La sombra de Aznar
El ex jefe de Gobierno Aznar ser¨¢ presidente de honor del PP tras el congreso del partido en octubre
El ex jefe de Gobierno Aznar ser¨¢ presidente de honor del PP tras el congreso del partido en octubre. Tambi¨¦n se integrar¨¢ como miembro nato en el Comit¨¦ Ejecutivo, un organismo de direcci¨®n que contar¨¢ con unas cien personas. Que alguien que ha sido durante 15 a?os principal l¨ªder del partido, al que llev¨® al poder en dos legislaturas, tenga un lugar honor¨ªfico en su direcci¨®n es bastante l¨®gico; s¨®lo que no es exactamente lo que el propio Aznar dijo, y tampoco lo que anunci¨® Rajoy.
Aznar se comprometi¨®, frente al escepticismo de sus enemigos, a no presentarse a un tercer mandato, y lo cumpli¨®. Tras algunas vacilaciones, precis¨® que su decisi¨®n inclu¨ªa la renuncia a seguir al frente del PP, y luego remach¨® que no se ir¨ªa a medias, sino del todo: a su casa. Esto sorprendi¨® por inhabitual, pero fue bien recibido porque demostraba que la pol¨ªtica activa no es necesariamente una ocupaci¨®n para toda la vida. Sin embargo, todo ello fue expresado cuando daba por supuesto que su sucesor designado, Mariano Rajoy, le relevar¨ªa en La Moncloa.
Tras la inesperada derrota electoral, no parece que las cosas se vean igual: no es lo mismo teorizar desde una fundaci¨®n las causas del ¨¦xito que buscar las razones del fracaso; y el sucesor tendr¨¢ que intentar legitimar su liderazgo en el congreso del partido. Rajoy dijo recientemente que Aznar hab¨ªa "dejado la vida pol¨ªtica activa" y que no estar¨ªa en la nueva direcci¨®n. Ha cambiado de opini¨®n. Tal vez tenga raz¨®n: mejor dentro, en un cargo honor¨ªfico, que fuera, como l¨ªder en la sombra o haciendo sombra al l¨ªder. Su visita en mayo pasado al Pent¨¢gono, en el momento en que arreciaban, incluso dentro del PP, las cr¨ªticas a Donald Rumsfeld a cuenta de las torturas en la prisi¨®n iraqu¨ª de Abu Ghraib, fue un adelanto de lo inoportuna que puede llegar a ser esa sombra.
Es dif¨ªcil para los partidos encontrar un lugar adecuado para los ex presidentes, sobre todo cuando han dejado de serlo con poco m¨¢s de 50 a?os, como fue el caso de Su¨¢rez y Gonz¨¢lez, y ahora de Aznar. El compromiso de Zapatero de impulsar una ley que los convierta en miembros del Consejo de Estado es una buena idea. Sin embargo, lo fundamental es la actitud que mantenga el afectado, con independencia del lugar que ocupe. Un ex presidente deber¨ªa extremar la prudencia en los pronunciamientos p¨²blicos y ser una referencia en cierta medida suprapartidaria; pero esto es, por el momento, pedir peras al olmo.
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