Agenda territorial y pol¨ªtica de alianzas
El Consejo de Ministros con que el viernes pasado se inaugur¨® el curso pol¨ªtico inici¨® la discusi¨®n del anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado. Sin mayor¨ªa absoluta, el Gobierno necesita apoyos externos para su aprobaci¨®n en las Cortes. El ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes, ha expresado su intenci¨®n de negociar con todos los partidos, pero quienes ya est¨¢n en ello desde el ¨¢mbito parlamentario han adelantado que la opci¨®n preferente es garantizarse la mayor¨ªa sumando a los 164 esca?os del PSOE los 5 de IU y los 8 de ERC. Un motivo de preocupaci¨®n es la influencia que el apoyo de esta ¨²ltima formaci¨®n pueda tener en el que se configura como principal asunto pol¨ªtico de la legislatura: la llamada, por la vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega, "agenda territorial".
Zapatero excluy¨® tras su victoria formalizar un pacto de legislatura y opt¨® por la b¨²squeda de acuerdos variables. La hora de la verdad de esa estrategia la marca el debate de Presupuestos, que define las prioridades en torno a las cuales se configura una mayor¨ªa con cierta estabilidad, al menos durante un a?o. Es evidente que ERC no es la CiU de Pujol, principal aliado en el pasado tanto del PSOE como del PP cuando no tuvieron mayor¨ªa. Que el acuerdo con Esquerra sea viable, y se prolongue al resto de la legislatura, depende sobre todo de que, en la negociaci¨®n, el partido de Carod y Puigcerc¨®s ponga el acento en su condici¨®n de formaci¨®n de izquierdas -lo que comparte con el PSOE- o en la de formaci¨®n nacionalista -que es lo que les separa-. Es ah¨ª donde se pondr¨¢ a prueba su madurez como partido de gobierno que dice querer ser.
Pero tambi¨¦n se pondr¨¢ a prueba la del Gobierno. Hasta ahora le ha ido bastante bien renunciando a enfrentarse verdaderamente con nadie, fuera del PP. Y ha sido as¨ª por convicci¨®n personal de Zapatero y tambi¨¦n porque los socialistas necesitan todos los apoyos, incluyendo los de CiU y el PNV, para no perder votaciones en el Senado. Pero a partir del debate de Presupuestos ser¨¢ dif¨ªcil mantener contentos a todos. Los compromisos de estabilidad presupuestaria, por un lado, y la responsabilidad de garantizar la coherencia del Estado auton¨®mico, por otro, obligar¨¢n al Gobierno a decir que no a determinadas propuestas, por leg¨ªtimo que sea plantearlas.
Las reformas de los estatutos, la propuesta de establecer una distinci¨®n entre nacionalidades y regiones en la reforma constitucional y el posible cambio de modelo de financiaci¨®n auton¨®mica, dar¨¢n lugar a fuertes tensiones pol¨ªticas seguramente. El curso que ahora comienza incluye tambi¨¦n el grav¨ªsimo desaf¨ªo de la votaci¨®n del plan Ibarretxe, cuya l¨®gica desemboca en un enfrentamiento entre la legitimidad del Parlamento vasco y la del Parlamento espa?ol. Sin embargo, hay motivos para pensar que esos problemas y tensiones podr¨¢n canalizarse sin quebranto de la convivencia. Porque, a pesar de bombas como las de ayer en Galicia, ETA est¨¢ debilitada, porque hay un clima pol¨ªtico menos favorable a la bronca, porque las reformas institucionales previstas requieren consenso entre los dos grandes partidos, porque ambos mantienen su pacto antiterrorista. Y porque ni ?maz es Arzalluz ni Rajoy es Aznar.
El PP, que celebra congreso en octubre, est¨¢ al acecho de un error de Zapatero en el tema auton¨®mico. Pero primero tendr¨¢ que situarse en el nuevo escenario. Como en su d¨ªa le ocurri¨® al PSOE, no le tiene cogida la medida a la oposici¨®n, y o no llega o se pasa (por ejemplo, respecto a los incendios o a la regularizaci¨®n de inmigrantes). Antes de su congreso, el PP habr¨¢ tenido que decidir en la comisi¨®n del 11-M si pasa p¨¢gina o sigue con el discurso de cuestionamiento impl¨ªcito de la victoria socialista. El afianzamiento del liderazgo de Rajoy, que ayer ya dio algunas se?ales de por d¨®nde ir¨¢ su pol¨ªtica de oposici¨®n, pasa seguramente por lo primero: por acreditar la idea de que es posible hacer una oposici¨®n exigente sin deslegitimar al Gobierno. Renunciando a la tentaci¨®n de hacer antigubernamentalismo con un tema europeo, es un buen s¨ªntoma su compromiso de pedir el s¨ª en el refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n de la UE, otra gran asignatura de este curso.
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