El Athletic se relaja a destiempo
Un d¨¦bil Valencia empata un partido que el equipo rojiblanco pudo liquidar en la primera mitad
Por lo visto, y por Ranieri, hay dos Valencias: uno burdo, pastoso, protest¨®n y dado al choque y otro fino, m¨¢s sensato, m¨¢s eficiente que ilusionante y respetado siempre por calidad y porque nunca muere. Al primero, quiz¨¢s por diferenciarse, Ranieri le dio tres cuartos de partido y fue un dolor, un atentado a aquel equipo compacto de Ben¨ªtez, -al que algunos vituperaban injustamente- y plagado de ¨¦xitos. A ese equipo, con Vicente, Aimar y Angulo en el banquillo, y con Mista -el proscrito- sin siquiera vestirse de corto, el Athletic le dio un repaso sonoro y sonado, gracias a un f¨²tbol ¨¢gil, bien dirigido por Yeste, con los pies, por Urzaiz, con una lecci¨®n magistral de c¨®mo jugar con la cabeza, y con Iraola poniendo en cada pase esa pizca de intenci¨®n que se adivina en los grandes jugadores.
ATHLETIC 2 - VALENCIA 2
Athletic: Aranzubia; Javi Gonz¨¢lez, Murillo, Prieto (Tiko, m. 79), Del Horno; Gurpegui, Orbaiz; Iraola (Arriaga, m. 86), Yeste, Etxeberria; y Urzaiz (Ezquerro, m. 74).
Valencia: Ca?izares; Curro Torres, Navarro, Marchena, Carboni; Albelda, De los Santos (Aimar, m. 45); Fiore, Di Vaio, Xisco (Vicente, m. 64); y Corradi (Angulo, m. 64).
Goles: 1-0. M. 15. Pared entre Yeste y Etxeberria, que centra al punto de penalti y Urzaiz empalma a la red.
2-0. M. 20. Penalti inexistente de Navarro a Yeste que transforma Iraola.
2-1. M. 65. Centro de Angulo desde la derecha que recoge con el antebrazo Di Vaio y marca a placer.
2-2. M. 77. Apertura de Aimar a Angulo, quien aprovecha para batir a Aranzubia de tiro cruzado.
Arbitro: Rodr¨ªgez Santiago. Amonest¨® a Aranzubia, Del Horno, Curro Torres, Marchena, Albelda y Corradi.
Unos 38.000 espectadores en San Mam¨¦s.
El proyecto de Ranieri parece endeble y celebr¨® el empate como una victoria definitiva
Al cuadro vasco le falt¨® pericia y experiencia para acabar con su rival por la v¨ªa r¨¢pida
En cuanto daba el Athletic tres toques, el Valencia se ca¨ªa como un edificio en ruinas. Sus fichajes italianos eran futbolistas de hornacina, almas errantes, algo previsible en el caso de Corradi (un futbolista tosco que tendr¨¢ m¨¢s de un problema con los ¨¢rbitros), pero extra?o en protagonistas del peso de Fiore y Di Vaio. Del primero no hubo noticias en San Mam¨¦s; del segundo, se tuvo constancia de ¨¦l cuando se llev¨® un bal¨®n con el antebrazo y marc¨® el primer gol del Valencia. Cumplido el tr¨¢mite, se borr¨®.
Como se borr¨® el Athletic cuando Rodr¨ªguez Santiago -un ¨¢rbitro de esos a la antigua usanza que aprueban con sobresaliente la asignatura de la ley de la compensaci¨®n- decidi¨® dar por v¨¢lido el gol del delantero italiano en una clamorosa mano. Ah¨ª se enred¨® el Athletic con el ¨¢rbitro y se ofusc¨® con el partido. Tan pendiente estaba del colegiado -que hab¨ªa concedido con igual falta de visi¨®n un penalti de Navarro a Yeste, que deb¨ªa haber sido amonestaci¨®n por simulaci¨®n de falta- que no se enter¨® que para entonces hab¨ªa salido al campo el otro Valencia, que Valverde se aprestaba a refrescar el equipo y reforzar su l¨ªnea media, y en esa ofuscaci¨®n lleg¨® el empate de Angulo, tras un pase de Aimar. Angulo hizo dos cosas en unos minutos, dar el pase de gol a Di Vaio y marcar el empate. Su renuncia al f¨²tbol ingl¨¦s le ha venido bien al Valencia.
Demasiados golpes para el Athletic, que hab¨ªa malgastado 60 minutos para aniquilar a un Valencia menor, que hab¨ªa demostrado una vivacidad impropia del principio de temporada, que ten¨ªa en Yeste al Aimar que se mord¨ªa las u?as en el banquillo, y en Urzaiz al poderoso delantero que siempre super¨® a Navarro y acab¨® desquiciando a Marchena, a quien Rodr¨ªguez Santiago, en su particular feria de decisiones, le perdon¨® la expulsi¨®n. Urzaiz tuvo, incluso, en la primera parte, la resoluci¨®n del partido en un centro de Orbaiz que cabece¨® al centro de la porter¨ªa, donde habitaba Ca?izares.
Quiz¨¢s el Athletic ningune¨® a aquel Valencia peque?ito, con De los Santos naufragando como un principiante en el centro del campo y con los italianos m¨¢s pendientes de las rencillas particulares de cada partido que de jugar al f¨²tbol.
Era el tiempo de Yeste, jugando donde quiere, con Etxeberria en la banda izquierda y con un Iraola -autor del gol de penalti- inspirad¨ªsimo en el ¨²ltimo pase, al que sus compa?eros buscan con menor asiduidad de la requerida.
Todo lo ten¨ªa de cara el Athletic para matar el partido en un santiam¨¦n. Su l¨ªnea ofensiva en plena ebullici¨®n, la defensa ajustada, salvo un extra?¨ªsimo Del Horno dando muestras de asfixia y racaner¨ªa ofensiva al cuarto de hora, y los goles en los primeros momentos. A los quince minutos marcaba su primer gol y a los 20, el segundo, condenando al Valencia a un ataque de nervios. Como en la primera jornada, ante Osasuna, le falt¨® al Athletic pericia y experiencia para acabar por la v¨ªa r¨¢pida con el rival en sus momentos de inspiraci¨®n. M¨¢s que una cuesti¨®n de veteran¨ªa, es un asunto de falta de gol y de lectura del partido. A Ranieri le cost¨® mas tiempo darse cuenta de las grietas de su edificio. Su proyecto parece endeble, de momento, y celebr¨® el empate como una victoria definitiva. No era para menos. El Athletic le hab¨ªa permitido respirar despu¨¦s de anunciarle su primera crisis.
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