Los ni?os murieron tiroteados por la espalda
Muchos peque?os quedaron atrapados entre cables de explosivos
Dzest¨¦lova Dzerassa, de 12 a?os, alumna de s¨¦ptimo curso de la escuela N¨²mero Uno de Besl¨¢n, sali¨® de su casa el 1 de septiembre por la ma?ana vestida con ropa de fiesta para celebrar el nuevo a?o escolar. Volvi¨® a encontrarse con su madre, Indira, el viernes por la tarde "enflaquecida, descalza, en ropa interior y apestando a orina y excrementos". Dzest¨¦lova tuvo suerte. Fue de los primeros que salieron del gimnasio de la escuela, tras romper una ventana, poco despu¨¦s de la una de la tarde, cuando los acontecimientos se precipitaron hacia la tragedia final, que anoche a¨²n no hab¨ªa concluido, puesto que parte de los guerrilleros que lograron huir en distintos grupos y en distintas direcciones podr¨ªan encontrarse a¨²n en la ciudad.
"Chechenia no es un caso aislado. Todo el C¨¢ucaso est¨¢ en guerra de una manera u otra"
"Vi unos 40 cad¨¢veres. Tres cuartas partes eran ni?os con agujeros de bala en la espalda"
M¨¢s de 200 personas, muchas de ellas ni?os, murieron ayer cuando la polic¨ªa rusa penetr¨® en el colegio que un comando checheno asalt¨® el pasado mi¨¦rcoles y sostuvo tiroteos y combates con los terroristas a lo largo de varias horas. 704 personas estaban anoche en el hospital, entre ellas 259 ni?os. La operaci¨®n se desencaden¨® de forma ca¨®tica y sangrienta despu¨¦s de que se produjera una confusa explosi¨®n en el interior del colegio, al parecer una bomba pegada a la pared con una cinta adhesiva. Numerosos ni?os intentaron huir. Dentro del colegio hab¨ªa cientos de personas.
Entre los cristales rotos que atraves¨® Dzest¨¦lova, un tropel de ni?os asustados trataron, como ella, de abrirse camino hacia la libertad. Fueron tiroteados fr¨ªamente por la espalda, tropezaron y se enredaron en los cordeles de los que colgaban los explosivos que el comando guerrillero hab¨ªa colocado como si de adornos verbeneros se tratara. Su funci¨®n, sin embargo, era mantener separados entre s¨ª a los distintos grupos de cautivos (padres por un lado, ni?os por el otro) y disuadirles de cualquier movimiento en falso. Cuando se produjo el intento de fuga, el entramado de cordeles letales salt¨® por los aires y se cumplieron las amenazas que hab¨ªan sido pronunciadas antes, en perfecto ruso o con ligero acento cauc¨¢sico, tal vez de Chechenia, tal vez de Ingushetia.
Dzest¨¦lova, con su conocimiento de las lenguas y dialectos del C¨¢ucaso, no alcanz¨® a precisar m¨¢s sobre la identidad y los or¨ªgenes de los secuestradores que la retuvieron a ella y a centenares de personas m¨¢s durante dos d¨ªas. Anoche, Valeri Andr¨¦iev, el jefe del Servicio Federal de Seguridad de Osetia del Norte, dijo que de los 20 terroristas, 10 proced¨ªan de pa¨ªses ¨¢rabes y uno de un pa¨ªs africano. Pero los vecinos de Besl¨¢n ten¨ªan ayer dificultad en creer a los portavoces oficiales, porque echan cuentas y concluyen que en la escuela hab¨ªa muchas m¨¢s personas de las que se les ha dicho. "Once cursos, a 25 ni?os por curso como m¨ªnimo, y en algunos cursos varios grupos, m¨¢s medio centenar de maestros, m¨¢s los padres y parientes de los ni?os. Calcule, calcule...". Si los vivos eran m¨¢s de lo que se dec¨ªa, los muertos forzosamente tambi¨¦n han de serlo, afirmaban, con l¨®gica popular, unas vecinas de la escuela, anoche.
"En la escuela hab¨ªa no menos de 800 personas. Se lo digo yo que soy maestra y conozco el centro", afirmaba Indira, mientras en la trastienda del establecimiento donde vende cosas tan variopintas como trajes de novia, tarjetas de tel¨¦fono y comidas congeladas, su hija, Dzest¨¦lova dorm¨ªa para recuperarse de las jornadas vividas.
Dzest¨¦lova no vio las escenas de horror que se produc¨ªan a sus espaldas ni los cuerpos destrozados de sus compa?eros, esos que Oleg, un vecino de su familia, ayud¨® a transportar m¨¢s tarde. "Yo vi con mis propios ojos una cuarentena de cad¨¢veres, de los cuales tres cuartas partes eran de ni?os que ten¨ªan agujeros de bala en el cuerpo, con entrada por la espalda". Muchos otros vecinos de Besl¨¢n,una localidad de 35.000 personas, hermanada por la tragedia, colaboraron como pudieron a transportar a muertos y heridos y tambi¨¦n a capturar a los secuestradores fugitivos. Andr¨¦iev, sin embargo, opinaba por televisi¨®n que los vecinos de Besl¨¢n, con sus iniciativas, hab¨ªan entorpecido la acci¨®n de los ¨®rganos del orden. Por la pantalla, los abnegados, los h¨¦roes eran los representantes de los cuerpos de seguridad, entre los que tambi¨¦n hay v¨ªctimas, y los representantes del Ministerio de Situaciones de Emergencia. Fue la entrada de ¨¦stos en la escuela, a las 13.00 de Mosc¨² (dos horas menos en la Espa?a peninsular), la que marc¨® el punto de inflexi¨®n a partir del cual la tragedia entr¨® en una nueva fase, que no hab¨ªa concluido anoche.
