Javier Calamaro, el hermano peque?o
El menor de los Calamaro publica su primer disco en Espa?a, 'K¨ªmika'. "Retrata mi felicidad personal, mi paternidad y una estancia en el campo".
Hay dos Calamaro en el rock en castellano. El mayor, Andr¨¦s, vive actualmente retirado de la vida loca en un valle de ?vila, aunque sigue haciendo discos, como el reciente El cantante. El menor, Javier, reside en su Buenos Aires natal, y tiene una extensa discograf¨ªa, de la que ahora se publica en Espa?a K¨ªmika (Pelo Music/DRO). Un trabajo que ha sido precedido por un ¨¦xito radiof¨®nico en la forma de Mi religi¨®n, rumba rockera con la voz de Rosario Flores y la guitarra flamenca de David Amaya. "Fueron encuentros propiciados por el jefe de la compa?¨ªa, el muy legendario Pelo Aprile, que es ¨²nico en lo de juntar personas que se desconocen", dice.
Javier Calamaro (1965) es risue?a energ¨ªa, un zascandil que se deleita en aclarar su trayectoria: "K¨ªmika retrata mi felicidad personal, mi paternidad y una estancia en el campo. Es el quinto disco bajo mi nombre, tras estar en una banda de rock and roll con clave cubana, Los Guarros; sacamos seis discos. No, all¨ª la palabra guarro no significa nada, yo la traje de Espa?a tras leer una historieta de El Jueves, era una broma privada".
De Javier se conoc¨ªa aqu¨ª su labor como productor, responsable de belicosos discos colectivos como Pampa del indio. "Antes hice otro llamado Chiapas pero Pampa del indio respond¨ªa a la idea de reparaci¨®n hist¨®rica, opuesta a la caridad o la interferencia de las ONG. Con los beneficios, se compr¨® tierra en el Chaco -130 hect¨¢reas- que se devolvi¨® a la tribu de los tobas, los due?os originales".
Aparte de los temas propios, K¨ªmika contiene No me nombres, una apasionada canci¨®n in¨¦dita de Andr¨¦s (que canta en el tema), y el cl¨¢sico antillano Esp¨¦rame en el cielo. Dice que el gusto de los Calamaro por boleros y rancheras es herencia familiar. "Nuestro padre era abogado y viajaba mucho a M¨¦xico; en nuestra casa siempre sonaron Agust¨ªn Lara y Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez. ?Aunque yo no soy tan ecl¨¦ctico como Andr¨¦s!".
Javier se reconoce heredero de la f¨¦rtil tradici¨®n del rock argentino, "sobre todo de la expresi¨®n l¨ªrica de un Spinetta, m¨¢s que de la l¨ªnea Charly. En los sesenta y los setenta viv¨ªamos alejados del rock internacional, lo que nos oblig¨® a crear un lenguaje propio. Ni siquiera la dictadura, que lo ve¨ªa como algo subversivo, pudo cortarlo". Asegura que la crisis ha provocado un resurgimiento del rock "en los barrios y los suburbios, donde antes dominaban las m¨²sicas tropicales m¨¢s cutres, m¨¢s alienantes. El rock vuelve a servir para expresar sentimientos urgentes".
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