Talantes distintos

La reuni¨®n que mantuvieron los regantes del J¨²car y del Vinalop¨® con t¨¦cnicos del Ministerio de Medio Ambiente, d¨ªas pasados, en Valencia, cabe calificarla de ins¨®lita. Fue una l¨¢stima que se produjera en plenas vacaciones de agosto, pues al suceso no se le dio la importancia que, en mi opini¨®n, merec¨ªa. Entre nosotros, no es habitual que la Administraci¨®n se re¨²na con los afectados por cualquier proyecto para conocer de primera mano sus opiniones. Ni, mucho menos, que se sienten en la misma mesa personas con intereses contrapuestos sin que aquello acabe como el rosario de la aurora. Somos, por lo general, un pa¨ªs m¨¢s visceral, donde estas cosas tienden a resolverse, como no hace mucho se?alaba el ministro Arias Ca?ete, a prop¨®sito del trasvase del Ebro, "por huevos".

No creo, desde luego, que con esta reuni¨®n se hayan acabado las discusiones sobre el trasvase J¨²car-Vinalop¨®. Ser¨ªa una ingenuidad por mi parte pretenderlo. Cuando se conozca el dictamen sobre el tema de la comisi¨®n t¨¦cnica se producir¨¢n, naturalmente, los inevitables desacuerdos. En nuestra tierra, el agua se ha convertido en un asunto de alto voltaje, h¨¢bilmente alimentado por la pol¨ªtica, y es dif¨ªcil encontrar soluciones que satisfagan a todo el mundo. Pero al menos en esta ocasi¨®n, conoceremos los datos t¨¦cnicos y las razones que el ministerio ha utilizado en su juicio. Y, lo que es m¨¢s importante, se habr¨¢ escuchado a todos los implicados, sin exclusiones.

Difiere esta actitud del Ministerio de Medio Ambiente con la que mantiene Fomento sobre el trazado de la nueva autopista de circunvalaci¨®n de Alicante. Amparado en una declaraci¨®n de urgencia, se ha elaborado un proyecto que perjudica gravemente a varias poblaciones del recorrido. Leyendo las noticias publicadas en la prensa sobre el asunto, se tiene la impresi¨®n de que los t¨¦cnicos han proyectado un trazado poco contrastado con la realidad. Tal vez, si estas personas se hubieran molestado en escuchar a las autoridades de los municipios afectados, hubieran podido evitarse algunos de los desprop¨®sitos que ahora se cometer¨¢n. La nueva autopista ser¨ªa m¨¢s ¨²til de este modo y los ciudadanos estar¨ªan m¨¢s contentos, indudablemente. A fin de cuentas, el fin de esta nueva v¨ªa es dar un servicio a la comunidad.

El asunto es particularmente grave por lo que respecta al pueblo de Mutxamel, donde la autopista discurrir¨¢ demasiado pr¨®xima al casco urbano, con lo que compromete sus posibilidades de desarrollo. Esto puede que no importe demasiado a los t¨¦cnicos de Fomento, pero para los habitantes de Mutxamel, puedo afirmar que es un serio inconveniente. Bastar¨ªa haber desplazado el recorrido algo m¨¢s hacia el norte para que el problema se hubiera solucionado. Con esta decisi¨®n, adem¨¢s, otras localidades pr¨®ximas, como Xixona o Busot se habr¨ªan beneficiado. Lo que sorprende en todo este asunto no es que los t¨¦cnicos de Fomento ignoren los costes sociales del proyecto. Esto suele ocurrir con frecuencia cuando se batalla contra la Administraci¨®n. Lo que llama la atenci¨®n es la descortes¨ªa con que el Ministerio viene actuando, sin atender las reclamaciones de los municipios afectados que son, la mayor¨ªa de ellas, de una gran sensatez. Mientras la doctrina oficial del Gobierno habla de di¨¢logo, participaci¨®n de los ciudadanos o democracia activa, nos encontramos en la pr¨¢ctica con que Fomento act¨²a como si a su frente a¨²n permaneciera ?lvarez Cascos. Algo no funciona.