?Banzai, banzai!
Un gran alboroto me ha sacado de un momento de profunda reflexi¨®n que un observador despistado hubiera podido confundir con un sue?ecito presidencial.
-?Mier! -se ha o¨ªdo, y despu¨¦s varias voces pidiendo auxilio. He acudido presto y To?o Alonso me ha hecho un sucinto relato de los hechos.
-La ministra Maleni ha tropezado con algo que sobresal¨ªa del suelo y ha ca¨ªdo de bruces.
-Co?o, To?o, no seas tan sucinto -le he protestado-. Ponle algo de coraz¨®n. Comun¨ªcate. Saca lo que llevas dentro, que te har¨¢ un bien, hombre.
-Da?os personales, escasos.
-?Pero por qu¨¦ nadie mira qu¨¦ es lo que sobresale del suelo? -ha inquirido Trini, dando muestras de un sorprendente pragmatismo.
Era una piedra pulida, parec¨ªa una losa gruesa, o un... o un... ?No! ?No puede ser! Tras escarbar en el terreno ha aparecido una primera piedra conmemorativa de la era Cascos: "AVE Madrid- Chicago, kil¨®metro 0, inaugurado por don Francisco de los Alvareces¨ªmos y Cascos". A saber cu¨¢ntas primeras piedras abandonadas habr¨ªa por Espa?a.
-Esta piedra -discurse¨¦ un poco- es una prueba de c¨®mo se ejerc¨ªa antes el poder, bas¨¢ndose en la arbitrariedad, el absurdo y el culto a la personalidad. Os ruego que nos sentemos en su derredor para meditar c¨®mo no se deben hacer las cosas.
As¨ª lo hicimos todos, no porque en este partido se siga ciegamente mi autoridad, sino porque se trataba de una buena iniciativa, y as¨ª, sentados alrededor del pedrusco, parec¨ªamos los monos de Stanley Kubrick adorando al monolito.
-?No os imagin¨¢is a Paco Cascos -se aventur¨® Juan Fernando a romper el silencio- como uno de esos guerrilleros japoneses que quedaron aislados tras el final de la Segunda Guerra Mundial y que cuando a?os despu¨¦s llegan a su isla unos soldados norteamericanos se lanza al ataque gritando ?Banzai, banzai!?
-?Todo el mundo fuera de mi piedra! ?A ver, polic¨ªa, por favor! El fot¨®grafo, quieto. Que no tome instant¨¢neas hasta que yo recupere la compostura.
Al ex ministro Paco Cascos le segu¨ªan dos docenas de personas alteradas, vestidos todos de lana invernal. Di ¨®rdenes de retirada, para evitar que el s¨¦quito de Cascos nos arrollara. El ex ministro se situ¨® junto a su primera piedra y grit¨®:
-?Vamos, la foto, que no tengo todo el d¨ªa!
Dispar¨® el fot¨®grafo.
-Ha salido con la boca abierta, se?or ministro.
-?Pues haga otra!
Dispar¨® de nuevo.
-Ahora ha salido con los ojos cerrados, se?or ministro.
-?Pues otra!
Un nuevo disparo.
-Ahora ha salido con el ce?o fruncido.
-?No est¨¢ fruncido, es que lo tengo as¨ª, mentecato! Parece mentira que a¨²n no lo sepa, despu¨¦s de tantas fotos. ?Adi¨®s, y sepan ustedes que no les hago detener para no perjudicar al Presidente Aznar, centrista y caballero espa?ol! Formen filaaas... ?ar! ?Uro-os! ?Uro-os! ?Uro-ooos!
Aprovech¨¦ que el fot¨®grafo se rezagaba para preguntarle:
-?Pero por qu¨¦ nadie le dice que ya fueron las elecciones y que perdieron?
-Nos ha jod¨ªo. Por lo mismo que ustedes, porque no nos atrevemos.
-Pero por lo menos v¨ªstanse de verano.
-?No ve que no tenemos tiempo, hombre?
-?Fot¨®grafo!
-?Se?or, s¨ª, se?or!
-?Siete d¨ªas de calabozo por tratar con felipistas!
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