El largo juego de la vida
Los novedosos apedrean a los originales, aseguraba Mairena ante sus at¨®nitos alumnos con una filosof¨ªa adobada al calor de un brasero de cisco. Quiz¨¢ m¨¢s que ning¨²n otro poeta en activo, Andr¨¦s Trapiello (Manzaneda de Tor¨ªo, Le¨®n, 1953) se ha puesto del lado de la tradici¨®n con un arrojo que se les supone a quienes la alancean y parece vedado a quienes la defienden. Pero no conviene enga?arse acerca de la costra aguerrida de este pol¨ªgrafo impenitente, pues bajo ella est¨¢ la pulpa del poeta con la que termina identific¨¢ndose. Ya su primer libro de versos (Junto al agua, 1980) quedaba vinculado al modernismo menor, al simbolismo de temas mesocr¨¢ticos, al p¨¢lpito de una naturaleza entre Virgilio y Francis Jammes, lejos de la fanfarria urbana que mitificaron las vanguardias. La sensibilidad y la solvencia expresiva hab¨ªan logrado hacer suyo un mundo que, en sus constituyentes materiales, exist¨ªa mucho antes de que ¨¦l comenzara a borrajear papeles. El aluvi¨®n de sus primeros libros desembocar¨ªa en Las tradiciones (1991), un volumen recopilativo cuyo t¨ªtulo, no por azar, significa lo que significa. Rama desnuda (2001) supuso la definitiva saz¨®n de una po¨¦tica cuya patria art¨ªstica defin¨ªa en otro lugar el autor: "Desde hace algunos a?os leo regularmente lo mismo de los mismos: Keats y Unamuno, Machado y Leopardi, Fray Luis o Verlaine, lecturas que comparto con la de los poetas menores". "Encuentro en ellos", dec¨ªa enseguida, "ante todo la emoci¨®n, piedra de toque de un poema". Y en 'Ripios para un amigo y tres viejos maestros', de Acaso una verdad (1993), vuelve sobre la imposible novedad de ciertos universales humanos: "Es la lluvia de siempre. La actual. / Que en lo tocante a lluvias / es un absurdo ser original".
UN SUE?O EN OTRO
Andr¨¦s Trapiello
Tusquets. Barcelona, 2004
128 p¨¢ginas. 11 euros
Un sue?o en otro toma su t¨ªtulo del primer poema, donde el motivo calderoniano -la vida es sue?o- se revitaliza al presentarse como un proceso de ensimismamiento semejante al de las matrioscas rusas que remiten a un centro que est¨¢ siempre m¨¢s al centro: la vida, "este rinc¨®n / hecho de tanta nada". Ese arranque es la se?a de todo el libro: im¨¢genes tenues, una cadencia musical a la que apenas perturba alg¨²n encabalgamiento, presencia de pocas flores y de algunos p¨¢jaros, meditaciones sobre la existencia en el instante preciso donde el pasado y el futuro son, como en Quevedo, presentes sucesiones de difunto. Serena y sin aspavientos, la emoci¨®n se ense?orea de los poemas, y las estampas del libro renuncian m¨¢s a¨²n que en ocasiones anteriores a los cascabeleos de la forma. Como en un conocido poema de Le¨®n Felipe ("Deshaced ese verso..."), la vida se resiste a dejarse transcribir con m¨²sica de soniquete y con palabras del com¨²n, pobres de tan evidentes. Cuando al fin habla el alma, escribe Schiller, ya no es el alma la que habla; y por eso la condena de la verbosidad, recurrente en la poes¨ªa de estirpe simbolista: "d¨ªmelo sin palabras, que son merma, / sin rima, sin acentos, sin medida, / y luego, habla". El espacio de Un sue?o en otro est¨¢ semivelado por la bruma, empapado de oto?o y ocupado apenas por algunos bultos humanos. Resulta asombroso el grado de connivencia entre el poeta y sus lecturas, que destilan aqu¨ª transformadas y hasta subvertidas a discreci¨®n: Juan Ram¨®n en 'Piedra y suelo'; Unamuno (y Rosillo) en 'Leyendo la Odisea', de versos compuestos por pies tris¨ªlabos con acento agudo, al modo del anapesto cl¨¢sico; San Pablo en 'D¨®nde est¨¢ tu victoria'; Cansinos Assens en 'Humano fracaso'
... Cuando alguien ha llegado a ese grado de personalizaci¨®n con materiales de acarreo, que vuelven a mostrarse "sin temor ni verg¨¹enza de ser t¨®pica imagen / de un manantial inagotable y puro", entonces todos sus autores son ya ¨¦l, y todos los g¨¦neros que toca son el mismo g¨¦nero. As¨ª, algunos poemas conmovedores de este libro recrean la muerte del padre, sin que var¨ªe el tono con que se ocupaba de lo mismo en Siete moderno, reciente entrega de esa novela de un literato en que desgrana sus d¨ªas. El ruise?or de Keats, o el p¨¢jaro solitario de San Juan o de Leopardi, son aqu¨ª un pobre gorri¨®n que mete "la noche bajo el ala". Y por doquier asoman las estrellas de un firmamento que no es el de los esplendorosos himnos osi¨¢nicos del Romanticismo, sino, m¨¢s modestamente, el espejo desportillado y titilante donde se vislumbra ese arquetipo desva¨ªdo que no so?¨® Plat¨®n: el esbozo de alguien contorneado por un mundo que se desl¨ªe en la sombra. Pues los poemas de Un sue?o en otro no nos empujan hacia las alturas siderales en que un d¨ªa se hizo la luz, sino hacia ese "olvido de m¨ª mismo" del que este libro da raz¨®n con unas pocas palabras verdaderas.
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