Algo m¨¢s que una bronca
Con el mismo molde que la pasada primavera, lo ¨²nico que ha cambiado por ahora en el Madrid es la escenograf¨ªa del banquillo. Camacho abronca, se altera, suda, gesticula, arremolina las cejas y se sacude en directo todas las malas pulgas, pero el resultado es el mismo que cuando Carlos Queiroz se ajustaba en silencio y en solitario el nudo de la corbata. El problema est¨¢ en el campo, donde nada ha variado y se mantienen los peores vicios. El equipo, con las mismas lentejuelas, se comporta como en el ¨²ltimo tramo del curso anterior: sin pulso, con m¨¢s ch¨¢chara que juego y con grietas por los cuatro costados.
La defensa, Samuel incluido, se atrinchera tanto que peina el flequillo de Casillas, como en los ¨²ltimos tiempos de Hierro. Los dos medios centro postizos -Helguera y Beckham- flotan a la deriva sin molestar a un rival y mucho menos barrer los rechaces. As¨ª llegaron los dos goles del Bayer y una decena de claras ocasiones m¨¢s de los alemanes. El segundo tanto, el remate de Fran?a, retrat¨® a Beckham, que le ech¨® un simple vistazo mientras el brasile?o se lo pensaba, tensaba el ca?¨®n y hac¨ªa un gui?o a Casillas. Complaciente en defensa como siempre, el ingl¨¦s tampoco templ¨® el juego. El mismo gui¨®n de la pasada temporada. Una partitura bien conocida en todo el universo, pero Camacho tard¨® una hora en darle carrete por su ¨²nico enclave posible: la orilla derecha. Como Helguera -una cosa es defender y otra quitar la pelota- tampoco es medio, el Madrid carece de corte y confecci¨®n.
Unos metros por delante, a Zidane, un a?o m¨¢s castigado, todo le cuesta un poco m¨¢s. A¨²n tiene talento para articular el juego ofensivo, pero le falla el dep¨®sito y tiene una marcha menos que anta?o. A estas alturas, estorbar por el costado izquierdo le resulta escalar el K-2. Roberto Carlos, su escudero en la banda, lo sabe y, como tambi¨¦n le asoman las arrugas, se contiene en ataque, su gran virtud. Al otro lado, Figo, animoso ¨¦l, se enreda y se enreda con ah¨ªnco, pero sin gran lucidez. Tiene menos recursos que en los tiempos mozos y pocos le dan una salida. Ra¨²l, simplemente, no se encuentra, por m¨¢s que Camacho le mantuviera hasta el final, aunque fuera un rato de media punta, otro de interior zurdo y otro de segundo delantero. Menos suerte tuvieron Ronaldo y Owen. El primero se fue a la caseta antes de tiempo con un remate al larguero en la mochila; el ingl¨¦s ni se quit¨® el ch¨¢ndal. Con el abismo a sus pies, el t¨¦cnico murciano prefiri¨® no agrandar la herida que lanzarse a por el Bayer. Toda una declaraci¨®n de intenciones: Celades y Solari por Figo y Ronaldo, con Owen -tambi¨¦n relegado por Morientes- comiendo pipas.
El primer batacazo del curso dej¨® impresiones inquietantes para este Madrid. Por mucho que el nuevo t¨¦cnico tenga m¨¢s gancho parroquial y medi¨¢tico que su predecesor, los males del equipo no pasaban por maquillar simplemente al jefe del banquillo. Adem¨¢s, cuesta pensar que la receta futura de Camacho sea dar el tim¨®n a Celades en detrimento de Beckham, dar vuelo a Solari en perjuicio de Figo, modular las apariciones de Ronaldo en favor de Morientes y sostener al actual Ra¨²l contra viento, marea y Owen. Camacho ya sabe lo que tiene: mucha faena por delante. De momento sus broncas no han sido efectivas. Hace falta algo m¨¢s que testosterona. Quiz¨¢ tenga que emplearse a fondo en las alturas. En septiembre puede haber remedio.
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