Tambores en vez de armas
Fernando Trueba estrena en la favela de Candeal el documental sobre Carlinhos Brown
M¨¢s de mil personas, la mitad sentadas y la otra mitad de pie o tumbadas em el suelo, asistieron el s¨¢bado en Salvador de Bah¨ªa, la ciudad m¨¢s africana fuera de ?frica, a la nueva producci¨®n cinematogr¨¢fica de Fernando Trueba, titulada El milagro de Candeal, nombre de la favela m¨¢s at¨ªpica de la ciudad donde, con el apoyo de Carlinhos Brown, el percusionista m¨¢s famoso del mundo, los j¨®venes han cambiado las armas por los tambores y la m¨²sica. Sobre la favela, aprisionada como un gueto, entre los rascacielos de la parte noble y rica de la ciudad, hab¨ªa ca¨ªdo la noche. Era 11 de septiembre, pero en Bah¨ªa no se hablaba del triste aniversario de los atentados a las Torres Gemelas porque aqu¨ª la violencia es cotidiana y no tiene fecha en el calendario.
En la favela de Candeal bull¨ªa, sin embargo, la fiesta desde el amanecer en espera de la proyecci¨®n de la pel¨ªcula espa?ola, proyectada al aire libre en una dulce noche de primavera tropical. Las m¨¢s de mil personas que asistieron al estreno -a veces aplaudiendo, otras riendo divertidas y en algunas escenas en expresivo silencio- hab¨ªan sido protagonistas de una forma u otra en la pel¨ªcula por la que, en realidad, desfila toda la favela, contando su historia y la visita a ella del famoso m¨²sico cubano Bebo Vald¨¦s. El pianista, de 85 a?os, conductor del largometraje, hab¨ªa confiado a Trueba que no quer¨ªa morirse sin antes haber visitado Candeal para encontrar sus ra¨ªces africanas. Y en la favela lo esperaba Carlinhos Brown, otro de los grandes protagonistas de la pel¨ªcula en la que participan tambi¨¦n Caetano Veloso, Gilberto Gil y Marisa Montes.
Ser¨¢ dif¨ªcil para los cr¨ªticos definir el g¨¦nero de esta nueva producci¨®n art¨ªstica de Trueba que estar¨¢ en los cines de Espana en octubre, despu¨¦s de ser proyectada en el Vel¨®dromo de Anoeta, en el Festival de San Sebasti¨¢n. No es exactamente una pel¨ªcula porque narra una historia real y no una ficci¨®n, pero tampoco se puede calificar de documental a secas porque la realidad en ella es tan sorprendente e inesperada que a veces parece ficci¨®n. Como cuando Bebo entra en la casa de la Madre de Santo de la favela, la sacerdotisa del Candombl¨¦, Miayamba, tan anciana que ni sabe su edad, y mientras Carlinhos Brown canta una canci¨®n que ella le hab¨ªa ense?ado, entra en trance religioso. Brown le dice a Bebo, cuya cara se ha transformado, que aquello es un momento sagrado. Los dos se descalzan y se tumban a los pies de Miayamba, mientras ella los bendice. "Nunca pude imaginarme que eso pudiera ocurrir en el filme", afirm¨® Trueba minutos antes de la proyecci¨®n. Y cont¨® que Bebo vio en la Madre de Santo de la favela la imagen del doble de su madre y que tiene hoy su retrato en su estudio al lado de la de su madre y que es pr¨¢cticamente imposible distinguirlas de lo que se parecen.
Cristina Huete, productora de la pel¨ªcula, la calific¨® de "musical social". Lo es tambi¨¦n, porque son dos horas de filme tejidas de m¨²sica, de ritmos de todo tipo, y cuenta la historia de c¨®mo es posible, a trav¨¦s de esa m¨²sica, rescatar a los ni?os y j¨®venes de un ambiente de violencia como el que se vive en las favelas. Hoy en Candeal, Brown ha formado bandas de percusi¨®n impresionantes, ha creado escuelas de m¨²sica y cuenta con un estudio de grabaci¨®n tan sofisticado que lo usan desde Caetano Veloso a Gilberto Gil.
La pel¨ªcula documental es tambi¨¦n la fotograf¨ªa musical y pl¨¢stica de la ciudad de Bah¨ªa, con sus ritmos desenfrenados de un carnaval callejero que acaba de entrar en el Libro Guinnes como el mejor del mundo. De sus ritmos y de su mestizaje religioso, de su colorido inigualable y de una africanidad que salta a la vista, as¨ª como de su cubanidad. Cuando a Bebo le preguntan de d¨®nde es y responde que de Cuba, le dicen: "Entonces est¨¢ en casa".
Ni?os y mayores asistieron a la pel¨ªcula sin levantar una sola vez los ojos de la pantalla gigante al aire libre. Antes de comenzar la pel¨ªcula, en la que Brown, Caetano Veloso y Gilberto Gil hablan en espa?ol con subt¨ªtulos en portugu¨¦s, Brown, visiblemente emocionado, vestido como un sumo sacerdote del rito africano, de azul y oro, pidi¨® un aplauso para "la familia Trueba", al mismo tiempo que invocaba a los dioses, a todos los dioses. El aplauso fue un estruendo de alegr¨ªa. Y al finalizar la pel¨ªcula, con los ocho minutos finales del frenes¨ª del carnaval, todos en pie comenzaron a bailar al ritmo de la m¨²sica y continuaron haci¨¦ndolo por las calles de la favela en una noche vigilada por las estrellas.
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