El precio de la discontinuidad
La potente Australia expresa su superioridad f¨ªsica sobre un conjunto espa?ol en formaci¨®n
Atenas
La competici¨®n suele premiar a los m¨¢s regulares. Desde 1956, la selecci¨®n australiana de hockey no ha faltado nunca a los Juegos por motivos deportivos. Ha jugado en tres finales y s¨®lo en Mosc¨², cuando el boicot, interrumpi¨® su participaci¨®n ol¨ªmpica. La selecci¨®n de Espa?a es intermitente. No estuvo en Se¨²l ni en Sidney, y no hay que remontarse dos a?os para encontrarla en el puesto 11 del ranking. Espa?a vivi¨® hasta ahora como si los ritmos de la selecci¨®n dependieran de los vaivenes generacionales, del microclima de Terrassa, de la esencia familiar de un deporte que pasa por etapas de estado larval, eclosiona y se apaga. Esta tendencia se ha intentado revertir desde que la federaci¨®n contrat¨® al holand¨¦s Maurits Hendricks, hace dos a?os, para coordinar la formaci¨®n de un equipo competitivo. En estos Juegos se han visto los resultados. Espa?a ha jugado a un gran nivel pero no ha podido superar a Australia, una picadora que disputar¨¢ la final contra Holanda. Espa?a y Alemania, mientras, se jugar¨¢n el bronce el viernes.
ESPA?A 3 - AUSTRALIA 6
Espa?a: Herrera; R. Alegre, Garza, Ribas, S¨¢nchez, F.F¨¢bregas, Escarr¨¦, A. F¨¢bregas, Tubau, Amat y Freixa. Tambi¨¦n: Sojo, D. Alegre, Aguilar y Sala.
Australia: Mowlan; Dwyer, McCann, Elder, Hammond, Brennan, George, Wells, Brooks, Livermore y Butler. Tambi¨¦n: Schubert, Eglington, Knowles.
Goles: 0-1. M.3: Elder. 1-1. M.10. Tubau. 1-2. M. 23: McCann. 1-3. M.27: Wells. 1-4. M. 44: McCann. 2-4. M. 48: Ribas. 2-5. M.50: McCann. 2-6. M.53: Schubert. 3-6. M.67: Ribas.
?rbitros: Whright y Ehrls.
Los requisitos de la competitividad no son tan rec¨®nditos. "Vamos a entrenar 20 horas semanales", dijo Hendricks hace un a?o. "Es el l¨ªmite. En vez de estar en casa con descansos de una semana, vamos a estar juntos tres semanas y luego iremos a casa dos d¨ªas. Volveremos a entrenar tres semanas, y a casa dos d¨ªas".
"?Claro!", dec¨ªa Hendricks. "Son cambios muy grandes. Sobre todo para los espa?oles que est¨¢n acostumbrados a darle mucha importancia a la familia y a cosas como comer reunidos en casa. Yo creo que son sacrificios normales. La verdad es que han respondido de una manera impresionante. Justo en este a?o en que yo les ped¨ª doblar todos los esfuerzos y estar m¨¢s concentrados el equipo se quedaba sin el plan ADO. Los chicos no reciben ni un duro y t¨² les pides dejar la familia, la casa y el trabajo para entrenar todo el d¨ªa a tope".
Espa?a comenz¨® a entrenarse como Australia, Sur¨¢frica, Holanda o Alemania. Comenz¨® a cuidar la preparaci¨®n f¨ªsica de forma extrema, entren¨® la velocidad cerebral, desarroll¨® la estrategia y estudi¨® tanto a los rivales como al propio equipo mediante un sistema de c¨¢maras que codifican jugadas y jugadores. "Hemos hecho todo lo que pod¨ªamos", dijo Hendricks al comenzar los Juegos; "ahora ya no se puede mejorar nada y la presi¨®n ser¨¢ impresionante".
Tan impresionante fue la presi¨®n que en el minuto dos de la semifinal de ayer, Ribas provoc¨® un penalti-c¨®rner que Australia no perdon¨®. Los jugadores espa?oles saltaron nerviosos al campo. El d¨ªa que deb¨ªan hacerse fuertes con el control de la bola, la perdieron en pases aparentemente sencillos. Australia hizo un trabajo impecable: presion¨® arriba, atac¨® con muchos jugadores y desequilibr¨®. Con la ventaja en el marcador y una superioridad f¨ªsica evidente, Australia se convirti¨® en una segadora. No pararon de presionar a Kiko F¨¢bregas y Rodrigo Garza y con ellos, los dos conductores, cay¨® todo el equipo espa?ol.
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