Francia vuelve a clase sin el velo
El primer d¨ªa de la prohibici¨®n discurre con normalidad y las musulmanas prescinden mayoritariamente del pa?uelo
Si los terroristas pretend¨ªan tomar la bandera de la guerra del velo, el fracaso ha resultado estrepitoso. De las 1.200 chicas que usaban esta prenda en la escuela p¨²blica el curso pasado -seg¨²n datos de la polic¨ªa-, s¨®lo 70 insistieron ayer en conservarla durante el primer d¨ªa de clases en Francia, de acuerdo con datos del ministro del Interior, Dominique de Villepin. La entrada en vigor de la prohibici¨®n legal de signos religiosos se enfrent¨® a menos resistencias de las que se habr¨ªan producido sin el chantaje de los secuestros, gracias al llamamiento a la moderaci¨®n hecho por todas las organizaciones musulmanas francesas.
A las ocho de la ma?ana, los periodistas y la directora del instituto Henri Wallon aguardaban la llegada de los estudiantes. En este centro se produjo la expulsi¨®n de dos alumnas el a?o pasado, Alma y Lila L¨¦vy, por negarse a seguir las clases sin sus respectivos velos, un hecho desencadenante de la prohibici¨®n legal de signos religiosos en la escuela.
Decepcionada por no descubrir velo alguno, la tropa medi¨¢tica divis¨® a una muchacha que llevaba un pa?uelo, que le cubr¨ªa el cabello s¨®lo en parte, atado por detr¨¢s de la cabeza. Interpelada, la muchacha se limit¨® a decir que rezar¨ªa a Al¨¢ si le ped¨ªan que se lo quitara, dando a entender que lo har¨ªa. No hizo falta: la directora y sus adjuntos no se movieron al paso de la muchacha, admitida gracias a la "discreci¨®n" del trozo de tela utilizado.
?S¨®lo ayer, porque hab¨ªa periodistas? No exactamente. Otro peque?o ej¨¦rcito medi¨¢tico fue testigo de los sollozos de una chica de 17 a?os en un instituto de Estrasburgo, rechazada por no retirarse el velo. "No s¨¦ qu¨¦ hacer... no quiero que me expulsen", dec¨ªa entrecortadamente junto a otra compa?era, tambi¨¦n con velo y m¨¢s tranquila. Otros periodistas dicen haber sido testigos del uso de pelucas por alumnas de confesi¨®n musulmana en un barrio de Estrasburgo, para sortear la prohibici¨®n de signos religiosos.
Muchos profesores lo consideran un problema menor. G. R., que ense?a lengua extranjera en el Instituto Henri Bergson -una sucesi¨®n de bloques de cemento blanco en el distrito 19 de Par¨ªs-, se encuentra en un centro con alumnado muy plural: un tercio de alumnos musulmanes y casi un tercio de jud¨ªos. Las normas del centro ya prohib¨ªan cubrirse la cabeza y la ley no a?ade nada a lo que ya exist¨ªa.
Bajo promesa de ser identificada s¨®lo con iniciales -alega el deber de reserva de los funcionarios p¨²blicos y su condici¨®n de profesora "de base"-, G. R. cuenta: "El a?o pasado ya tuvimos dos o tres casos de chicas que ven¨ªan con velo al colegio, pero como sab¨ªan que estaba prohibido, se lo quitaban al entrar. Espero que este a?o sea lo mismo". Una de las actividades previstas para el curso consiste en un viaje escolar al antiguo campo de concentraci¨®n de Auschwitz, uno de los s¨ªmbolos del exterminio de los jud¨ªos durante la II Guerra Mundial.
"La ley ha sido un tanto deformada por los medios de comunicaci¨®n", razona esta profesora. Acepta que sea dif¨ªcil de comprenderlo en los pa¨ªses de religi¨®n predominante, pero el laicismo es una gran soluci¨®n para Francia porque tenemos poblaciones de or¨ªgenes muy diversos. La convivencia pac¨ªfica ser¨ªa m¨¢s dif¨ªcil si la escuela no fuera un espacio neutral".
A esta profesora le inquietan m¨¢s las agresiones que se han registrado en su centro: desde un alumno atacado con ¨¢cido por otro estudiante -"un perturbado"- hasta la irrupci¨®n desde el exterior de gente armada con cuchillos y bates de b¨¦isbol.
La indisciplina es el problema m¨¢s acusado en los centros. J. M., profesor de un colegio del suburbio parisiense de Pantin, donde la mitad de los alumnos son musulmanes y hay un 10% de chinos, resta gravedad al velo: "Resulta bastante m¨¢s dif¨ªcil hacer que los chicos se quiten esas gorras de estilo rapero que se calan hasta las orejas", asegura. A pie de clases, las cosas se ven de manera distinta que en los despachos de los pol¨ªticos.
Ayer, en Mantes-la-Jolie, 70 kil¨®metros al oeste de Par¨ªs, el director de un centro intercept¨® a ocho chicas con velo en la puerta, que fueron igualmente desviadas a una sala anexa, donde se les aconsej¨® retir¨¢rselo.
Pero la acci¨®n terrorista contra ciudadanos franceses, so pretexto de la ley del velo, ha provocado el suficiente temor como para pensar que alguien va a agravar la situaci¨®n, tomando decisiones irreversibles.
Cierto que ayer s¨®lo volvi¨® a clase una parte de los 12 millones de alumnos de primaria y secundaria -el resto lo har¨¢ hoy- , pero las consignas musulmanas (no ponerse el velo) y jud¨ªas (evitar la kippa) valen para todos. Los servicios del ministro de Educaci¨®n, Fran?ois Fillon, multiplicaron las instrucciones de hacer respetar la ley, pero sin brusquedades. El resultado fue un pac¨ªfico primer d¨ªa de curso en los 7.700 centros de ense?anza media del Estado franc¨¦s.
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