El Vaticano digitaliza los tesoros art¨ªsticos de sus museos y los cuelga en Internet
El Papa, que en 2001 dijo que la Red era como "un nuevo foro para la proclamaci¨®n del Evangelio", ha impulsado la colocaci¨®n de etiquetas de radiofrecuencia en los 1,7 millones de vol¨²menes de sus bibliotecas
El Vaticano ha decidido adaptarse a los tiempos que corren. Hace tres a?os Juan Pablo II predic¨® por primera vez en Internet, fue en noviembre de 2001, cuando envi¨® a todas sus di¨®cesis de Ocean¨ªa un serm¨®n. Un a?o despu¨¦s el Papa consagraba uno de sus discursos a Internet, calificando la Red de redes como "un nuevo foro para la proclamaci¨®n del Evangelio". Lo ¨²ltimo ha sido clasificar con etiquetas de radiofrecuencia las obras de sus archivos y digitalizar sus vol¨²menes, as¨ª como las obras de los museos.
"La idea de la virtualidad se impone", se?ala el portavoz oficial del Papa, el espa?ol Joaqu¨ªn Navarro Valls. As¨ª que el Vaticano ha decidido asomarse al mundo desde Internet, colgando los tesoros art¨ªsticos que guarda entre sus paredes, predicando desde su web y mostrando muchos documentos que constituyen la base de su doctrina. "La Iglesia tiene sus propios canales de comunicaci¨®n desde el siglo I, que no los puede suplir Internet", se?ala, pero "ser¨ªa una inconsciencia prescindir de las posibilidades que Internet ofrece, ahora que se ha convertido en el primer medio de difusi¨®n de informaci¨®n del Vaticano".
150.000 c¨®dices
Lentamente la Santa Sede se ha embarcado en diversos. El ¨²ltimo consiste en marcar con etiquetas de radiofrecuencia (RDFI) los 1,7 millones de obras que alberga en la sede de sus bibliotecas, 8.300 incunables y 150.000 c¨®dices.
De esta forma, uno puede pasar por delante de las estanter¨ªas, abarrotadas de documentos, y saber desde un asistente digital qu¨¦ es lo que tiene delante, porque la etiqueta de radio informa a distancia del contenido, explica un responsable del Vaticano.
No es el ¨²nico proyecto en que se encuentra inmersa la biblioteca del Vaticano, ya que junto con los museos, hace tiempo que han comenzado a digitalizarse las obras para ser colgadas en Internet.
Dos razones para acometer este proyecto, explica Navarro Valls: "Digitalizar los documentos para la conservaci¨®n y, en segundo lugar, una decisi¨®n de apertura al exterior. Puede resultar muy interesante acceder a copias digitales de muchas obras; por ejemplo, las anotaciones realizadas sobre el catecismo del Concilio de Trento", opina Navarro Valls, "o las cartas cruzadas entre el rey ingl¨¦s Enrique VIII y la Santa Sede, que se abrieron hace poco y que ya han sido digitalizadas".
Junto con los museos, la Santa Sede comenz¨® hace cuatro a?os a digitalizar tambi¨¦n una parte de los tesoros art¨ªsticos de sus museos y otros tesoros, como la Capilla Sixtina.
A 20,7 metros de altura sobre el suelo, apenas puede uno apreciar los detalles en los que Miguel ?ngel se esmer¨® seis siglos atr¨¢s. Sin embargo, a 1.377 kil¨®metros de distancia y frente a la pantalla del ordenador uno puede escrutar la escena en la que en un rinc¨®n de la b¨®veda de la capilla Judith sostiene una bandeja con la cabeza de Holofernes, el general asirio al que ella misma decapit¨®.
27 museos
La escena de Judith es una de las 213 obras de sus 27 Museos Vaticanos que han sido digitalizadas y colgadas en Internet, 117 de ellas en alta resoluci¨®n.
El visitante virtual puede examinar la generalidad de la obra o recrearse en sus detalles enfocando la parte que m¨¢s le interese.
La compa?¨ªa HP ha proporcionado al Vaticano, dentro de su programa de filantrop¨ªa, la infraestructura necesaria (servidores, impresoras, etc¨¦tera) para la realizaci¨®n de los nuevos proyectos.
Desde la Capilla Sixtina hasta las Estancias de Rafael o la Pinacoteca, el visitante puede realizar una visita virtual por las salas, moverse por ellas o centrar la mirada sobre cualquiera de las obras y examinar con detalle en la Sala del Sello el famoso fresco de Rafael Sanzio, La Escuela de Atenas, en el que Plat¨®n y Arist¨®teles acaparan la atenci¨®n de los estudiantes atenienses mientras el primero se?ala con su dedo al cielo y el segundo contradice a su maestro con un gesto de su mano inclinada hacia el suelo.
La visita desde el PC no es lo mismo que un paseo por los interminables corredores atestados de gentes de todo el mundo. "La navegaci¨®n en Internet no sustituye a la visita, la emoci¨®n del momento no es replicable, pero es complementaria", dice el director de los museos, Francesco Buranelli. "Internet ayuda a la difusi¨®n de nuestro inmenso patrimonio art¨ªstico religioso".
Frente a los tres millones de visitantes que cada a?o recorren sus salas, su sitio de Internet tiene seis millones de visitas mensuales. Para el futuro los responsables del museo ensayan la posibilidad de dar acceso mediante dispositivos y tel¨¦fonos m¨®viles a las im¨¢genes del museo.
Otros museos del mundo, como la National Gallery de Londres o la National Gallery of Modern Art de Nueva Delhi, tambi¨¦n han acometido la digitalizaci¨®n de las obras de su patrimonio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.