Una extraordinaria continuaci¨®n
Hace unas semanas, y sin ning¨²n apoyo publicitario, se estren¨® en algunas ciudades espa?olas la primera parte de un largu¨ªsimo d¨ªptico (seis horas de duraci¨®n) que se est¨¢ convirtiendo en lo que los franceses llaman un succ¨¦s d?estime y cuyo desenlace llega ahora hasta nosotros. Y si en la primera parte de ¨¦sta, La mejor juventud, asist¨ªamos justamente a la juventud de dos hermanos que, cual sutiles hilos conductores, arrastraban una narraci¨®n con intenciones que iban mucho m¨¢s all¨¢ de la mera cr¨®nica generacional para convertirse en la radiograf¨ªa de un pa¨ªs, Italia, entre 1966 y 1982, en esta conclusi¨®n la acci¨®n llega virtualmente hasta nuestros d¨ªas, puesto que se clausura en 2003.
LA MEJOR JUVENTUD / 2?
Direcci¨®n: Marco Tullio Giordana. Int¨¦rpretes: Luigi Lo Cascio, Alessio Boni, Sonia Bergamasco, Maya Sansa, Fabricio Gifune, Valentina Carnelutti. G¨¦nero: drama hist¨®rico, Italia, 2003. Duraci¨®n: 170 minutos.
Justamente de 1982 arranca esta segunda parte, a la vez m¨¢s descarnada y, aunque parezca una paradoja, tambi¨¦n m¨¢s esperanzada que la del inicio. Ya no estamos ante una realidad bruscamente cambiante, llena de episodios en los que la Historia con may¨²sculas se entrecruza con las historias personales de los protagonistas, sino con un tiempo m¨¢s reposado, el que corresponde a una edad adulta mucho menos rica en prodigios, s¨ª, pero tambi¨¦n carente de otros desgarros diferentes a los previsibles por el paso del tiempo. Como si la edad de los personajes amansara el propio curso de los acontecimientos, aqu¨ª vemos crecer las generaciones, asistimos a la emergencia de los hijos; tambi¨¦n, al aburguesamiento de una juventud que ya peina canas.
Pero siguen ah¨ª las pesadillas, y entre ellas, las de quienes, como Giulia, la compa?era del psic¨®logo Nicola (Sonia Bergamasco), han abrazado la causa del terrorismo de las Brigadas Rojas. Marco Tullio Giordana, un cineasta que ha vivido muy de cerca la conversi¨®n de ciertos c¨ªrculos ultraizquierdistas en puros y simples terroristas, hasta hacerlo el eje de su cine desde su primer t¨ªtulo (Maledetti, vi amer¨°, 1979), traza del fen¨®meno armado un cuadro tan cr¨ªtico como rico en matices personales, de los peajes que deben pagar quienes a ¨¦l se pliegan (las mejores secuencias de esta segunda parte tienen que ver con las disyuntivas morales de Giulia, con su dif¨ªcil reintegraci¨®n en la vida); y tambi¨¦n, por qu¨¦ no, tan pr¨®digo en elementos para una reflexi¨®n que tambi¨¦n nos alcanza a nosotros.
Giordana ama a sus personajes, sus peripecias parece vivirlas como propias. No se permite, m¨¢s all¨¢ de su cr¨ªtica directa al lenguaje de las armas, ninguna descalificaci¨®n personal, ni siquiera de los que, equivocados, recurrieron a las pistolas para imponer sus tesis. Y su bonhom¨ªa se transmite a unas criaturas que, cuando acaban las largas seis horas del metraje de este emocionante filme, resultan casi de la familia. Una pel¨ªcula para ver, comentar, disentir, respetar; una gran pel¨ªcula sobre la vida real en tiempos de mensajes hueros y de personajes insulsos.
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