de agosto merode¨® durante todo el d¨ªa los alrededores del chal¨¦ de la familia de una amiga de la v¨ªctima. Mercedes acab¨® yendo al cuartel de la Guardia Civil a media tarde para denunciar las amenazas de su todav¨ªa pareja. Poco despu¨¦s dos tiros de los tres que dispar¨® Jos¨¦ Cabrera acabar¨ªan con la vida de Mercedes Bueno. Y desde entonces, a Jos¨¦ Cabrera parece hab¨¦rselo tragado la tierra.

Las patrullas de la Guardia Civil han recorrido cuevas, caba?as y plantaciones en busca de alguna pista sobre el destino del parricida. Tres d¨ªas despu¨¦s del crimen encontraron ropa de ¨¦l y algunos enseres en una cueva. Nada m¨¢s. Las pautas de comportamiento habituales en los hombres que matan a sus parejas se han roto: no se entreg¨® tras el crimen ni consta que se haya intentado quitar la vida. Huy¨®. Tres semanas despu¨¦s est¨¢ en paradero desconocido y las fuerzas de seguridad empiezan a extender el c¨ªrculo no s¨®lo fuera de Picassent sino de Valencia, tratando de buscar a trav¨¦s de conocidos o entornos que pudiera haber frecuentado tiempo atr¨¢s.