Futuro mestizo
Dentro de no muchos a?os gran parte de los jugadores de las selecciones deportivas espa?olas ser¨¢n negros, o mestizos, como ya ocurre en las de Francia, Holanda, Inglaterra, entre otras, y a nadie extra?ar¨¢ encontrar entre nuestros seleccionados apellidos eslavos, por ejemplo. Intentar detener el proceso de mestizaje, adem¨¢s de ser imposible, ser¨ªa negativo. Porque si el primer bien de un pa¨ªs es su poblaci¨®n, la espa?ola actual crece gracias a la llegada de inmigrantes. Entre 1998 y 2003 la cifra de residentes extranjeros se ha multiplicado por cuatro. Ya suponen el 6,24% de la poblaci¨®n espa?ola, seg¨²n el INE.
Son, sobre todo, personas j¨®venes, en edad de trabajar y, tambi¨¦n, de tener hijos. Su aportaci¨®n a la natalidad es creciente: 12 de cada 100 ni?os nacidos el a?o pasado eran de madre extranjera. Tambi¨¦n resulta decisiva para paliar la baja fecundidad de las espa?olas: mientras las inmigrantes tienen un promedio de 1,86 hijos, las espa?olas se sit¨²an en 1,14, seg¨²n un reciente estudio del CSIC. Juventud y maternidad contribuyen a aliviar el r¨¢pido envejecimiento de la poblaci¨®n espa?ola. Sin la llegada de extranjeros, la cifra de habitantes permanecer¨ªa casi estancada, y no habr¨ªa forma de financiar la seguridad social.
El propio INE, al elaborar sus proyecciones de poblaci¨®n para este siglo, cuenta con un aumento sostenido de las llegadas de inmigrantes. Gracias a ellos se alcanzar¨ªan los 50 millones de habitantes previstos para el a?o 2025. La poblaci¨®n oficial es ahora de 42,7 millones de personas (dos millones m¨¢s que en 2000). De ellas, 2,6 millones son extranjeras.
El a?o pasado los inmigrantes contribuyeron a aumentar el PIB en al menos dos d¨¦cimas, seg¨²n el Banco de Espa?a. Algunos han venido con la intenci¨®n de volver a sus pa¨ªses de origen tras ahorrar lo suficiente, pero otros muchos lo han hecho para quedarse, si pueden. Las lucubraciones de hace tres o cuatro d¨¦cadas sobre integraci¨®n o asimilaci¨®n, incluso muchas de las m¨¢s recientes sobre qu¨¦ inmigraci¨®n ser¨ªa m¨¢s conveniente por afinidad cultural y otros factores, han quedado desbordadas por una realidad m¨¢s din¨¢mica que las teor¨ªas. Las reacciones xen¨®fobas minoritarias no impidieron que la industrializaci¨®n convirtiera a Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco en sociedades mestizas de espa?oles de todas las regiones peninsulares. Ahora ocurrir¨¢ lo mismo con los inmigrantes extranjeros.
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