Deslocalizaciones y otros peligros
Mientras en Euskadi seguimos atrapados en la telara?a electoral de las propuestas con las que se nos presentan los dirigentes nacionalistas -territorialidad, derechos hist¨®ricos y sujeto pol¨ªtico vasco- van sucediendo cosas m¨¢s all¨¢ de las fronteras vascas que perfectamente pudieran constituirse como otro buen ejemplo de todos esos debates que nos faltan. Nos cuesta verlas y pensar en ellas porque una especie de niebla de identidad y naci¨®n pura impide la visi¨®n de una realidad global que ya se cuela y seguir¨¢ col¨¢ndose entre las enormes fisuras y enormes vac¨ªos que dej¨® la te¨®rica pol¨ªtica de "aislacionismo, patria vasca y pureza racial" de Sabino Arana y que sus herederos actuales no han sabido corregir.
El fantasma del ajuste recorre Europa y aqu¨ª el debate central que se plantea es sobre los derechos hist¨®ricos
Una especie de niebla de identidad y 'naci¨®n pura' nos impide en Euskadi la visi¨®n de una realidad global
Un buen ejemplo de lo que hablamos puede ser Alemania, donde ocurren cosas que ya nos suceden a nosotros en Euskadi y que suceder¨¢n con m¨¢s fuerza si no ponemos remedio pronto, afectando directamente al bolsillo del ciudadano. No a las abstracciones nacionales de unos y otros, ni a las melanc¨®licas interpretaciones que algunos hacen de lo vasco, sino a las cosas reales donde todos nos encontramos; tener o no tener empleo, llegar o no llegar a fin de mes, mantener o no mantener la calidad de nuestra educaci¨®n, de nuestra sanidad o de nuestras infraestructuras.
Lo ocurrido en Alemania, la gran locomotora econ¨®mica europea que lleva atravesando una fuerte crisis econ¨®mica desde hace algunos a?os, es un buen ejemplo a tener en cuenta. Ahora, que empezaba a salir de su particular bache, afronta un nuevo reto que resulta muy aleccionador para el resto de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Alemania asume, al igual que otros pa¨ªses, los problemas derivados de la deslocalizaci¨®n; esto es, empresas que se trasladan a pa¨ªses donde los impuestos y los salarios son m¨¢s bajos y donde los derechos de los trabajadores son m¨ªnimos. Aumentan as¨ª sus beneficios, a veces de forma espectacular, sin que parezca importarles todo lo que dejan atr¨¢s.
El mercado laboral alem¨¢n se resiente; los pactos bilaterales patronal-sindicatos en cada empresa est¨¢n empezando a cuestionar la negociaci¨®n de los convenios colectivos, toda una instituci¨®n en el pa¨ªs. Parece la hora del s¨¢lvese quien pueda, de la reducci¨®n del tiempo de vacaciones, de la eliminaci¨®n de algunas pagas extra, de los horarios ajustados a las coyunturas productivas de cada empresa, del aumento de la jornada laboral sin que eso suponga aumentos de sueldo, en un pa¨ªs que, no muchos a?os atr¨¢s, se present¨® como el referente de la reducci¨®n del tiempo del trabajo y las 35 horas.
La ¨²ltima reforma laboral del canciller Schr?der, aprobada hace tan solo unos meses es un aut¨¦ntico recorte al subsidio de desempleo que, en otro tiempo, trataba de incentivar al parado para que buscara empleo. El resultado, m¨¢s horas trabajadas, menos subsidio de desempleo, menos empleo p¨²blico y menos "stado de bienestar. Todo para que las grandes firmas no sigan el camino de esas empresas del sector automovil¨ªstico que ya han trasladado sus plantas de ensamblaje a Polonia, Rep¨²blica Checa o China, dejando en su casa a miles de desempleados y sac¨¢ndoles a la calle en grandes manifestaciones de protesta y de descontento por las principales ciudades alemanas del Este y el Oeste.
Un ejemplo muy clarificador de todo esto lo encontramos en junio de este mismo a?o cuando el mayor sindicato alem¨¢n, IG Metall, pact¨® con la multinacional Siemens la ampliaci¨®n de la jornada laboral de 35 a 40 horas, sin aumento de sueldo, en dos de sus principales f¨¢bricas de tel¨¦fonos m¨®viles. A cambio, la multinacional acept¨®, simplemente, retrasar dos a?os su traslado a Hungr¨ªa. Otro buen ejemplo lo constituye el caso del comit¨¦ de empresa de Daimler-Chrysler cuando renunci¨® a un aumento salarial del 2,79% acordado en convenio, a cambio de no tocar, por el momento, los cien mil puestos de trabajo que Mercedes Benz tiene en Alemania. Todo para que las empresas no se vayan a pa¨ªses donde los costes sociales son m¨¢s bajos y para evitar que miles de trabajadores vayan a la calle y entre en una profunda crisis la econom¨ªa que, hist¨®ricamente, ha sido la m¨¢s potente de Europa.
Y es que el fantasma del ajuste recorre Europa y ning¨²n pa¨ªs se salva. Gran Breta?a, por ejemplo, recortar¨¢ durante los pr¨®ximos cuatro a?os 104.150 empleos de funcionariado, seg¨²n cifras del propio Gobierno, con el fin de reducir el gasto de personal. En este mercado globalizado no hay ninguna zona de Europa que est¨¦ a salvo de esta amenaza y, por ello, en muchos pa¨ªses el debate est¨¢ en la calle y en los Parlamentos. En Euskadi, que a pesar de su modelo fiscal tampoco est¨¢ a salvo de esta amenaza, el debate en la escena pol¨ªtica y en el Parlamento es el Plan Ibarretxe. La iniciativa central del jefe del Gobierno auton¨®mico es la reivindicaci¨®n de los derechos hist¨®ricos del territorio y la construcci¨®n de un muro entre nacionalistas y no nacionalistas.
No hay nada m¨¢s preocupante que un lehendakari cuyo proyecto central de gobierno se nos presenta alejado de la realidad europea, con la arrogante y ojerosa propuesta de lo superfluo.
Eduardo Madina es secretario general Juventudes Socialistas de Euskadi y portavoz del PSOE de cooperaci¨®n internacional al desarrollo en el Congreso de los Diputados.
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