Sin dormir por ver a Bisbal
Grupos de j¨®venes hacen cola por turnos durante seis d¨ªas para entrar los primeros a ver a su ¨ªdolo musical
Seis d¨ªas durmiendo en la puerta de la plaza de toros de Las Ventas para conseguir entrar las primeras y coger as¨ª el mejor sitio de la arena, el lugar llamado "el provocador" por los entendidos en conciertos: un saliente dentro del escenario que permite acercarse todo lo posible al cantante y casi rozarlo. Seis d¨ªas en los que un grupo de 30 chicas -"y un chico", puntualizan- ha estado haciendo turnos de 12 horas para vigilar ese preciado primer puesto.
Y todo por ver de cerca a David Bisbal, el cantante ¨ªdolo de quincea?eras que salt¨® a la fama gracias al concurso de televisi¨®n Operaci¨®n Triunfo y que lleva todo el verano dando vueltas por Espa?a con su Buler¨ªa Tour 2004. Bisbal lleva m¨¢s de 900.000 copias vendidas de su ¨²ltimo disco, Buler¨ªa, y est¨¢ previsto que el mes que viene recoja el disco de diamante, seg¨²n un portavoz de su discogr¨¢fica, Vale Music. Anoche toc¨® en Las Ventas y hoy est¨¢ previsto un segundo concierto tambi¨¦n en el coso taurino.
"Vengo desde B¨¦lgica y esto no es justo. La gente se cuela", protesta una chica
En ambos conciertos ha colgado el cartel de completo. "Si nos ponemos en el provocador a lo mejor nos tira el viceroy", dice una de las adolescentes que ha llegado de las primeras y que apenas tiene 15 a?os. Con el viceroy se refiere al momento en el que David Bisbal se acerca al p¨²blico y entrega a alguna afortunada un adorno que le cuelga del cuello y que pertenece a una firma de joyas de la que ¨¦l es imagen.
Las horas de espera para entrar al concierto y conseguir el famoso adorno se aguantaron a duras penas. La fila se llen¨® pronto de incondicionales del cantante almeriense, sobre todo chicas, parapetados con paraguas para protegerse del fuerte sol, toallas, mochilas, cartas, domin¨®... Muchas forofas entreten¨ªan la tarde pint¨¢ndose las unas a las otras en el brazo leyendas de amor hacia su ¨ªdolo y dibuj¨¢ndose corazones en las mejillas. Unas a las otras se quitaban la palabra de la boca para describir la pasi¨®n que sienten por Bisbal: "Es que nunca pone mala cara a nadie", dec¨ªa una; "que est¨¢ buenorro", apostillaba otra; "que baila muy bien", a?ad¨ªa una tercera; "porque siente lo que canta", conclu¨ªa otra.
"Vosotras ven¨ªs a ver el cuerpo y nosotros al artista", replicaban David y V¨ªctor, dos chavales de Fuenlabrada, de los pocos miembros del g¨¦nero masculino que deambulaban ayer por Las Ventas. Hab¨ªa tambi¨¦n alg¨²n chico acompa?ando a su novia y ni?os de menos de doce a?os que ven¨ªan con sus madres.
No muy lejos de ellos, un grupo de mujeres maduras esperaban en la cola rodeadas de la chavaler¨ªa. Paqui, de 52 a?os, acud¨ªa desde Las Palmas con su hija Ivonne, de 15. Antonia, de 59, ven¨ªa sola desde Valencia, y Conchi, de Madrid, se apunt¨® a la cita con un grupo de amigas. "Es el ni?o que todas las madres querr¨ªamos tener", dec¨ªa Conchi. Y se emocionaba recordando las veces que lo ha tenido a dos palmos. "Es que me eclipsa, soy incapaz de articular palabra". "Adem¨¢s de a ¨¦l, conocemos al del saxof¨®n, que ha comido en mi casa", aclaraba Paqui. Las ni?as que les acompa?aban eran de pasiones m¨¢s tibias. "Ella tiene m¨¢s afici¨®n que yo; es la que tira del carro", comentaba Ivonne.
Mientras, el sol continuaba dando de pleno. Un chaval lanzaba capotes al aire al son de los "oeeee" de las chicas. Dos forofas cantaban a d¨²o la canci¨®n Escondidos, que Bisbal canta con Chenoa. Dos abanicos hac¨ªan las veces de micr¨®fono. Las horas pasaban y nadie se mov¨ªa. Hasta que a las cuatro de la tarde se mont¨® un cl¨¢sico de los conciertos: el foll¨®n con las colas.
Si hasta ese momento todo el mundo guardaba ceremoniosamente una larga fila que comenzaba en una de las puertas, de repente un grupo se plant¨® enfrente de otra puerta y form¨® una segunda fila. Entonces se form¨® un ir y venir de gente de la primera cola a la segunda. Empezaron las protestas. Y tuvo que acudir el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa a poner orden. "Llevo aqu¨ª desde las siete de la ma?ana y no es justo que las que acaban de llegar entren antes que yo por la segunda puerta", se quejaba airada una chica a uno de los polic¨ªas. Al corrillo se uni¨® una de las mujeres encargadas de los puestos de chucher¨ªas, que se puso a dar instrucciones a la polic¨ªa. "Yo llevo aqu¨ª muchos a?os y lo que hay que hacer es poner vallas aqu¨ª, y otras vallas por all¨ª...". Otra se?ora arremeti¨® tambi¨¦n contra los agentes: "Oiga, seguro que en un concierto de Julio Iglesias esto no pasa".
Uno de los polic¨ªas se sali¨® por la tangente: "Se?ora, esto de las colas es un tema de solidaridad humana". Contestaci¨®n ante la que la mujer ya no tuvo respuesta. En un banco, a una chica se le saltaban las l¨¢grimas. "Es que vengo desde B¨¦lgica y esto no es justo. La gente se cuela", protestaba Laura, que le cogi¨® cari?o a Bisbal vi¨¦ndole a trav¨¦s de TVE Internacional.
A las siete y media se abrieron las puertas. Dos horas despu¨¦s David Bisbal baj¨® de los cielos vestido con camisa roja para agitar sus rizos al ritmo de la canci¨®n que inaugur¨® su espect¨¢culo: Angel de la noche. Con su primer contoneo de pelvis, Las Ventas se vino abajo. Esta noche, m¨¢s.
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