De un v¨¦rtigo a otro
Como su t¨ªtulo indica, El libro de los m¨¢rgenes ocupa no tanto un lugar aparte en la imponente obra de Edmond Jab¨¨s (El Cairo, 1912-Par¨ªs, 1991), sino quiz¨¢ un lugar distinto, pues m¨¢s que su marginalidad ("los textos aqu¨ª reunidos est¨¢n destinados a permanecer al margen de mis obras. Deben conservar este car¨¢cter marginal, incluso subrayarlo, para que la lectura se haga de manera m¨¢s libre"), lo que lo convierte en decisivo es su m¨¦todo y su estructura ("me gustar¨ªa que fueran recibidos como escritura del v¨¦rtigo, donde el libro se abre al libro"). Se trata de una suerte de libro de lecturas abierto a otras experiencias, a lo que otros han escrito: a la voz y la escritura de Jab¨¦s, se suman aqu¨ª las voces y la escritura de Blanchot, Derrida, Bataille, Michel Leiris, L¨¦vinas, Roger Caillois o Gabriel Bounoure, entre otros muchos. Una especie de mosaico lleno de destellos, de ideas y de audacias. Un conjunto que revela la amorosa atenci¨®n que Jab¨¨s ofrece a sus semejantes en la escritura.
EL LIBRO DE LOS M?RGENES I Eso sigue su curso
Edmond Jab¨¨s
Traducci¨®n de David Villanueva
Arena Libros. Madrid, 2004
105 p¨¢ginas. 10,50 euros
La idea de los m¨¢rgenes como lugar de vida y escritura es una figura trascendente en la po¨¦tica de Jab¨¨s, doblemente expl¨ªcita en El libro de los m¨¢rgenes, pues esa imagen elegida es, parad¨®jicamente, una de las im¨¢genes centrales de su escritura. Eso sigue su curso, es el primer volumen de lo que hasta ahora es una trilog¨ªa junto con Dans la double d¨¦pendance du dit y B?tir au quotidien, algo as¨ª como un proyecto de recuperaci¨®n, una colecci¨®n de textos formada por piezas ocasionales, peque?os ensayos, reflexiones entre la poes¨ªa y el aforismo; un libro que se pregunta sobre la lectura y el lector, la escritura y el autor, un libro de meditaci¨®n profunda y humildemente verdadero, inscrito en otros libros, fruto de la relaci¨®n con los escritores que le acompa?an a trav¨¦s de la escritura. La llave que abre este libro es una marginalidad que es para Jab¨¨s un garante de libertad: "La palabra transcrita, cuyas mu?ecas hemos esposado y que inocentemente hemos cre¨ªdo fijar, conserva su libertad en la extensi¨®n de su perennidad nocturna. Libertad cautiva que nos espanta y nos angustia".
Jab¨¨s se mueve entre palabras y sonidos, entre frases y locuciones, en las dos caras de su di¨¢logo, pero sobre todo dentro de las palabras mismas: "Romper la palabra, hacer que jueguen las palabras en las roturas de la palabra, es ir a lo m¨¢s cercano por el camino m¨¢s directo; pero tambi¨¦n es pasar de un v¨¦rtigo a otro, de un vac¨ªo a otro, en el insondable acuerdo del atajo milagroso". Su esencia est¨¢ en el fragmento, que es la totalidad privilegiada del cuerpo de una escritura que parece rota, dispersa y hecha pedazos, pero sin embargo, "es en la fragmentaci¨®n en donde se deja leer la inconmensurable totalidad". Se sit¨²a as¨ª entre lo expl¨ªcito y lo impl¨ªcito, entre lo dicho y lo no-dicho. El libro reclama una costumbre, una cierta intensidad necesaria para su comprensi¨®n, y a la vez, es una verdadera introducci¨®n a la obra inmensa de Edmond Jab¨¨s, de la que a¨²n queda mucho por descubrir. Y sobre todo, un inolvidable momento de literatura: "Separados de nosotros mismos por nuestra propia audacia, privados de nuestro bien, nuestra en¨¦rgica y pronta reacci¨®n es la de intentar dominar esa voz rebelde de tinta, para apropiarnos de ella". Esta certera traducci¨®n se acompa?a de unos interesantes dibujos de Lidia Muro, aunque se echen de menos los grabados que Tapi¨¨s hizo para la edici¨®n original francesa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.