Rev¨®lver salvaje

Un matojo seco danza al son de la c¨¢lida brisa levantando una peque?a polvareda a su paso por la calle principal. Las gotas de sudor resbalan por la frente de los duelistas, penetran parcialmente en sus ojos provoc¨¢ndoles escozor y al tocar la ardiente arena se desvanecen como si nunca hubiesen existido. El silencio invade la sala de estar. El dedo del jugador acaricia el gatillo de su mando de control, listo para disparar antes de que su rival pueda pesta?ear.

Hay que vengar la muerte de los padres de Red. Dos vidas valen m¨¢s que una mina de oro. Inesperadamente suena la campana de la iglesia con un sonido grave. Los rev¨®lveres aparecen desenfundados en las manos de los pistoleros. No se ha o¨ªdo ning¨²n disparo pero del pecho del contrincante empieza a brotar una mancha de sangre. Sin cambiar su expresi¨®n cae al suelo como un plomo. Red se limita a enfriar el humeante ca?¨®n de su Colt con un suave soplo.

A punto estuvo de no ver la luz esta divertida adaptaci¨®n de los spaghetti western a las consolas. La idea fue de Capcom, pero tras presentarlo el a?o pasado en la feria E3, lo descartaron para poder centrarse en el lanzamiento de otros t¨ªtulos. Desde California, Angel Studios, creadores de Max Payne, entre otros, propusieron la compra del proyecto a la empresa nipona, quien acept¨® de buena gana permitiendo as¨ª que todo el mundo pueda emular a John Wayne con su consola.

A diferencia de aquel GunSmoke, que triunf¨® all¨¢ por la d¨¦cada de 1980 en recreativas y en su posterior adaptaci¨®n a los ordenadores de 16 bits, la acci¨®n no transcurre en dos dimensiones con desplazamiento vertical a vista de p¨¢jaro, si no que se controla al protagonista desde atr¨¢s, en unas excelentes tres dimensiones y con libertad de movimiento por todo el escenario.

La venganza es el motor de este resentido cazarrecompensas. Entre encargo y encargo intenta buscar un hueco para localizar a los verdugos de sus padres y hacerles morder el polvo. Todo el juego gira en torno a la buena punter¨ªa, y gracias a la variedad y cantidad de situaciones no se hace pesado. A pie, a caballo o desde un tren en marcha, Red reparte destinos se?alados por el dinero del mejor postor. Al final de cada fase consigue el vil metal que le permite mejorar su arsenal, ampliar sus defensas y desbloquear las p¨¢ginas del peri¨®dico local que poco a poco desgranan la triste historia de sus progenitores. El t¨ªtulo tambi¨¦n incluye peque?as historias paralelas que el usuario debe resolver interpretando a un indio que acude en ayuda de Red o a una mujer que pelea para salvar su rancho.

Entre las habilidades del pistolero est¨¢ el uso del DeadEye. A medida que a?ade muescas a su culata, el indicador de DeadEye aumenta. Cuando est¨¢ lleno se abre la puerta a la ralentizaci¨®n del tiempo mientras que el protagonista es capaz de seguir apuntando y disparando a velocidad normal. El resultado son duelos incre¨ªbles firmados por la mano m¨¢s r¨¢pida del Oeste.

La diversi¨®n tras terminar el modo historia y haber resuelto el enigma puede seguir con el modo para varios jugadores, que permite enzarzarse a tiros por los distintos escenarios junto a amigos y familiares.

Al parecer, los extras de Red Dead Revolver no son originarios de Almer¨ªa, como los que aparecen en las decenas de spaghetti western que all¨ª se rodaron, ya que hablan perfectamente el ingl¨¦s, lo que dificulta la comprensi¨®n del gui¨®n, algo que se hubiese resuelto con un doblaje al castellano.

La factura del DVD roza la perfecci¨®n cuando se entran a valorar los escenarios, la m¨²sica y la ambientaci¨®n. Toda la acci¨®n sucede detr¨¢s de un filtro de pel¨ªcula antigua, que emborrona el horizonte y a?ade suciedad a la imagen, dando la sensaci¨®n de que realmente se protagoniza un western. El tratamiento de la luz y las sombras, tan t¨ªpicamente contrastadas, y las rojizas puestas de sol sugieren que se ha estudiado a fondo el g¨¦nero para hacer un buen dise?o del producto.