So?ar a favor de la ciencia
Conoc¨ª a Joan Or¨® en Barcelona durante el desayuno de una reuni¨®n sobre el origen de la vida en junio de 1973. En una mesa beben caf¨¦ con leche, entre otros, Joan Or¨®, Alexander Opar¨ªn y Ram¨®n Margalef. El tema de conversaci¨®n es la literatura cient¨ªficamente estimulante. Alguien, no recuerdo qui¨¦n, elogia con vehemencia el tratado de cetolog¨ªa que Melville "cuela" en Moby Dick. Pero hay detalles que se quedan grabados para siempre en la memoria, por ejemplo, la voz inconfundible de Joan Or¨® glosando a Camille de Flammarion y su libro La pluralit¨¦ des mondes habit¨¦s. Otros j¨®venes cient¨ªficos, en diferentes c¨ªrculos conc¨¦ntricos imaginarios, siguen la improvisada tertulia de reojo. Y todos ellos acaban convencidos de que han asistido a una confesi¨®n involuntaria. La l¨ªnea de salida de la carrera cient¨ªfica de Or¨® bien podr¨ªa estar en Flammarion. Or¨® era un cient¨ªfico seductor de cient¨ªficos. Su anhelo era comprender la materia viva: c¨®mo emerge la vida en el tiempo (d¨®nde la qu¨ªmica se hace biolog¨ªa) y c¨®mo se propaga la vida por el espacio (donde la biolog¨ªa se hace cosmolog¨ªa). La s¨ªntesis de la adenina en condiciones prebi¨®ticas (una de las cuatro letras con las que se escriben las palabras gen¨¦ticas) es, sin duda, su contribuci¨®n m¨¢s brillante a la ciencia.
Pero Or¨® era tambi¨¦n un convencido de la utilidad social de la ciencia, de que invertir en conocimiento cient¨ªfico significa, a la corta y la larga, invertir en progreso y en convivencia, es decir, en independencia para los individuos y para las identidades colectivas. A ello se dedic¨® siempre con amable perseverancia y con humor. Su ¨²ltimo sue?o fue crear El Observatorio Astron¨®mico y Centro de Historia Natural del Montsec, una propuesta interdisciplinaria para la investigaci¨®n y para la difusi¨®n de la ciencia. El lugar, pr¨®ximo al pueblo de Ager (L¨¦rida) disfruta de uno de los mejores cielos estrellados de Catalu?a, un valioso yacimiento de f¨®siles y un paisaje de una belleza sobrecogedora. Otra gran idea. Hace poco, y a prop¨®sito de la viabilidad de este proyecto, le o¨ª mencionar de nuevo a Flammarion.
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