El Hitler de Bruno Ganz conmociona a los alemanes
Los cr¨ªticos encumbran al actor y se dividen respecto a 'El hundimiento', de Hirschbiegel
La pel¨ªcula Der untergang (El hundimiento), dirigida por Oliver Hirschbiegel y producida por Bernd Eichinger, que relata los ¨²ltimos 12 d¨ªas de Adolfo Hitler en el b¨²nker en Berl¨ªn al final de la II Guerra Mundial, se estren¨® ayer en Alemania en medio de una catarata de debates y con divisi¨®n de opiniones entre la cr¨ªtica. No obstante, reina casi total unanimidad en reconocer el papel destacado del actor suizo afincado en Alemania Bruno Ganz en su interpretaci¨®n de Hitler. El escritor Joachim Fest, autor del libro El hundimiento, que sirvi¨® de base al gui¨®n, resumi¨® en dos palabras la actuaci¨®n de Ganz: "Es Hitler".
Al final de la proyecci¨®n de la pel¨ªcula unos textos dan cuenta del destino de sus protagonistas, de los que vivieron en el b¨²nker el hundimiento del nazismo, el suicidio de Hitler y el terrible asesinato de los seis hijos de Joseph Goebbels, cometido por su fan¨¢tica madre Magda, que no quer¨ªa que sus v¨¢stagos viviesen en un mundo sin nacionalsocialismo. La casi totalidad de los testigos han muerto: suicidados, ejecutados tras el proceso de Nuremberg, en el cautiverio en la Uni¨®n Sovi¨¦tica o en la cama.
La pel¨ªcula llega casi 60 a?os despu¨¦s de los hechos reales, cuando en Alemania parec¨ªan agotados ya todos los ejercicios espirituales de exorcizar el pasado y afrontar la propia historia. El filme se estren¨® ayer con 400 copias en medio de una Alemania en crisis con elementos inquietantes como un incremento de la protesta social y el desencanto de amplios sectores de la poblaci¨®n, sobre todo en el este. Se ponen en tela de juicio principios b¨¢sicos del sistema democr¨¢tico y casi el 50% de la poblaci¨®n se refugia en la abstenci¨®n electoral. El este alem¨¢n, donde al nazismo sucedi¨® una dictadura prusiano-estalinista que dur¨® m¨¢s de 40 a?os, expresa su protesta y desencanto con el voto por el partido heredero de los comunistas y hasta se advierte un cierto auge de la ultraderecha con cierto tufo neonazi.
En este contexto llega la pel¨ªcula de Eichinger, Hirschbiegel y Ganz que ha costado 14 millones de euros y se rod¨® en la ciudad rusa de San Petersburgo, donde se reproducen los exteriores del Berl¨ªn del final de la guerra, y en el b¨²nker de Hitler, reconstruido en los estudios de M¨²nich. El gui¨®n se basa en la obra de Fest y en el libro de memorias Hasta la ¨²ltima hora, en el que Traudl Junge, la secretaria de Hitler, relata sus experiencias desde su llegada con 22 a?os al puesto hasta su salida del b¨²nker.
La figura de Junge sirve de hilo conductor desde el inicio de la pel¨ªcula con su primer contacto con un Hitler que se presenta como un jefe simp¨¢tico y comprensivo, con el nerviosismo propio de esa joven de 22 a?os que aspira al puesto de secretaria. El final de la pel¨ªcula es un a?adido de un documental con Junge en el que la secretaria realiza una especie de autocr¨ªtica sobre su pasado al relatar c¨®mo un d¨ªa en M¨²nich, donde falleci¨® hace dos a?os tras la publicaci¨®n de sus memorias, se encontr¨® con una placa conmemorativa de dos chicos h¨¦roes de la resistencia, los hermanos Scholl, ejecutados en 1942 por repartir en la universidad panfletos contra el nazismo. Junge se dio cuenta de que los ejecutados ten¨ªan la misma edad que ella cuando comenz¨® su trabajo con Hitler y "en ese momento sent¨ª que no es ninguna disculpa haber sido joven entonces".
El gran personaje que devora con su interpretaci¨®n a todos los otros y los reduce a una condici¨®n casi de extras es Bruno Ganz. La interpretaci¨®n de este icono del teatro y del cine alem¨¢n est¨¢ llamada a entrar en los anales de la cinematograf¨ªa. Para ello, Ganz estudi¨® tres meses la literatura sobre el tema, tom¨® clases del acento austriaco de Hitler con un actor de Linz, cerca del pueblo natal del F¨¹hrer, y visit¨® una cl¨ªnica de enfermos de Parkinson para mimetizar sus movimientos de manos temblorosas. El resultado es espl¨¦ndido porque el papel de Hitler, as¨ª lo quer¨ªa el gui¨®n, no es el de un monstruo, sino el de un personaje de carne y hueso que acaricia a los ni?os de Goebbles y a su perra Blondi, se muestra amable con su entorno personal y alaba un plato de espaguetis poco antes de su suicidio. El riesgo de ofrecer esta visi¨®n de Hitler es enorme en un pa¨ªs que, por imperativos categ¨®ricos, est¨¢ obligado a actos de contricci¨®n, dolor de coraz¨®n y prop¨®sito de enmienda.
En dos horas y media, que se consumen como en un suspiro, la pel¨ªcula ofrece un espl¨¦ndido relato cinematogr¨¢fico del Berl¨ªn exterior donde mueren los ni?os en defensa de la ciudad frente a los rusos que avanzan y donde todav¨ªa se ejecuta a los desertores horas antes del final. Bajo tierra, el microcosmos de Hitler y su entorno en el b¨²nker. El estreno de la pel¨ªcula ha hecho correr r¨ªos de tinta en la prensa y ocupado muchas horas de debates y entrevistas en la televisi¨®n. Como no pod¨ªa ser de otra forma, la cr¨ªtica se divide. El prestigioso y temido jefe de las p¨¢ginas de cultura del Frankfurter Allgemeine Zeitung, Frank Schirrmacher, public¨® casi una s¨¢bana completa titulada "El segundo descubrimiento de Adolfo Hitler". En un subt¨ªtulo resume que, "con riesgo y premio" los autores "hacen visible lo que hasta hoy d¨ªa nos persigue". Schirrmacher centra su cr¨ªtica y elogios, adem¨¢s de en Ganz, en el papel del productor y guionista Eichinger, un producto del pijer¨ªo muniqu¨¦s que "ha conseguido lo que nadie hab¨ªa logrado: descubri¨® por segunda vez a Hitler. ?l, por extra?o que parezca, ha hecho por primera vez controlable a Hitler. Por primera vez es posible situar a Hitler en un contexto que no nos han prescrito de forma p¨®stuma". A?ade Schirrmacher: "Sin Bruno Ganz esto habr¨ªa sido impensable, pero ¨¦ste es s¨®lo un aspecto de la inteligencia de la obra".
Entre las cr¨ªticas negativas llama la atenci¨®n la del Spiegel Online, la edici¨®n digital del semanario que hace un mes ya hab¨ªa dedicado en la edici¨®n impresa la portada y 20 p¨¢ginas a la pel¨ªcula. Spiegel Online llega a la conclusi¨®n de que "su necesaria renuncia ante toda calidez, ¨¦pica e interpretaci¨®n hace de El hundimiento una pel¨ªcula, en definitiva, superflua. Para la banal comprensi¨®n de que en lo humano existe la maldad no habr¨ªa sido necesaria una cara producci¨®n cinematogr¨¢fica de 14 millones de euros que en la pantalla grande resulta tan plana e inofensiva como una serie de dos entregas en la televisi¨®n".
Babelia
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