Fue a la una de la tarde cuando, de acuerdo con lo convenido con los secuestradores, cuatro miembros de la instituci¨®n rusa encargada de lidiar con todo tipo de cat¨¢strofes entraron en el patio a retirar unos cad¨¢veres, pertenecientes a varios adultos tiroteados y lanzados por las ventanas por los secuestradores. Cuando se dispon¨ªan a cumplir con su cometido, sonaron dos explosiones, los ni?os comenzaron a huir por la ventana rota, los guerrilleros tirotearon, las fuerzas de intervenci¨®n especial respondieron desde fuera. Despu¨¦s, uno de los tejados se incendi¨®, para desplomarse sobre un n¨²mero indeterminado, pero aparentemente cuantioso, de secuestradores y rehenes. "Mi nieto ha estado ah¨ª ayudando a desescombrar. Lo que vio es horrible. Una verdadera amalgama de cuerpos carbonizados. Imposible identificarlos", dec¨ªa una abuela de un patio vecino a la escuela. Guia, otro joven que tambi¨¦n hab¨ªa ayudado a transportar cad¨¢veres en las ambulancias, aseguraba haber visto no menos de 150 cad¨¢veres. Los portavoces oficiales trataban de mencionar lo menos posible el n¨²mero de muertos y anoche hablaban de unos 70.
Sobre muchos de los detalles de esas 50 horas de angustia hay todav¨ªa informaciones contradictorias y confusi¨®n. Algunos de los habitantes de Besl¨¢n con los que habl¨® ayer esta corresponsal se inclinaban a creer que las tropas federales no hab¨ªan planeado el asalto, y que la l¨®gica de unos acontecimientos propiciados por los mismos rehenes, en su intento de liberarse, acab¨® imponi¨¦ndose. Sin embargo, Zalima, una de las rehenes, cont¨® a los periodistas rusos que los secuestradores estaban convencidos de que habr¨ªa un asalto y nadie se hab¨ªa querido poner al tel¨¦fono cuando trataron de buscar un interlocutor oficial en la noche del jueves. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas se produjeron en la huida por el patio o en el desplome de la techumbre en llamas. Los secuestradores, en parte escaparon, en parte opusieron resistencia dentro de la escuela. Los ¨²ltimos tiroteos desde la escuela se oyeron a eso de las siete de la tarde. Despu¨¦s, hasta entrada la noche, se escuchaban explosiones, aparentemente de las minas que los artificieros rusos hac¨ªan detonar. Los portavoces oficiales se negaban a decir si hab¨ªa secuestradores arrestados, pero medios period¨ªsticos rusos aseguraban que por lo menos se hab¨ªa detenido a cinco, entre ellos una de las dos suicidas, que logr¨® escapar entre los rehenes y que trat¨® de penetrar en una cl¨ªnica local. Tanto los establecimientos hospitalarios como el dep¨®sito de cad¨¢veres de Besl¨¢n estaban ayer llenos.
Varios rehenes fueron fusilados la primera noche y sus cad¨¢veres lanzados por la ventana. Asl¨¢n, un testigo presencial del hecho, se lanz¨® al vac¨ªo sosteniendo en los brazos uno de esos cad¨¢veres, cuando los secuestradores dispararon sobre los rehenes obligados a deshacerse as¨ª de los muertos, seg¨²n contaba una periodista local que aseguraba haber visitado a Asl¨¢n en la cl¨ªnica donde estaba internado.
"Cuando se mov¨ªan o no hac¨ªan lo que les ped¨ªan, los guerrilleros disparaban al techo, les obligaban a dormir en el suelo, y no en las colchonetas de gimnasia, no les dieron ni de comer ni de beber y el tercer d¨ªa incluso les impidieron ir al lavabo, con lo que los ni?os se hicieron sus necesidades encima", contaba Indira, relatando la experiencia de su hija. "Los ni?os se comieron los p¨¦talos de las flores que hab¨ªan tra¨ªdo a la escuela para la inauguraci¨®n del curso y muchos se bebieron su propia orina".
"Desde finales de agosto est¨¢bamos en estado de emergencia en Osetia del Norte debido a las elecciones del 29 de ese mes en Chechenia, pero por lo visto las autoridades no se tomaron en serio sus propias medidas", se?¨¢laba Sveta, una habitante de Besl¨¢n. "Chechenia no es un caso aislado. Todo el C¨¢ucaso est¨¢ en guerra, de una manera o de otra, de forma abierta o encubierta, desde Osetia del Norte a Daguest¨¢n. Y ya nos hemos acostumbrado a esta guerra. Lo sucedido estos d¨ªas es un episodio m¨¢s", afirmaba Sveta anoche, mientras las explosiones provocadas por los artificieros atronaban el aire. "Aqu¨ª todos los hombres tienen armas, porque si no se defienden ellos, ?qui¨¦n va a defenderlos?".
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