Las 200 obras del MoMa en Berl¨ªn reciben un mill¨®n de visitantes
La cola se convierte en un fen¨®meno social, y la exposici¨®n, en un acontecimiento cultural. Despu¨¦s de 10 horas de espera se pueden contemplar en la Nueva Galer¨ªa Nacional pinturas de Van Gogh, Modigliani, Picasso, Lichtenstein y Warhol.
Colas gigantescas de hasta diez horas de espera, gente que duerme tirada por el suelo toda la noche en espera de entrar los primeros, avispados negociantes que alquilan sillas para los visitantes agotados o que se ofrecen ellos mismos para hacer cola por 10 euros. La exposici¨®n de 200 obras del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) en Berl¨ªn, que concluye el 19 de septiembre, espera para hoy, martes, el visitante un mill¨®n y se ha convertido en el acontecimiento cultural de masas de m¨¢s ¨¦xito de los ¨²ltimos a?os en Alemania.
Desde el pasado 20 de febrero se exhiben en la Nueva Galer¨ªa Nacional de Berl¨ªn la selecci¨®n de obras del Museo de Nueva York, actualmente en proceso de ampliaci¨®n, entre las que figuran pinturas de Modigliani, Roy Lichtenstein, Van Gogh, Andy Warhol, Braque, Picasso y otros maestros.
Las entradas VIP de 27 euros, que permiten entrar sin hacer cola, mientras que las ordinarias s¨®lo cuestan 10, ya est¨¢n agotadas hasta el d¨ªa final de la exposici¨®n.
Un matrimonio de Oviedo y sus dos amigas se las promet¨ªan muy felices cuando consiguieron comprar las entradas para ver las obras de arte del MoMA que se exhiben en la Nueva Galer¨ªa Nacional de Berl¨ªn. Pocos momentos despu¨¦s de adquiridas las entradas en las casetas de venta apareci¨® el cartel de "No hay billetes".
El gozo result¨® prematuro. Al acercarse al edificio advirtieron que una cola gigantesca daba la vuelta a la construcci¨®n. Los cuatro asturianos optaron por volver al d¨ªa siguiente a primera hora de la ma?ana. Dicho y hecho. A las ocho de la ma?ana estaban de nuevo all¨ª, pero no contaron con que muchos ya hab¨ªan pasado la noche tirados en el suelo y otros miles hab¨ªan madrugado m¨¢s. Inasequibles al desaliento, los asturianos decidieron someterse al suplicio de esperar hasta pasadas las tres de la tarde.
Lo de disfrutar es un tanto relativo. Tras m¨¢s de siete horas de espera, m¨¢s o menos el tiempo que se necesitar¨ªa para volar a Nueva York a ver las obras en su sede original, ni el cuerpo ni el esp¨ªritu est¨¢n para muchos goces est¨¦ticos. Resulta dif¨ªcil saborear las pinturas con otras mil personas dentro del edificio, en medio de los gu¨ªas que explican los cuadros a grupos de visitantes y contemplar un cuadro entre las cabezas de los que se colocan delante.
Al concluir la visita a la exposici¨®n, algunos visitantes dudan de que haya merecido la pena sacrificar un d¨ªa entero de estancia en Berl¨ªn por la contemplaci¨®n de los cuadros en aquellas circunstancias.
Los organizadores de la exposici¨®n se frotan las manos con el ¨¦xito y se disponen a recibir el visitante un mill¨®n, previsto para hoy. En lo que parece un claro intento de hacer de la necesidad virtud, se ha desarrollado estos d¨ªas en Berl¨ªn toda una teor¨ªa sobre las excelencias de la cola.
Seg¨²n declara al diario Berliner Zeitung Matthias Schmidt, director creativo de una agencia de publicidad, "la imagen de las colas se ha transformado". "Lo que en el pasado era un sin¨®nimo de carencia y falta de productos, sobre todo para los ciudadanos de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, se ha convertido hoy en un indicio de acontecimiento", explica.
La cola ante la exposici¨®n del MoMA en Berl¨ªn no disuade a los visitantes, sino que sirve de im¨¢n de atracci¨®n, una propaganda de que lo que se ofrece merece la pena.
Hasta los psic¨®logos se han puesto en movimiento para especular sobre los efectos del incremento de la comunicaci¨®n y sus efectos positivos. Los cuatro asturianos no tardaron en establecer contacto con unos vecinos de cola, una pareja de alemanes que hab¨ªan vivido en Buenos Aires y hablaban espa?ol. La comunicaci¨®n surgi¨® y eso les permiti¨® turnarse en la cola y as¨ª poder hacer escapadas hasta la vecina Potsdamer Platz o contemplar restos del muro o los restos de la sede de la Gestapo en el complejo denominado la Topograf¨ªa del Horror en el Gropius Bau. Mientras tanto, la fila de visitantes se mov¨ªa con desesperante lentitud.
![Varias personas hacen cola en la madrugada del pasado d¨ªa 26 esperando a que se abran las taquillas de la Nueva Galer¨ªa Nacional de Berl¨ªn.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/P2RZLJA2IOTAABWDSU6P475WQA.jpg?auth=74ccb0a7081c5e4994d725e0803cc32dabfc9f6eea478c10041ce82e2969bde4&width=414)
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