Rehenes en masa
La toma de rehenes en masa, sean ni?os, gente hospitalizada o espectadores teatrales, se ha convertido en una de las t¨¢cticas favoritas de los terroristas chechenos, como demuestra lo que est¨¢ ocurriendo en el colegio de Besl¨¢n, en la vecina rep¨²blica rusa de Osetia del Norte. La guerrilla chechena, especial pero no ¨²nicamente la que capitanea Shamil Basayev, parece haber optado por esta forma de actuar para llevar su conflicto al coraz¨®n de todos los rusos y del mundo entero, pues el secuestro ha provocado una conmoci¨®n mundial.
Este grave incidente pone al presidente Putin en serios aprietos, y ante una prueba de su capacidad, hasta ahora muy dudosa, para buscar una salida que no sea sangrienta. Tanto que
, tras preservar durante a?os el conflicto checheno como un asunto interno, Mosc¨² ha optado por acudir al Consejo de Seguridad de la ONU para hacerle condenar esta acci¨®n. Muchos familiares de los centenares de secuestrados y ciudadanos en general dieron un respiro cuando el comando -entre los que parece haber varias viudas negras, suicidas dispuestas a morir en memoria de sus esposos fallecidos en este conflicto- liber¨® ayer tarde a 26 ni?os y mujeres, aparentemente tras una negociaci¨®n, y Putin se comprometi¨® a preservar la vida de los que est¨¢n retenidos en el lugar como m¨¢xima prioridad. Pesa el recuerdo de la liberaci¨®n del teatro de Mosc¨² asaltado por chechenos en 2002, que se sald¨® con la muerte de 129 rehenes y 41 secuestradores. Pero en situaciones l¨ªmite cualquier incidente y desenlace es posible. Y en la mente de Putin tambi¨¦n debe estar la ocupaci¨®n de un hospital en 1996, que acab¨® con los secuestradores escoltados a Chechenia, donde fueron recibidos como h¨¦roes.
El suceso de Besl¨¢n, tras los atentados suicidas contra dos aviones y una estaci¨®n de metro moscovita, indica que, lejos de calmarse, la guerra de Chechenia est¨¢ ampliando su alcance geogr¨¢fico y su virulencia. Osetia del Norte es una de las principales plataformas para el control militar ruso del C¨¢ucaso. Y naturalmente, por detr¨¢s est¨¢ tambi¨¦n la cuesti¨®n del petr¨®leo. Putin sabe que Occidente necesita el crudo ruso, incluso si la principal empresa del sector, Yukos, pasa por un grave bache en el que el comportamiento del Gobierno dista de ser neutral o ejemplar. Pero a largo plazo los intereses del mundo industrializado no est¨¢n en un C¨¢ucaso en llamas, sino todo lo contrario. Diez a?os de dura guerra en Chechenia no han resuelto nada, y han incrementado la inestabilidad en una zona gozne del mundo. El apoyo de la ONU no deber¨ªa traducirse en un cheque en blanco para Putin, sino en la aportaci¨®n de elementos para resolver esta ¨²ltima crisis. Si es que existen.
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