S¨®lo 'Gervi' cre¨ªa en Gervasio
Con el cuerpo reventado por las lesiones y su imagen p¨²blica destrozada, nadie daba un euro por ¨¦l
Si hace un a?o alguien hubiera dicho en voz alta que Gervasio Deferr repetir¨ªa en Atenas medalla de oro, la respuesta m¨¢s normal habr¨ªa sido una carcajada. "Gervi est¨¢ fuera", era la frase m¨¢s o¨ªda en el peque?o mundo de la gimnasia espa?ola. Con el cuerpo reventado por las lesiones y la imagen destrozada por un positivo por consumo de hach¨ªs, nadie daba un euro por el gimnasta catal¨¢n, salvo ¨¦l mismo. Solo Gervi cre¨ªa en Gervasio.
Gervi, como pide que le llamen, tiene unas condiciones f¨ªsicas excepcionales para la gimnasia, una potencia descomunal en las piernas, una gran coordinaci¨®n y un dominio total sobre su cuerpo, de apenas 1,65 metros de estatura y 70 kilos de peso. Pero, sobre todo, y eso es lo que le distingue de la mayor¨ªa de los gimnastas espa?oles, tiene una confianza ilimitada en s¨ª mismo y un car¨¢cter ganador a prueba de bombas.
Adem¨¢s, le gusta ir de rebelde, a contra corriente. Hasta ahora lo hab¨ªa demostrado con sus tatuajes -un demonio dise?ado por su hermano Pablo, al que adora, y los aros ol¨ªmpicos de Sidney-, sus piercings y sus cortes de pelo, pero ayer lo dijo con su gimnasia, con dos espl¨¦ndidos saltos que no s¨®lo le convierten en el primer espa?ol con dos oros ol¨ªmpicos a t¨ªtulo individual, sino que le reivindican como un atleta de primer nivel, un gimnasta irrepetible en Espa?a.
Dos saltos que cierran la boca a todos aqu¨¦llos que le han criticado en los ¨²ltimos a?os. El hecho de que lo hiciera un d¨ªa despu¨¦s de fracasar en su gran especialidad, el ejercicio de suelo, en el que fue cuarto, da una idea del car¨¢cter del gimnasta, que tiene 23 a?os; de su capacidad para crecerse en las dificultades.
A Gervi se le meti¨® entre ceja y ceja que quer¨ªa volver a ser ol¨ªmpico hace menos de un a?o. Quer¨ªa luchar por una medalla, volver a sentir lo que es estar en lo m¨¢s alto. Y se puso manos a la obra. Sin pensar en sus dos hombros operados despu¨¦s de Sidney; en esa espalda que empez¨® a darle problemas hace un a?o y le dej¨® fuera de los ¨²ltimos Mundiales, en la falta de competiciones, en las voces que le dec¨ªan que estaba acabado. Y es que Gervi siempre se ha considerado un profesional de la gimnasia, un atleta que vive de su trabajo y que por sus problemas de imagen no ha podido disfrutar de los suculentos contratos que supone la gloria ol¨ªmpica.
Su car¨¢cter no le ha ayudado a lo largo de su carrera. Porque Gervi no se calla. Dice siempre lo que piensa. Incluso lleg¨® a reconocer que hab¨ªa fumado cannabis y, aunque admiti¨® el error, defendi¨® que aquello no era dopaje. Con eso puso en peligro la beca que recibe del ADO, sus ¨²nicos ingresos.
A principios de este a?o decidi¨® apostarlo todo por Atenas. Dej¨® Barcelona, la ciudad a la que emigraron sus padres huyendo de la dictadura argentina, y se someti¨® a la disciplina, esa palabra que tan poco le gusta, del equipo nacional en Madrid. Los que le conocen saben lo que le ha costado dar ese paso. En Barcelona dej¨® a su familia, a su novia, a sus perros y a su entrenador de toda la vida, Alfredo Hueto, el mismo al que se abraz¨® hace cuatro a?os en Sidney, al que conoci¨® cuando era un ni?o con una facilidad pasmosa para la gimnasia, al que ha dedicado todos sus triunfos hasta la fecha.
Hueto no estaba ayer en Atenas con Gervi para celebrarlo. Pero todo ese sacrificio ha valido la pena. Aunque hace unos meses s¨®lo Gervi estaba seguro de ello.
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