Contrato para un matrimonio estafado
Un empleador vizca¨ªno trata de regularizar a dos peruanos enga?ados por un falso letrado
Cuando T. R. U. decidi¨® dar un empleo a Jos¨¦, de 25 a?os, y Tashira, de 23, una pareja de inmigrantes peruanos, cre¨ªa que ambos se hallaban en proceso de regularizaci¨®n. Tambi¨¦n ellos mismos lo pensaban. Pero cuando su empleador descubri¨® que no era as¨ª, decidi¨® mantener el contrato, pese a la preocupaci¨®n por estar infringiendo la legalidad.
T. R. U., un vizca¨ªno de 43 a?os, necesitaba a dos trabajadores m¨¢s para la finca ganadera que gestiona en el Pa¨ªs Vasco. Prefer¨ªa que fuese un matrimonio por las caracter¨ªsticas del trabajo y del lugar. Necesitaba que residieran en la misma finca, que se halla aislada y con escaso transporte p¨²blico.
Hace un a?o contrat¨®, gracias a la recomendaci¨®n de un amigo, a la pareja de peruanos, quienes le dijeron que sus permisos de residencia y de trabajo estaban siendo regularizados. Y ellos mismos aseguran que lo cre¨ªan as¨ª. Hasta que un abogado con el que hab¨ªan contactado en un locutorio de la calle madrile?a de San Diego, que les pidi¨® 2.600 euros por tramitar su caso, les indic¨® que sus permisos hab¨ªan sido rechazados. Despu¨¦s supieron que todo hab¨ªa sido un enga?o, que el resguardo que les hab¨ªan dado era falso y que sus documentos nunca pasaron por Extranjer¨ªa.
Jos¨¦ y Tashira, naturales de un pueblo pesquero peruano, llegaron a Euskadi tras vivir un a?o y dos meses en Madrid. Antes hab¨ªan residido dos a?os en Buenos Aires. "Ser inmigrante es diferente en Madrid que en el Pa¨ªs Vasco. All¨ª nos trataron como a perros y aqu¨ª s¨ª nos sentimos personas", afirman.
Vista su situaci¨®n, su empleador trat¨® de regularizarlos "por el sistema antiguo", presentando una demanda de empleo de un matrimonio interno. Al principio, tuvieron esperanzas de que funcionase, ya que en el Inem no figuraba ninguna demanda para ese puesto, as¨ª que se podr¨ªan solicitar inmigrantes. Pero perdieron las esperanzas cuando se enteraron que tendr¨ªan que ser personas que el Gobierno trajese ya con un contrato en origen de su pa¨ªs. No pod¨ªan ser Jos¨¦ y Tashira, quienes ya resid¨ªan de forma irregular en Espa?a.
A T. R. U. le parece "absurdo" este procedimiento. Es consciente de que emplear a sin papeles supone un riesgo legal para ¨¦l, pero est¨¢ dispuesto a correrlo. "Son gente seria que lleva varios a?os en el pa¨ªs y que quieren trabajar". Apuesta sin reservas por sus empleados peruanos e incluso es partidario de que se abran por completo las fronteras a quienes necesitan trabajar y est¨¢n dispuestos a hacerlo bien. "No se pueden poner vallas al campo". Sabe que los sin papeles son muy f¨¢ciles de explotar y, que a la vez, los inmigrantes pueden hacer muchas "trampas" para aprovecharse de la situaci¨®n. Como ejemplo cita a quienes, por una parte, reciben ayudas y por otra "trabajan en negro". Agrega que en el Pa¨ªs Vasco "no hay demasiada explotaci¨®n" porque al haber pocos inmigrantes est¨¢n "muy informados y asesorados por el Gobierno aut¨®nomo".
T. R. U. tiene contratado al matrimonio de una forma "peculiar", y hasta ahora no han tenido ning¨²n problema. En su contrato, la pareja figura como arrendataria de la vivienda en que habita comprometi¨¦ndose a trabajar ciertas horas dentro de la finca. En realidad, tambi¨¦n perciben un sueldo. El empleador dice que siente un temor constante por la irregularidad de la situaci¨®n. "Pero les hemos cogido cari?o y hacen bien sus tareas".
La irregularidad, en principio, est¨¢ a punto de resolverse a trav¨¦s de una tercera v¨ªa. Y tiene un nombre muy vasco, Ainhoa. Es la hija que Jos¨¦ y Tashira tuvieron hace ahora siete meses cuando ya trabajaban en la finca. La peque?a obtuvo autom¨¢ticamente la nacionalidad espa?ola, ya que, seg¨²n las leyes peruanas, perdi¨® esta nacionalidad cuando sus padres renunciaron a inscribirla en su pa¨ªs de origen.
"No plane¨¢bamos tener a la ni?a. Al principio, se nos vino el mundo encima, pero ahora estamos felices y nuestra hija tendr¨¢ todas las oportunidades de hacer lo que ella quiera", afirma la pareja. Un abogado de la consejer¨ªa vasca de Vivienda y Asuntos Sociales les ha dado muchas esperanzas de que ambos puedan obtener sus permisos de residencia y de trabajo, pero tardar¨¢ todav¨ªa cerca de a?o y medio.
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