El Madrid mantiene sus peores rasgos
El equipo de Camacho se muestra pesad¨ªsimo y sobrevive ante el Numancia gracias a un gol de falta de Beckham
El Madrid mantiene sus viejos vicios: gan¨® al Numancia con un par de detalles y poco f¨²tbol. Se lo reproch¨® la afici¨®n, que viene avisada. No le gust¨® lo que vio la pasada temporada y no le gusta lo que ve ahora. No hubo ning¨²n rasgo novedoso en un equipo de aspecto fatigado, sin ning¨²n dinamismo y con los mismos defectos defensivos de toda la vida. No le faltan, sin embargo, recursos para anotar goles o generar oportunidades. Tampoco es una novedad. El peor Madrid es una amenaza para cualquier rival, no digamos para el Numancia, que subi¨® desde Segunda pero todav¨ªa no ha llegado a Primera. Se encuentra en el t¨ªpico tr¨¢nsito que a algunos equipos se les hace eterno. Cuando le cogen el aire al campeonato es demasiado tarde. Jug¨® con un entusiasmo juvenil, persigui¨® a todos los jugadores del Madrid y hasta se encontr¨® con alguna ocasi¨®n frente a Casillas, como es normal en el Bernab¨¦u. Pero el Numancia estuvo m¨¢s preocupado de limitar los da?os que de inflingirlos al Madrid, que regres¨® al f¨²tbol pelma de los ¨²ltimos meses.
Una de las pocas novedades fue el tanto de Beckham, cuyo tiro libre record¨® los viejos tiempos en el Manchester. En la pasada temporada se estir¨® poco con los directos y el hombre entr¨® en una crisis de ansiedad. Frente al Numancia marc¨® con mucho estilo, pero lo m¨¢s interesante es que corri¨® poco. Esa es una excelente noticia para Beckham, jugador que suele padecer ataques de atleta. Cuanto m¨¢s corre, peor juega. Para oficiar de medio centro conviene medir los esfuerzos, conocer perfectamente la geograf¨ªa del campo y manejar la pelota con criterio. No son cualidades habituales en Beckham, jugador que tiende a desorientarse y a buscar soluciones extravagantes en los pases. Esta vez estuvo menos inquieto. Administr¨® el juego correctamente y no se meti¨® en berenjenales durante el primer tiempo. En el segundo no apareci¨®. Defensivamente, fue el de siempre. O sea, nada. A su lado, Helguera funciona como aguador. Est¨¢ inc¨®modo. No le sobra din¨¢mica en el inmenso espacio que deja el Madrid en el centro del campo.
S¨®lo Ra¨²l se anima a ayudar en tareas defensivas, con un desgaste que probablemente le pasa factura en las cuestiones del gol. Ra¨²l necesita afirmarse de nuevo como goleador. Es lo que ha caracterizado su carrera, su implacable producci¨®n en el ¨¢rea. Lo otro le a?ade valor como futbolista, pero no es sustancial. Zidane y los delanteros no colaboraron demasiado en el trabajo defensivo. Les salen granos. Mediado el segundo tiempo, el Madrid administraba de mala manera el gol de Beckham y el p¨²blico comenzaba a abuchear al equipo. No hab¨ªa juego porque todo el mundo trasladaba la pelota. Sin mucha energ¨ªa, adem¨¢s. Zidane se dio a los detalles durante toda la noche, con un punto de trivialidad que termin¨® por estragar un poco al personal.
El m¨¢s persistente fue Figo, enredado casi toda la noche en un ¨¢spero duelo con Graff. Ese conflicto dio algo de vida al encuentro. La actividad de Figo termin¨® por generar un par de magn¨ªficas jugadas, una de ellas resuelta con un buen tiro que ?lvaro N¨²?ez desvi¨® con graves apuros. Pero el Madrid no destac¨® por las ocasiones que produjo. El juego se volvi¨® cada vez m¨¢s trist¨®n. Nada de energ¨ªa, nada de creatividad, ning¨²n desmarque. Otra vez la rumia de siempre. Y s¨®lo un gol de ventaja. Esta situaci¨®n sac¨® al Numancia de la timidez que hab¨ªa mostrado en el primer tiempo. Se acerc¨® en un par de ocasiones al ¨¢rea del Madrid, donde volvieron a producirse los acostumbrados ataques de nervios. La escena, por repetida, sac¨® a la gente de sus casillas. Los aficionados sospechan que hay demasiados motivos para desconfiar del equipo: un a?o m¨¢s viejo, con poco apetito en algunas de sus estrellas, sin novedades t¨¢cticas apreciables, con la misma mandanga en su juego, pesad¨ªsimo, por cierto.
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