"Somos buena gente"
Los abucheados jugadores de la NBA luchan por mejorar su imagen
Puede que en Atenas no est¨¦n los mejores, ni los grandes nombres, ni el verdadero dream team, pero Estados Unidos sigue siendo ese equipo temible, venerado u odiado, siempre centro de la atenci¨®n all¨¢ donde va. ?Qu¨¦ hace Iverson cuando se levanta por la ma?ana? ?Desayuna Duncan t¨¦ o caf¨¦? ?En qu¨¦ emplea su tiempo libre Anthony? ?Escucha alguien a Larry Brown fuera del parquet?
En Atenas, a diferencia de muchos de los miembros de la expedici¨®n ol¨ªmpica de Estados Unidos, los componentes del conjunto de la NBA han optado por no alojarse en la Villa Ol¨ªmpica, un lugar demasiado vulgar para semejantes estrellas. ?O es que acaso a alguien se le ocurre pensar que personajes de su cach¨¦ aceptar¨ªan apretarse en un piso de 90 metros cuadrados y s¨®lo dos ba?os para 12 personas? Eso vale para el equipo espa?ol, pero no para Iverson, Duncan y compa?¨ªa, que se han refugiado en El Pireo, en el Queen Mary 2. El considerado como el mejor crucero del mundo para los que se consideran los mejores baloncestistas del mundo, han debido de pensar.
Y, aunque la informaci¨®n sobre su lugar de alojamiento es de dominio p¨²blico, desde el equipo estadounidense se empe?an en crear una atm¨®sfera de misterio. "Nos alojamos fuera de la Villa, en un lugar m¨¢s cercano al pabell¨®n", dice, escuetamente, Craig Miller, encargado de tratar con los representantes de la prensa. ?D¨®nde? ?En qu¨¦ lugar? "No podemos revelarlo por motivos de seguridad", prosigue. En estos Juegos, la seguridad ha servido y sirve para justificarlo casi todo.
Pero, al margen de eso, quienes han visto a los componentes del equipo estadounidense pasearse por el Queen Mary 2 aseguran que son de lo m¨¢s normal. M¨¢s altos, s¨ª. M¨¢s, fuertes, tambi¨¦n. Si acaso, un poco escandalosos -hablan m¨¢s fuerte de lo que procede en un lugar as¨ª-, pero nada m¨¢s. Algunos, acompa?ados de sus esposas e hijos, hacen vida de familia en sus horas libres. Otros aprovechan el tiempo para salir a comprar por el centro de Atenas o para seguir otras competiciones de los Juegos. A Jefferson se le ha visto en los partidos de softball de Estados Unidos, con alguna de cuyas jugadoras tiene amistad. "Creo que van a ganar la medalla de oro. Est¨¢n jugando muy bien", ha dicho de sus compatriotas. Gran aficionado al deporte, el alero de los Nets de Nueva Jersey tambi¨¦n disfrut¨® de lo lindo en la ceremonia de inauguraci¨®n de los Juegos, en la que tuvo ocasi¨®n de departir con dos estrellas del tenis, Martina Navratilova y Andy Roddick. Como un fan m¨¢s, se fotografi¨® con ellos y se march¨® entusiasmado.
Okafor, el alero de Charlotte Bobcats, tambi¨¦n se lo pas¨® de lo lindo en la final de gimnasia viendo c¨®mo su compatriota Carly Patterson le arrebataba el oro a la reina rusa Jorkina. "Fue estupendo poder ver a Jorkina en persona. Es m¨¢s verterana y, en sus actuaciones, se nota la diferencia con otras atletas", ha comentado Okafor, que tampoco quiso perderse la ocasi¨®n de pasar por la piscina ol¨ªmpica y asistir al espect¨¢culo de otro extraterrestre, Michael Phelps. Con Maurice Green, en la final de los 100 metros, se llev¨® una peque?a decepci¨®n. "Trae el oro a casa", le hab¨ªa rogado. Pero se tuvo que conformar con el bronce.
"Nunca he experimentado nada igual en toda mi carrera como baloncestista. Ha sido el punto culminante", dijo Anthony tras participar en la ceremonia inaugural. Parec¨ªa emocionado. Despu¨¦s a?adi¨®: "Queremos mostrar al mundo que somos buena gente, que Estados Unidos tienes algunas personas buenas en el pa¨ªs". Una declaraci¨®n que demostr¨® que eran conscientes de lo que les aguardaba. Algo que viven, casi sin excepci¨®n, cada vez que saltan a la cancha. La atm¨®sfera se calienta y, mientras el rival es recibido con una fuerte ovaci¨®n, las estrellas de la NBA se tienen que tapar los o¨ªdos para no escuchar los silbidos.
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